1985-10-14-ACERCA DE LA GUERRA Y LA PAZ

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ACERCA DE LA GUERRA Y LA PAZ


Comentario en Radio Monumental, 14 de octubre de 1985.

Probablemente si se pidiera a los costarricenses que levanten la mano aquellos quienes están a favor de la guerra, muy, pero muy, pocos lo harían. De aquí que me parece que la propaganda de un partido político en la que se asevera que su contrario está a favor de la guerra y en contra de la paz, más que dañar a su contrincante, inflige un enorme menoscabo al país como un todo.

En otra ocasión señalé mi complacencia porque ciertos asuntos de interés nacional, se han sustraído de la esfera politiquera y se ubicaban en el plano apropiado. Me refería, en primer lugar, a las políticas de defensa del país y, en segundo lugar, a la voluntad expresada por el Canciller Carlos José Gutiérrez, al igual que otros quienes le precedieron en el cargo, de que nuestra diplomacia internacional estuviera menos condicionada a los avatares electorales y más al interés conjunto de preservar la institucionalidad costarricense.

Es muy triste que la propaganda de un partido político intente separar a los costarricenses en dos bandos: los que están a favor de la guerra y los que están en contra de ella, al tiempo que se deja de lado el verdadero problema, cual es la naturaleza del gobierno sandino-comunista y la necesidad de que Costa Rica pueda defender las instituciones de las cuales nos enorgullecemos.

Este es el meollo del asunto y no la falsedad de una campaña absolutamente equivocada y deshonrosa para con la manera de ser del costarricense.
En esto días ha sucedido una serie de hechos relacionados con la actitud de nuestro país hacia la dictadura nicaragüense, que es muy importante que se analice con toda claridad y franqueza. Me refiero, en especial, a las declaraciones recientes del embajador itinerante de Costa Rica, José Figueres Ferrer, quien señaló que “¿Por qué tenemos que ir nosotros a la frontera a decirles a los nicas la clase de Gobierno que deben tener?”. Esta afirmación significa que hay costarricenses, según el embajador Figueres, quienes pretenden intervenir en los asuntos internos de Nicaragua, cuando, en realidad, las cosas parecen ser al revés y que, más bien, lo que nos interesa es que nos dejen solos con nuestro sistema y nuestras instituciones y que no se cumplan las predicciones del sandinista Tomás Borge, de extender las llamas revolucionarias por todo Centro América.

Por ello es que me llama la atención la afirmación del embajador Figueres, de que, por fortuna al candidato presidencial, Oscar Arias, “se le iluminó el pensamiento y está diciendo que es neutral en lo de Nicaragua”. Si a esto unimos la muy desatinada campaña del Partido Liberación Nacional sobre el tema, en que trata de dividir a los costarricenses y ponerlos a pelear entre hermanos, puede ser que estemos en presencia de un problema más serio que el que podría ser aquel de simple oportunismo electorero. Esto es, que el candidato Arias Sánchez se acerque a un entendimiento con el gobierno sandinista, sin que, al mismo tiempo, se asegure la institucionalidad costarricense.

La reciente visita a los Estados Unidos del candidato liberacionista tuvo como uno de sus puntos más destacados una reunión con un dirigente del ala izquierda del Partido Demócrata, Edward Kennedy, quien no sólo ha sido un severo crítico de la política del Presidente Ronald Reagan hacia Centro América, sino que también ha promovido un entendimiento con el régimen marxista-sandinista de Nicaragua, lo que significaría la santificación de una nación expansionista en sus concepciones totalitarias, en nuestra propia frontera norte. Al mismo tiempo, se ha llegado a saber que el asesor extranjero de la campaña política de Liberación Nacional, es un cercano asociado a esos círculos izquierdistas del Partido Demócrata de los Estado Unidos, cuyos consejos pueden haberse traducido en aquella “iluminación del pensamiento de Arias”, al que se refirió Figueres.

Todos estos hecho indican, en apariencia, un problema más serio del que muestra ser: en esta hora de definiciones, los costarricenses debemos tener mucho cuidado en lo que se refiere a nuestras relaciones externas con Nicaragua y, en especial, de las medidas internas por tomar ante las amenazas potenciales de un país, el cual no ha cesado de cuestionar y amenazar la existencia de nuestras instituciones. Llegar a una presidencia, no vale la entrega de la Patria.