1984-07-02-DOS RECIENTES AMENAZAS A NUESTRA LIBERTAD

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DOS RECIENTES AMENAZAS A NUESTRA LIBERTAD


Comentario en Radio Monumental, 02 de julio de 1984.

No puedo evitar tener que refirme a dos hechos sucedidos recientemente en nuestro país que falsean dos pilares da la libertad que ha caracterizado nuestra vida ciudadana durante muchos, pero muchos, años. Me refiero, específicamente, en primer lugar, a la expulsión del periodista nicaragüense señor Leonardo Montalbán, por órdenes del Consejo de Seguridad del Gobierno de Costa Rica y, en segundo lugar, al ametrallamiento de una nave aérea de parte de nuestras fuerzas policiales. Ambos tienen mucho en común, especialmente confirmado por dos pobres declaraciones al respecto del Ministro de Seguridad, don Ángel Edmundo Solano.

Voltaire nos dijo una vez que él podría estar en desacuerdo con nuestras ideas, pero daría su vida por defender nuestro derecho a expresarlas. Tan noble posición ante la defensa del derecho ajeno, es nefastamente olvidada por nuestras autoridades gubernamentales, quienes alejándose del derecho de libre expresión, se lo conculcan a un hombre libre deseoso de criticar hechos que no le parecen correctos. En las declaraciones del señor Montalbán nunca critica la política interna costarricense, sino, más bien, a las actuaciones del denominado Grupo de Contadora. El presunto alegato de nuestras autoridades para expulsar al señor Montalbán, de haber ofendido a un gobierno amigo, no tiene sustento moral por dos razones fundamentales: primero, que no parece que tal ofensa exista y, si la hubiere, nuestros preceptos legales de libertad con responsabilidad, poseen mecanismos para ponerles coto. En segundo lugar, la soberanía nacional no puede supeditarse a los deseos de otras naciones, por más que sean amigas, queridas y afectas, como aparenta haber sucedido en este caso.

Pero, además de estas dos razones, existe la tradición en Costa Rica de que se brinda libertad a los extranjeros de expresarse libremente, siempre que no violen las leyes, al igual que a todo costarricense.

Lamentablemente, don Ángel Edmundo Solano, el Johnny de este gobierno, le hace un flaco servicio a la inteligencia y al mantenimiento de las libertades fundamentales que poseen los seres humanos. Se dejó decir, en esta emisora, que “pensando en voz alta, ¿quién sabe si los mismos grupos que hoy protestan por la expulsión del señor Montalbán, harían lo mismo si el expulsado fuera uno de Xinjua, la agencia periodística de China Roja, o de alguno de la izquierda? Ofende el pensamiento del Ministro de Seguridad a la observancia de los derechos humanos que por mucho tiempo hemos mantenido los costarricenses, pues nadie está expulsando a ningún periodista de izquierda, quienes, más bien, con suma frecuencia utilizan nuestros medios de comunicación para exponer cuanta solidaridad filo-comunista desean expresar las izquierdas. Los costarricenses somos fieles testigos de toda la propaganda comunistoide y piricuacófila que se expresa libremente en nuestro país, incluso en los medios más sorprendentes.
La segunda amenaza involucra directamente al Ministerio de Seguridad. La libertad de movimiento en nuestro país no está restringida ni limitada. Recientemente, en pleno mediodía, autoridades gubernamentales efectuaron disparos que pusieron en peligro a la vida de los tripulantes de una avioneta que volaba cerca de nuestra frontera norte. Esta avioneta había salido de Pavas y fue forzada a aterrizar, con impactos de bala, en las playas de nuestro Atlántico Norte.

Este hecho, recordatorio del derribo del jumbo coreano por el desalmado ejército de la Unión Soviética, es más sorprendente aún que el de los rusos, pues ellos tenían prohibido que se realizaran vuelos sobre su país, mientras que en el nuestro nadie había dicho que la libertad de movimiento estaba prohibida.

Don Ángel Edmundo, de nuevo, piensa y dice que “El Ministerio no asume ni asumirá ninguna responsabilidad por el derribo de aviones”. Esta filosofía a lo Pancho Villa, de “primero disparen y después viriguan quien vive”, no tiene fundamento ético, moral y legal en nuestro país. Al contrario, la asunción de responsabilidades por los actos de los funcionarios públicos está plenamente establecida tanto en nuestra tradición como en nuestras leyes. Si el Ministro Solano no asume ni asumirá esas responsabilidades, lo mejor que puede hacer es irse para su casa y que otra persona, quien haya jurado ante la Constitución, responsabilidad por el cumplimiento de nuestras leyes, mejor tome su lugar.