Página 2 de 17 PrimerPrimer 12345612 ... ÚltimoÚltimo
Resultados 11 al 20 de 167

Tema: Artículos publicados en Diario La Nación 1990-1999

  1. #11
    1990-03-07-REFORMAR LOS REGÍMENES DE PENSIONES

    ----------------------------------------------------------------------------------------------


    REFORMAR LOS REGÍMENES DE PENSIONES


    La Nación, 07 de marzo de 1990.

    A fines del año pasado, se habló mucho acerca de la necesidad de reformar los actuales regímenes de pensiones. En especial, en ese entonces, los dos candidatos presidenciales, señores Calderón y Castillo, indicaron que eran impostergables, a la luz de las presiones que estaban ejerciendo sobre las finanzas públicas una serie de sistemas de pensiones en situación financiera difícil.

    En fechas recientes se ha aclarado el grave panorama de los recursos a disposición del Estado. Se sabía que el déficit era grande ̶ así nos lo había advertido el Dr. Miguel Ángel Rodríguez desde el año pasado ̶ pero no imaginábamos que llegaría a una suma que casi más que duplicó el déficit aceptado en la última negociación con el Fondo Monetario y, si las cosas continúan como están, para 1990 el déficit oscilará entre 24.000 y 27.000 millones de colones.

    Esto va a exigir una serie de profundas reformas impostergables en las finanzas del Estado y para lo cual no valdrá como excusa la inacción estatal. Entre otras, se requiere que el Estado se declare en incapacidad de pagar los regímenes de pensiones que, al no mantenerse actuarialmente; esto es, que no se paga con lo que los participantes en el régimen le abonan (y con lo que se genera de intereses), concluyen cayendo sobre los presupuestos de la República, de manera que ese faltante lo terminan por pagar todos los costarricenses.

    El Estado tiene como alternativa aumentar la edad para pensionar a los participantes del régimen o elevarles las cuotas que pagan. No puede continuar cargando a todos los costarricenses para que se pague un privilegio resultado del favor electorero o de la visión miope de ciertos gobernantes. Por supuesto, queda la otra alternativa: la de no hacer nada. En este caso, más tarde o más temprano, los perezosos serán enjuiciados por no haber hecho algo bien, en el momento oportuno, frente a la inevitable quiebra de los sistemas de pensiones.

    La decisión de intervenir dichos regímenes deficitarios debe disponer de algún mecanismo de transición, mientras se pone orden en ellos y me atrevo a señalar que, por la trascendencia de estos actos, se requiere de la colaboración política del principal partido de oposición al gobierno, en donde personas muy serias han manifestado su honda preocupación, por el inminente colapso de los regimenes de pensiones privilegiadas.

  2. #12
    1990-03-14-LOS EXENTOS

    ----------------------------------------------------------------------------------------------


    LOS EXENTOS


    La Nación, 14 de marzo de 1990.

    Las autoridades del gobierno entrante han sido claras en que uno de los principales objetivos será eliminar el serio déficit fiscal, el cual ha puesto en peligro la estabilidad de nuestra economía.

    La última información que he recibido me indica que el déficit total del sector público en 1989 más que duplicó la cifra que se había acordado con el Fondo Monetario: si se toman en cuenta los pagos autorizados pendientes de liquidación ̶ como debe ser la medición apropiada del déficit, que debe tomar en cuenta al de caja y también lo que está flotando ̶ se elevaría a más de diecisiete mil millones de colones en este año recién pasado.

    Los encargados de la parte económica del nuevo gobierno tendrán que entrarle a los diferentes regímenes de exenciones, a fin de lograr la recuperación en las finanzas públicas. A los “exentos” se les deberá revisar, porque si bien estas políticas pueden ser lógicas en algunos casos (como, por ejemplo, exonerar las importaciones de insumos a ser usados en la producción de exportaciones no tradicionales, para garantizar a los exportadores un régimen de neutralidad ante el resto del mundo), en otros casos no parece tener más sustento que la habilidad del “lobby” y la “apertura mangancha” de políticos que, en su momento, les depararon una renta otorgada por el Estado.

    Hay en nuestra nación una situación interesante, cual es la exoneración en el pago del impuesto sobre la renta en las empresas cooperativas. Algunas de estas son de las firmas más grandes del país; sin embargo, tales empresas no tributan, lo cual distorsiona la forma de propiedad, disminuye la base del impuesto sobre la renta, lo que requiere de un aumento en los impuestos que el resto sí debe pagar y se eleva la protección efectiva a los sectores privilegiados.

    Es más, al régimen cooperativo (así como también para otros grupos) se le da otra serie de exenciones, como no pagar impuestos a la importación de ciertos vehículos lo cual conduce a un incremento sin justificación en las importaciones, además de que se desperdician nuestros escasos recursos. Asimismo, tales empresas no tienen que pagar el impuesto territorial ni el arancelario ni la sobretasa sobre las importaciones de ciertos bienes.

    Todas estas exoneraciones ya llevan mucho tiempo: para el mantenimiento del privilegio no se puede alegar ahora que es para ayudar una actividad naciente en tanto se desarrolla. Es hora de que también sean copartícipes de los tributos que muchas otras actividades del país sí tienen que pagar.

  3. #13
    1990-03-21-TEMAS DE GASTO PÚBLICO

    ----------------------------------------------------------------------------------------------

    TEMAS DE GASTO PÚBLICO



    La Nación, 21 de marzo de 1990.

    Funcionarios del nuevo gobierno han enfatizado la necesidad de eliminar el serio problema del exceso de gasto público sobre los impuestos; esto es, se requiere eliminar el déficit fiscal, cuyos pasos de animal grande rondan por allí de los 31.000 millones de colones en 1990.

    Como para lograr este fin los costarricenses esperamos que no sea sólo por aumento de los impuestos, debemos poner atención a todo tipo de medidas que, sin causar costos que excedan los beneficios de tales gastos, conduzca a una más eficiente asignación de recursos. Por ejemplo, me ha llamado la atención el proyecto del Instituto de la Familia, que bien puede lograr bajar los recursos gastados, al tiempo que se logran beneficios mayores, El Instituto de la Familia podría absorber entidades tales como el IMAS, el Patronato Nacional de la Infancia, las Asignaciones Familiares y lograr mantener nuestra red social, al tiempo que se elimina el gasto triplicado de fondos, que hoy más que nunca nos interesan ahorrar.

    Hay sectores del Estado en que la prolijidad de instituciones que tratan de lo mismo, se hace casi insoportable ̶ aunque sus beneficiarios insistan en su individualidad ̶ y cuya fusión bien podría derivar en una economía sustancial para todos los costarricenses. Para el sector externo hay un Ministerio de Exportaciones (últimamente llamado de Comercio Exterior), pero en el de Economía existen dos dependencia importantes dedicadas a asuntos parecidos, como son la de Comercio Exterior y la de Integración Económica, que podrían ser fusionadas, También el Centro para la Promoción de las Exportaciones y posiblemente oficinas en el Banco Central que tienen a cargo asuntos similares, deberían formar parte de esa sola entidad que trataría de los asuntos del comercio internacional.

    En el campo de la salud merece considerarse la fusión de la Caja del Seguro Social con el Ministerio de Salud, pues hasta hay oficinas a nivel municipal que básicamente tratan de lo mismo. Lo esencial, si se quiere, es que se continúe dando un mismo servicio, pero gastando menos recursos.

    La obligación del gobierno, que pronto apretará la faja a toda la ciudadanía, están en poner orden primero dentro de su casa: bajar el gasto público antes que el privado. Así pueden progresar las personas, en especial las menos favorecidas, quienes generalmente resultan ser las más dañadas por el desperdicio del gasto público y por la inflación.

  4. #14
    1990-03-28-EQUIDAD EN LAS CARGAS


    ----------------------------------------------------------------------------------------------


    EQUIDAD EN LAS CARGAS



    La Nación, 28 de marzo de 1990.

    Tal como he señalado en días recientes, parece impostergable un alza en los impuestos, aunque se busque disfrazar bajo el manto de que se trata de mejorar la recaudación de los existentes. Un punto importante es cómo se van a distribuir las cargas, lo cual hace oportuno tener presentes los abundantes regímenes de privilegio tributario en nuestro país.

    Unas de las gollerías más impresionantes es la exoneración de impuestos a la importación de vehículos. Mientras el ciudadano, dejado de la mano de Dios y desprotegido de la cobija de la exoneración, paga gravámenes por la importación de vehículos que más que duplican su valor, ciertos gremios han logrado, mediante legislación diseñada en su favor, que no tengan que pagar esos impuestos. Posiblemente si en Costa Rica se hiciera un estudio, pero en serio, acerca de las exoneraciones de impuestos a los vehículos que circulan en nuestro país, se determinaría que la mayoría de los de lujo han arribado producto de una exoneración.

    Trato de recordar algunos de esos regímenes de privilegio y me acuerdo, por supuesto que de primero, de la exoneración que tienen los diputados, así como la de los diplomáticos costarricenses que regresan al país; también están los pensionados y las de vehículos que, si bien son del Estado, los disfrutan los altos jerarcas del gobierno; asimismo, recuerdo a los inválidos, los taxis de lujo, así como a ciertas entidades de beneficencia que rifan carros y ¿qué sé yo cuántos más “exonerados” ingresarán en el país?
    Es muy posible que los diputados entrantes decidan poner nuevos impuestos, de manera que será una buena ocasión para que ellos se ganen el respeto ciudadano. Propongo que renuncien al privilegio de importar vehículos exonerados (generalmente Mercedes, BMW, Range Rover y similares) y que, al mismo tiempo, se les permita disfrutar, en tanto son diputados, de vehículos populares, como los que ciudadanos comunes y corrientes pudieron adquirir con la rebaja de impuestos dada hace unos años. Así, el diputado rural podría disponer de un “yipsito” para sus giras en el campo y, el urbano, de su auto para realizar sus ajetreos citadinos.

    Con esta decisión los ciudadanos podríamos pensar que los diputados no han legislado en su favor, sino que tienen muy presente una actitud responsable ante la ciudadanía. Al ponérsenos más impuestos, debemos exigir una distribución más justa de las cargas tributarias y eso incluye las exoneraciones en el pago de impuestos a las importaciones de vehículos, que actualmente disfrutan, entre otros, los diputados.

  5. #15
    1990-04-06-PERMANENCIA DE BUENAS POLÍTICAS

    ----------------------------------------------------------------------------------------------


    PERMANENCIA DE BUENAS POLÍTICAS


    La Nación, 06 de abril de 1990.

    Como resultado del reciente Seminario sobre Políticas Económicas en Costa Rica, se recibió la visita de algunos distinguidos economistas chilenos. Varios de ellos fueron partícipes de la formación de políticas económicas en el anterior gobierno de Pinochet, en tanto que otros han sido críticos permanentes de la dictadura. Todos estos profesionales no sólo comparten una enorme capacidad, sino también el deseo de que otros entendamos a plenitud qué es lo que ha sucedido en ese país y qué se puede esperar ante la llegada al poder del presidente Aylwin.

    Estos economistas, a quienes algunos peyorativamente han llamado “los Chicago Boy´s”, son distinguidos profesionales no sólo en su país sino también en el extranjero, en donde varios son profesores de respetables universidades norteamericanas y sus libros son objeto del estudio riguroso de la academia.

    A uno de ellos, el Dr. Sebastián Edwards, le pregunté si el nuevo gobierno de Aylwin cambiaría las políticas económicas que caracterizaron la era de Pinochet. Me respondió que creía que, tan sólo en cosas menores, en general sería mucho más liberal de lo que fue el programa inicial de Pinochet en 1973. Esto es, que únicamente habría algunos cambios pequeños en los lineamientos generales del programa de desarrollo chileno.

    Abundó al decir que la razón para no cambiar las buenas políticas económicas era evidente. Chile, históricamente un paìs con muy elevadas inflaciones, en los últimos años la tenía controlada; el problema de desempleo había desaparecido gradualmente; le había hecho frente a los pagos de la deuda externa, la cual más bien se redujo; las exportaciones habían aumentado asombrosa y continuamente y un crecimiento similar se habría logrado en el producto nacional bruto per cápita.

    Sin duda que el equipo económico de Aylwin hará cambios: mencionó que variarán ciertas reglas sobre la contratación laboral, pero que, en general, los economistas del nuevo gobierno mantendrán las buenas políticas proseguidas por el anterior gobierno.

    Para desmayo de quienes sólo buscan lunares en el esfuerzo chileno, me manifestó que ciertamente habìa pobreza en Chile; que la ha habido y la habrá, como sucede en todo el mundo, pero que la clave del éxito de las políticas económicas, desde el punto de vista social, estaba en que los grupos de miseria extrema habían sido objeto de ayuda directa y sin ambages, en tanto que se habían eliminado los privilegios, obtenidos al amparo estatal, de los grupos de ingresos relativamente mayores, quienes por supuesto, fueron los mayores oponentes a las buenas políticas económicas del modelo chileno.

  6. #16
    1990-04-08-ALERTA A LOS TRABAJADORES
    ---------------------------------------------------------------------------------------------

    ALERTA A LOS TRABAJADORES


    La Nación, 08 de abril de 1990.

    Desde hace algunos días se escucha el runrún de que, como parte del plan financiero del nuevo gobierno, a fin de reducir el norme déficit que ha heredado, planea un aumento en las cuotas del Seguro Social.

    No se trata de si quien lo paga es el trabajador o el patrono: en última instancia un aumento en tales impuestos se refleja en una disminución de la demanda de mano de obra, lo que significa un aumento en el desempleo, al sustituirse mano de obra relativamente más cara por otros factores de producción, ahora abaratados en comparación con el trabajo.

    Ha pasado bastante tiempo desde que di una lucha en contra de los impuestos a los salarios: la ominosa historia de las Asignaciones Familiares es un ejemplo de oídos sordos a la inteligencia del buen análisis económico. No fue sino 20 años después cuando el ex Ministro de Hacienda Fernando Naranjo reconoció que, encarecer el rebajo con cargas sociales, era un freno a nuestras exportaciones, cuya ventaja comparativa reside en bienes que utilizan comparativamente más mano de obra, relativamente abundante en nuestro país.

    No puede aceptarse el argumento de que elevar las cuotas de la Caja sea necesario para disminuir el déficit del Estado. Con este argumento, cualquier otro impuesto también lo logra. Un empobrecimiento debido al uso más ineficiente de nuestros recursos, al encarecerse más la mano de obra, se traduce en una base impositiva menor y, por ende, en una disminución en el total de las recaudaciones fiscales.

    Debe haber mejores opciones que las que nos presentan quienes sugieren elevar los impuestos al salario. Simplemente piénsese que una reducción en el gasto público también logra una disminución del déficit del gobierno. Resulta una posición cómoda que sólo por vía de los impuestos se cierre el déficit, cuando generalmente, al darle mayores recursos al Estado sólo sirve para que, poco después, de nuevo aumente su gasto y, otra vez, surja el déficit. Somos testigos de cuántos paquetes tributarios se nos han puesto para cerrar el déficit, que poco después resurje como ave fénix.

    Es hora de que la inteligencia prime y de que no se engañe más al trabajador. Un impuesto al salario precisamente va en contra de los grupos más desvalidos de nuestra sociedad. Debe avanzarse de las palabras a los hechos.

  7. #17
    1990-04-15-MÁS IMPUESTOS, MÁS GASTO
    -------------------------------------------------------------------------------------------

    MÁS IMPUESTOS, MÁS GASTO


    La Nación, 15 de abril de 1990. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. 129.

    Hay un fenómeno político que debe analizarzse con atención por los interesados en los asuntos públicos. Me refiero a que con frecuencia los gobernantes señalan que, para equilibrar el déficit del presupuesto del gobierno –dado que se gasta más que de lo que recauda– es necesario aprobar un nuevo paquete tributario, lo que les permitiría llenar tal hueco.

    El problema es que, al paso de uno o dos años, de nuevo se presenta el déficit, pero con vitalidad renovada. El aumento de impuestos sirve de plataforma de lanzamiento de más gasto público. En años recientes, en la Administración Monge se aprobó un gravoso paquete tributario, que se supone traería sosiego a las finanzas públicas. Sin embargo, en la de Arias, otra vez, se nos gravó con un nuevo paquete, puesto que el déficit ya era insostenible y que, presuntamente, con la reforma se iría subsanar.
    He aquí dos ejemplos de “poner más impuestos para lograr más gasto”. Lo trágico es que, una vez más, como espada de Damocles, pende sobre nosotros una nueva alza de impuestos y, estoy seguro, que se afirmará que resolverá, de una vez por todas, el déficit. Si por la víspera se saca el día, con suerte no será sino en el gobierno del 94 al 98, cuando se apruebe un nuevo paquete, claro que para cerrar “en definitivo” la brecha deficitaria.

    Me decía recientemente un experto en finanzas públicas, Vito Tanzi, que en Costa Rica la carga tributaria es sumamente alta (me mencionó, creo que asciende a un 26 por ciento del PNB). Le expresé que, lamentablemente, al momento no veía que hubiera un esfuerzo significativo de reducir el déficit con una disminución de los gastos, sino que, al contrario, parecía que se acudiría, en gran proporción, a un nuevo aumento en los tributos. Porque también constituyen impuestos, las alzas en los combustibles cuando posiblemente el precio interno, excluyendo los impuestos que sobre él pesan, es superior al mundial y que era posible que tal cosa se presente con otros servicios públicos.

  8. #18
    1990-04-20-IMPUESTO A LA EXPORTACIÓN
    ----------------------------------------------------------------------------------------------
    IMPUESTO A LA EXPORTACIÓN


    La Nación, 20 de abril de 1990. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 207-208.

    Sin duda alguna que los mercados reaccionan ante los rumores. El estudio de las “bolas” se ha convertido en una técnica analítica respetable dentro del gremio de quienes tratan de predecir los comportamientos de, por ejemplo, las bolsas de valores, la inversión esperada y los flujos internacionales de fondos, entre otros similares.
    En gran parte tal respetabilidad se debe a que los agentes económicos están cada vez más informados y en mayor capacidad de evaluar los resultados de las políticas proseguidas por los gobiernos. Esto es, ya no es tan fácil engañar a unos cuantos todo el tiempo, ni a todos por poco tiempo y claro que nunca se ha podido engañar a todo el mundo, todo el tiempo. Si las autoridades mandan señales contradictorias a los agentes económicos, el daño resultante es, por lo general, oneroso, pues se pierde credibilidad en la inteligencia de quienes formulan tales políticas y, al reaccionarse en el mercado de tales señales contradictorias, surgen actuaciones que derrotan el propósito inicial de tales políticas económicas.



    Entre los rumores –a veces bien informados– acerca de qué políticas fiscales aplicará el gobierno entrante, se ha escuchado que incrementará el diferencial cambiario. Esto es, que el gobierno se quedará con una tajada mayor de la que actualmente se posesiona y que pasaría del actual colón, a uno y medio y, tal vez, hasta dos colones de diferencia.

    Hay dos problemas básicos con esa forma de resolver el déficit: En primer lugar, una vez más el Banco Central se convierte en agente fiscal, pues no duda en utilizar su facultad de separar el precio de venta del de compra del colón, lo que significa poner un impuesto que no ha sido objeto de la sanción legislativa. Este abuso refleja un retroceso en la creencia de que el Banco Central debe tener menor discrecionalidad, en vez de mayor potestad.

    En segundo lugar, esa política constituye, ni más menos, que un impuesto a las exportaciones, contrario al propósito requete señalado de estimular el proceso de apertura de la economía. Resulta paradójico que, por un lado, se nos hable de que se continuará con el proceso de desgravación arancelaria y que, por el otro lado, se grava mal disimuladamente a las exportaciones.

    En síntesis, tiene que haber mejores formas de subsanar el grave déficit fiscal: ¿qué tal si les ocurre pensar que eso se podría lograr si se disminuyera radicalmente el gasto público?

  9. #19
    1990-04-25-UN CONTINUO DE POLÍTICAS

    ----------------------------------------------------------------------------------------------

    UN CONTINUO DE POLÍTICAS


    La Nación, 25 de abril de 1990. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 185-186.

    En días recientes, algunos escritores han analizado el tema de apertura de las economías como si se tratara de una dicotomía: que hay que escoger entre regímenes autárquicos o de promoción de exportaciones o, como lo dijo otro autor ansioso de lograr méritos políticos, de escoger entre neoliberalismo o socialdemocracia. Esta visión dicotómica limita la comprensión inteligente de los procesos de apertura de los países.

    Por ejemplo, algunos arguyen que las economías de Corea o de China Nacionalista han tenido éxito gracias a la intervención estatal, en tanto que lo contrario es sugerido por otros. Recientemente un autor, con desenfado aún con mayor ignorancia, dice que “el neoliberalismo, al proclamar como panacea la libertad de las fuerzas del mercado… proclama… su renuncia al conocimiento y la ciencia”, para concluir en que “todos los países desarrollados exitosos han construido su historia poniendo en práctica dosis variadas de participación estatal en la conducción de la economía…”.

    Esa confusión intelectual radica en que no se reconoce que, más que una dicotomía, el análisis de los regímenes comerciales debe ser visto como un continuo de políticas comerciales, que va desde un régimen caracterizado por la autosuficiencia y el total aislamiento del comercio internacional, hacia otro en que deliberadamente se incentiva a la exportación. En esa secuencia ininterrumpida hay regímenes de comercio tales como de sustitución de importaciones, de orientación hacia el interior o hacia el exterior, de economía abierta o régimen liberal, entre otros que pudieran categorizarse en ese continuo.

    Lo importante es el movimiento hacia el sistema al que tienden las economías. Un reciente trabajo sobre este tema concluye en que los países que poseen un sector externo menos distorsionado, son lo que tienden a crecer más, en comparación con naciones que tienen un sector externo relativamente más distorsionado.

    La lección que podrían derivar algunos –si desean razonar– es que lo importante es la dirección que tomen las economías: pasar de un régimen comercial distorsionado hacia otros menos distorsionados podría brindar mayor crecimiento a nuestros países. Y a mí no me importa que a esto se le llame neoliberalismo o socialdemocracia o lo que sea. Lo válido es que los regímenes que hacen un mayor uso del sistema de precios son los que tienden a tener mayor éxito, a pesar del dogma de quienes creen que sólo distorsionando la economía, es como se logra el crecimiento.

  10. #20
    1990-05-06- HACE 78 AÑOS...

    ----------------------------------------------------------------------------------------------

    HACE 78 AÑOS…


    La Nación, 06 de mayo de 1990.

    … Fue cuando Ludwig von Mises publicó en alemán su libro El Socialismo, cuyo gran mérito, a los ojos de los sucesos que sacuden actualmente a Europa Oriental, está en la exactitud con que describió el fin de las economías de decisión económica centralizada.


    Permítaseme citar en extenso a Von Mises:
    “Podría suceder que algunas naciones permanezcan socialistas, mientras que otras regresen hacia el capitalismo. Entonces los países socialistas por sí mismos procederían a su declinación social. Los países capitalistas progresarían hacia un desarrollo superior de la división del trabajo hasta que por fin, empujados por la ley social fundamental que impulsa al mayor número de seres humanos hacia la división personal del trabajo, y a la totalidad de la superficie de la tierra hacia la división geográfica del trabajo, impondrían su cultura sobre las naciones atrasadas o las destruirían si se resistieran. Este ha sido siempre el destino histórico de las naciones que han evitado el camino capitalista hacia el desarrollo o de quienes se han detenido prematuramente en él.” (Ludwig von Mises, Socialism, p. 466).

    El lector podrá darse cuenta de la anticipada habilidad de von Mises para predecir la declinación del socialismo y que parece va concluyendo, para suerte no por la destrucción sino por la “imposición de la cultura”, o, prefiero llamarlo así, por “el simple resultado de las comparaciones”, en el abandono de prédicas a favor de la planificación central y más por la búsqueda de sistemas económicos basados en el mercado. Y no es, como lo puede considerar algún desconocedor del papel del mercado en el orden liberal, resultado de la edificación de esa forma de organizar la economía, sino porque da mayores frutos que órdenes alternativos. Como dice von Mises, es porque los países capitalistas progresan hacia “un desarrollo superior”.

    El abandono del socialismo en naciones comunistas, tiene su contraparte en países considerados democráticos. Progresivamente se renuncia al intervencionismo en sus economías y se emplea más el instrumental del mercado, lo cual es síntoma de que los frutos de tal intervención han sido generalmente amargos, pues muchas veces con ello más bien se han afectado los grupos relativamente más desvalidos de sus sociedades. La mano visible del Estado, en contraste con la mano invisible del orden de decisión descentralizada, contra lo predicado, en muchas ocasiones ha concluido por empobrecer y afectar el potencial de crecimiento de las naciones. Por eso es que las ideas de libertad han ido ganando cada vez más terreno urbi et orbi, para desmayo y confusión de los aún intervencionistas en nuestro cotarro.

Información de Tema

Usuarios Viendo este Tema

Actualmente hay 4 usuarios viendo este tema. (0 miembros y 4 visitantes)

Temas Similares

  1. Artículos publicados en Diario La Nación 2000-2003
    Por Elisa en el foro Obra escrita de Jorge Corrales Quesada
    Respuestas: 30
    Último Mensaje: 20/03/2012, 14:11
  2. Artículos publicados en Diario La Nación 1980-1989
    Por Elisa en el foro Obra escrita de Jorge Corrales Quesada
    Respuestas: 223
    Último Mensaje: 14/03/2012, 17:15
  3. Artículos publicados en Diario La Nación 1970-1979
    Por Elisa en el foro Obra escrita de Jorge Corrales Quesada
    Respuestas: 85
    Último Mensaje: 13/03/2012, 14:32
  4. Letras de cambio - OPINIÓN - La Nación
    Por Elisa en el foro Foro de ANFE
    Respuestas: 0
    Último Mensaje: 24/10/2011, 20:09

Marcadores

Permisos de Publicación

  • No puedes crear nuevos temas
  • No puedes responder temas
  • No puedes subir archivos adjuntos
  • No puedes editar tus mensajes
  •