1985-02-25-FIGUERES, PIRICUACÓFILO

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FIGUERES, PIRICUACÓFILO


Comentario en Radio Monumental, 25 de febrero de 1985.

Las recientes declaraciones del ex Presidente de la República, don José Figueres, en las que califica de “majadería” y de “ganas de pelear de los periódicos” a la posición que han asumido ante aquella del gobierno debido al problema suscitado por la violación del derecho de asilo de parte de las autoridades sandinistas, en el conocido caso del señor Urbina Lara, no pueden, bajo ningún punto de vista, pasar desapercibidas y, mucho menos, respondidos con un simplona y torpe sonrisa de parte de los funcionarios de este gobierno.

Todavía no sé si las expresiones piricuacófilas del señor Figueres son producto de su avanzada edad, quién, sin demérito del paso de los años, puede haber evolucionado a estadios de senilidad a los que la naturaleza empuja al finito ser humano o bien, son la expresión de un verdadero y honesto afecto ideológico por la dictadura izquierdista de Nicaragua y de todo lo que ella representa.

Ya sea un problema de senilidad o de afiliación ideológica, al costarricense le debe haber chocado el aprecio brindado por el ex Presidente Figueres a los gobernantes sandinistas, quienes se han caracterizado por la hostilidad a los principios que mantenemos los costarricenses y, sobre todo, por una constante agresión verbal y física a nuestra nación, a nuestro gobierno y a todo lo que les huela o les significa esta aventura histórica llamada Costa Rica.

Por supuesto que aquella muleta a la cual se refería don Oscar Arias, tampoco es bien vista por el gobierno del Presidente Monge y creo que también por el mismo precandidato don Oscar Arias, así como por ese enorme grupo político llamado Liberación Nacional e igualmente por la mayoría del pueblo costarricense. De aquí que me cuesta entender, tal vez por lo tontico que soy, ciertas cosas que giran alrededor del amigo de los piricuacos, don José Figueres.

Primero, si Liberación dice ser anti-sandinista, ¿por qué mantuvo hasta hace bien poco al señor Figueres como presidente de ese partido, siendo sustituido en esa posición sólo porque los estatutos de esa organización le dan la presidencia a su candidato de turno y no por razones de tipo ideológico o geopolítico?

Segundo, ¿cómo es posible que, tanto usted como yo, aunque sea en un grado ínfimo, estemos pagando el sueldo como embajador itinerante o viajero, al señor Figueres, cuando éste, con declaraciones como las anteriores, le baja el piso al pueblo costarricense?

Tercero, ¿cómo puede ser que el Tribunal Supremo de Elecciones, que descansa en paz, permite que un funcionario gubernamental, como es el caso del embajador Figueres, participe activa y notoriamente en actividades político-electorales, sin que eso melle nuestro orden jurídico claramente establecido?

Finalmente, ¿cómo es factible que tanto costarricense aguante ser miembro de un partido político cuya figura más notoria se confiesa “amigo de los sandinistas”?
La sonrisa que lo expuesto por el señor Figueres provocó en nuestro gris Canciller, nos muestra por qué ella abunda en la boca de ciertas personas, mas no en la conciencia de los pueblos libres.