2001-04-17-POBREZA Y CRECIMIENTO

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POBREZA Y CRECIMIENTO


La Nación, 17 de abril del 2001.

Con suma frecuencia se escucha, urbi et orbi, que la globalización (o apertura comercial) no ha contribuido a la reducción de la pobreza. Así, por ejemplo, para el mundo, Jay Mazur en el artículo "Labor’s new internationalism" Foreign Affairs (enero-febrero, 2000, pág. 81) dice: "la globalización ha incrementado dramáticamente la desigualdad entre y dentro de las naciones..." y aquí alguien dijo: "Si me preguntan que cómo está la población con respecto a hace 20 años, yo diría que en términos relativos estábamos mejor entonces". (“Estado no hizo su parte”, La Nación, 2 de abril del 2001, p. 38-A).

Dos estudiosos de estos temas, David Dollar y Aart Kraay, decidieron ver el nexo que hay entre pobreza y crecimiento en Growth Is Good for the Poor (Development Research Group, Banco Mundial, marzo del 2000). Para ello, trataron de responder a ¿Cuál es la relación entre el crecimiento del ingreso de toda una economía y el del 20 por ciento que constituyen los más pobres y en qué proporción la apertura al comercio internacional beneficia a esos pobres?

Uno de los hallazgos de este estudio de 80 países por cuatro décadas, es que hay una relación estrecha entre el crecimiento de los ingresos generales y el aumento de los ingresos de los pobres. No es un caso de goteo (trickle-down) en que los ricos primero aumentan sus ingresos y luego lo hacen los pobres, sino que simultáneamente se elevan los ingresos de los ricos y de los pobres, de la población en general. El aumento en los ingresos de los pobres se explica y se da cuando aumentan los ingresos de la generalidad de la población.

Además, esos autores encuentran que si dividen en dos la muestra total a partir de 1980, la relación entre el crecimiento del total de los ingresos y el de los pobres es casi la misma, por lo cual no puede aseverarse, como dicen algunos, que la globalización ha aumentado la desigualdad a lo interno de los países. Además, encuentran que la apertura impulsa el crecimiento de las economías y no tiene efecto significativo alguno sobre la distribución del ingreso. En síntesis, la globalización da lugar a un crecimiento de los ingresos del que participan plenamente los pobres.

Los autores continúan su estudio para valorar qué tipo de políticas económicas benefician a los pobres y concluyen su análisis en que, "contrario a los mitos populares, las políticas macroeconómicas usuales a favor del crecimiento económico son buenas para los pobres en cuanto aumentan sus ingresos medios, sin ningún efecto adverso significativo sobre la distribución del ingreso" y que "el paquete básico de políticas de derechos de propiedad privada, disciplina fiscal, estabilidad macroeconómica y apertura al comercio internacional incrementan el ingreso de los pobres en el mismo grado en que aumenta el ingreso de las otras familias..." (pág. 6).

Se debe meditar acerca de cuáles podrían ser los verdaderos propósitos de quienes hacen afirmaciones sin sustento empírico alguno como las que me he referido al principio de este comentario. Para algunos puede ser que vuelve la hora de reaccionar contra cualquier propósito de profundizar nuestra apertura comercial. Una nueva etapa de liberalización comercial al amparo del ALCA se ve venir a pasos firmes y por ello su pretensión es cómo enrostrar las más nocivas consecuencias a la apertura comercial, aunque lo dicho sea absurdo y contrario a los hechos. Con dichas afirmaciones intentan que el país se trague el cuento de que la apertura y la globalización no han sido un buen negocio, cuando ciertamente lo que buscan es frenar los esfuerzos para ampliar nuestra apertura comercial. Tal freno, de lograrlo, sería un buen negocio personal: su dilema es cómo podrían participar más en los mercados internacionales a la vez que protegen sus cotos de caza domésticos.