1976-04-09-VOTE A PAGAR VERSIÓN 76

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VOTE A PAGAR, VERSIÓN 76


La República, 09 de abril de 1976.

Hace ya su tiempo, en un artículo publicado en La Nación, al referirme al sufrimiento tributario del costarricense, escribí la expresión “Pobre pueblo costarricense, que de un vote a ganar se encuentra ahora en un vote a pagar”.

Ahora surge la versión 76 de ese ”vote a pagar”. El estado costarricense, con el pretexto de financiar a las universidades –desfinanciamiento real y efectivo, el cual se hace necesario subsanar- no ha dudado ni un momento en gravar al pueblo costarricense con más impuestos que, según algunas estimaciones, van a canalizar recursos hacia el Estado en la astronómica suma de ¢500.000.000,00.

¿Cómo es posible que, si el financiamiento necesario de las universidades se acerca, si acaso, a una décima parte de dicha cifra, el Estado no diga la verdad y pretenda alegar que el “paquetazo” tributario es necesario para allegar recursos a las universidades?

La verdad es muy distinta. Ahora el pueblo costarricense tiene que pagar una torta más de los genios de este gobierno. Pues bien, a partir de los ingresos tributarios excesivamente elevados de la época hiperinflacionaria figuerista, el Gobierno del presidente Oduber creyó que podría continuar con un festín, puesto que la inflación aseguraría más y más ingresos tributarios. Felices, los del actual Gobierno no dudaron en elevar el presupuesto a límites jamás vistos en la historia fiscal del país.

¿Pero, qué pasó? Que se han presentado situaciones depresivas en nuestra economía; que hace mucho tiempo no invierten en el país empresas extranjeras; que muchos nacionales, por la desconfianza existente, han sacado recursos del país; que las utilidades de las empresas han bajado sustancialmente; y que todo esto ha tenido el efecto de reducir los ingresos del Estado. Éste, a fin de continuar con su gasto disipado, con sus festines y desembolsos irresponsables, no tiene ahora otra alternativa aparente que la de aumentar las recaudaciones que paga el pueblo.

En lugar de reducir el gasto público, se busca reducir los recursos de los consumidores y productores nacionales. Por ello, es puro cuento que el “paquetazo” tiene que aprobarse para financiar a las universidades. Si el gobierno pusiera orden en casa, habría recursos liberados para financiar la educación superior. Lo demás son cuentos. Lo único real es un vote a pagar, versión 76, que, como las tiras cómicas, parece que seguirá con nosotros, a través de los años.