1986-01-27-EL DISCURSO DEL EX PRESIDENTE FIGUERES

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EL DISCURSO DEL EX PRESIDENTE FIGUERES


Comentario en Radio Monumental, 27 de enero de 1986.

Hace pocos días, en cadena de televisión, se escuchó el discurso del ex Presidente de la República, don José Figueres, cargado de frases hirientes que incitaban al odio entre costarricenses. A quienes en el pasado admiramos al ex Presidente no nos queda otra alternativa que meditar acerca del ocaso de quien fue tan apreciado en ciertos círculos, en ciertos momentos.

La razón por la cual miro con desprecia absoluto y firme la dicho por el señor Figueres, se debe a que pretende introducir un nefasto odio dentro de la familia costarricense. Me pregunto: ¿en cuántas familias de Costa Rica no hay un padre o una madre quienes tienen aprecio por cierto partido político mientras que el otro considera que es mejor para el país que gobierne un grupo diferente? Por lo dicho por Figueres, uno de estos partidos, al cual llamó mariachi, no vale nada como grupo. Me imagino que, según su animadversión, eso esposos no podrán mirarse a los ojos porque uno de ellos no es figuerista. Contra el odio que pregona ese señor, los esposos deben esgrimir el amor que reina en el hogar costarricense.
Tenía tres años de edad cuando sucedieron los hechos del 48. Mi padre fue afecto a la insurrección figuerista. Yo no soy de ese partido. Según Figueres, mi padre, si viviera, debería odiar a su hijo porque opina diferente. Frente al odio que busca inculcar Figueres, yo esgrimo el amor filial.

Tengo muy buenos, excelentes y queridos amigos, quienes pertenecen a un partido político distinto al de mis inclinaciones. Si siguieran el consejo de Figueres deberían por odiarme por un pasado político. Estoy seguro de que esos amigos, imbuidos de solidaridad y fraternidad, entre otras cosas, no harán caso al odio de Figueres y, más bien, ahora se darán cuenta, gracia a su discurso, con mayor claridad del valor que tiene el cariño y el aprecio de los seres humanos en civilización.

Hay hermanos quienes militan en distintos partidos políticos: el rostro del odio de Figueres, por ese simple hecho de tener distintas preferencias, podrá ser tapado para siempre con el límpido velo de la hermandad.

¿Puede, acaso, el maestro dar cobijo al odio que predica Figueres, porque sus discípulos tienen otras preferencias políticas? Evidentemente, el odio no puede surgir en la noble relación entre quien enseña y quien aprende.

Los costarricenses hemos podido mantener un orden civilizado y perfectible, porque hemos escogido vivir en libertad, con paz y con justicia, en una sociedad abierta. Son los enemigos de esa sociedad abierta quienes obtendrían profusas ganancias si la cohesión, la solidaridad en que vivimos los costarricenses, se ve fracturada, El odio entre compatriotas precisamente logra eso: romper el tejido social que nos une y abriga, al abrir una fisura por la cual puede penetrar la infección marxista de los vecinos del norte. Es por ello que todos los costarricenses, al unísono, sin diferencia de partidos políticos democráticos, debemos gritar un No rotundo al odio que predica aquel señor y esgrimir, al mismo tiempo, el escudo de la tolerancia. Da vergüenza esta campaña tan innoble que lleva a cabo el ex Presidente Figueres.