1985-09-30-UNA ACTITUD ANTE EL TAMAÑO DEL ESTADO

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UNA ACTITUD ANTE EL TAMAÑO DEL ESTADO


Comentario en Radio Monumental, 30 de setiembre de 1985.

Tenía la esperanza de que en la actual campaña electoral los dos principales partidos políticos del país ̶ Unidad Social-Cristiana y Liberación Nacional ̶ se hubieran de referir, concreta y claramente, al problema que el gran tamaño del Estado costarricense impone a nuestras posibilidades de desarrollo económico y social. Hasta el momento, mis esperanzas se han convertido en frustración y, tal vez, en los programa de gobierno se hará referencia a este tan importante tema. Por supuesto que sabemos que los programas de gobierno no necesariamente se hacen para cumplirlos, pero el debate que ocasionan puede servir para que nuestros dirigentes políticos escuchen las opiniones de los ciudadanos.

Hasta el momento me han sorprendido algunas declaraciones de altos funcionarios de este gobierno en relación con el tema del Estado y su tamaño con respecto a la economía nacional. La primera frases aquella de un ministro, de que “el tamaño del Estado es aquel que los costarricenses queremos”. Ni más ni menos lo que nos dice el político es que los costarricenses tenemos el tamaño del Estado que queremos.

No sólo dicha visión ignora el clamor constante de la ciudadanía, de todos los partidos políticos, para que se ponga coto al excesivo gasto público, sino que desconoce algo elemental en nuestro país: la forma en que se elaboran y aprueban los presupuestos de gastos e ingreso del sector público. ¿Acaso a cada uno de nosotros se nos pide opinar acerca de cada uno de los proyectos de gasto del gobierno, así como acerca de los impuestos con se han de financiar? La anterior idea ha sido expresada por un connotado economista de este gobierno y refleja, casi nada, un desconocimiento total de la naturaleza de la demanda de bienes públicos y su financiamiento, elementos que se nos enseñan en nuestras facultades universitarias.

Igualmente llamativa es la frase expresada por otro ministro en una reciente reunión, la que, más o menos, rezó así: “No confundamos desestatizar con privatizar, tal como pretenden algunos al volver al siglo XIX”. Este señor no sólo desconoce la historia económica, sino que también exhibe una lógica extraña: si desestatizar no significa privatizar, entonces, ¿qué significado tiene?, ¿se está en presencia de una nueva categoría, que no es ni pública ni privada? Esperamos que tan confuso razonamiento sea desenredado por aquello de que muchos ciudadanos exigimos diafanidad en la expresión de nuestros funcionarios públicos,

En tanto que ese mismo funcionario nos dijo en esa misma reunión que el “crecimiento del Estado es inexorable”, algunos abrigamos las esperanza de que sea lo contario. Por eso no me extraña que estos funcionarios se acomoden perfectamente a lo que una vez dijo Warren Nutter: “Poco nos maravilla que intelectuales en este país hayan llegado a adorar al gobierno como el medio para resolver todos los problema reales o imaginados, Para ellos el gobierno no significa más que ellos mismos. Piden tan sólo que les den el poder y prometen arreglar las cosas. Su receta para todas las enfermedades es simple: tener la gente correcta para hacer la cosa correcta en el momento correcto y en la medida correctas. En otras palabras, ponga usted su confianza en la élite natural de la intelligentsia y todo estará bien. El error es sinónimo de decisiones por parte del hombre común y corriente”.

Pienso todo lo contrario de lo que creen esos intelectuales de nuestro establishment. Por eso creo que el tema del tamaño del Estado debe ser debatido por todos los hombres comunes y corrientes de este país y que es obligación de quienes pretenden gobernarnos que este tópico sea conocido y analizado durante esta campaña. Esto es lo verdaderamente importante… lo demás es cosmético.