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Tema: Artículos publicados en Diario La Nación 1990-1999

  1. #161
    1993-08-13-ALENTAR LA INCERTIDUMBRE

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    ALENTAR LA INCERTIDUMBRE


    La Nación, 13 de agosto de 1993.

    Un resultado positivo del proceso de apertura y liberalización de nuestra economía son las señales claras que desde 1985 se han enviado al país, acerca de la orientación de nuestro orden económico en los años venideros. Entre lo pendiente de llevar a cabo han estado reformas sustanciales para reducir las distorsiones que causan ciertas acciones del Estado, lo cual se propone lograr con el PAE III.

    La estabilidad, que en cierto grado hoy disfrutamos resultado de proseguir políticas monetarias, comerciales y fiscales adecuadas, ha sido un poderoso factor de atracción tanto para la inversión privada externa como la nacional (así como para repatriar mucho capital que se había ahuyentado por malas políticas económicas). Por ello me preocupó la posición expresada inicialmente por el señor José María Figueres de oponerse a la aprobación del PAE III, pues enviaba una nueva y distinta señal a los diversos participantes en nuestra economía, acerca de hacia dónde va su rumbo, en especial porque el PAE III busca lograr aquella “simultaneidad” en el ajuste que había sido urgida por muy diversos sectores del país.

    Por más que se nos diga que dicha posición no se debía interpretar como un recule en la conducta aperturista y liberalizadora de Costa Rica, lo entonces expresado por don José María ̶ creo que mal aconsejado ̶ genera incertidumbre en la economía, lo cual tiene un efecto negativo sobre nuevas inversiones y generación de empleo en el país ̶ tenemos que competir por esos recursos con otras naciones que cada vez son más exitosas a causa de sus reformas estructurales ̶ a la vez que inhibe a muchas firmas ya establecidas de llevar a cabo nuevos planes de inversión, pues no saben con claridad si, en una eventual administración de don José María, se echaría para atrás en políticas económicas que básicamente se han efectuado durante las tres últimas administraciones.

    El daño que se le hacía la país, al generarse dudas sobre su política económica por la no aprobación del PAE III, tenía que ser imputable a quienes estaban dispuestos a pensar qué presuntos beneficios de corto plazo resultaban ser más valiosos, que aquellos que a mediano y largo plazo recibe el país con la aprobación del PAE III. Por ello es que considero que el viaje de don José María al Banco Mundial ha sido muy positivo y ha regresado, ya no oponiéndose al PAE III, como lo hacía inicialmente, sino que ahora propone aprobar las leyes que le integran y que es lo que en esencia falta por hacer del PAE III. Ahora lo importante para reducir la incertidumbre a que me referí antes es saber que la propuesta no es un subterfugio para, de hecho, rechazar al PAE III por inanición, sino que se trata de una decisión clara a favor del progreso del país.

  2. #162
    1993-08-21-BALANCE DEL AJUSTE ESTRUCTURAL

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    BALANCE DEL AJUSTE ESTRUCTURAL

    La Nación, 21 de agosto de 1993.

    El Ministerio de Planificación publicó recientemente el documento Costa Rica: Balance del Ajuste Estructural 1985/1991, elaborado por un grupo de siete profesionales de alta calidad, a quienes me honra reconocer tanto por sus conocimientos académicos como por su honradez intelectual. Este estudio ha pasado relativamente inadvertido por los medios de comunicación de nuestro país, por lo cual me permito, por lo menos, hacer referencia a sus conclusiones más importantes, las cuales son especialmente significativas a la luz de la discusión presentada en torno a la aprobación de un Tercer Préstamo de Ajuste Estructural.

    Ese informe, el cual hace gala de técnicas de medición económica bastante elaboradas y de gran actualidad, señala como conclusión que, en el caso de Costa Rica y hasta 1991, “… el ajuste estructural ha rendido frutos satisfactorios en términos de crecimiento económico, diversificación productiva y de exportaciones, disminución moderada en la carga de la deuda y aumento en la generación de nuevos puestos de trabajo, con lo cual se abatieron las elevadas tasas de desempleo abierto presentes en la primera mitad de los ochentas”. (Op. Cit., p. 56).

    Más claro no canta un gallo: en el único estudio efectuado para valorar los efectos sobre la economía nacional de los PAEs I y II, los hallazgos son satisfactorios. Por supuesto, alguien va a pedir que también se evalúen los efectos de los PAEs sobre la maternidad en Macho Ahorcado de Güelta de Jorco, pero ya uno sabe que tales trabajos se piden para atrasar el progreso de Costa Rica, al no aprobarse el Tercer Préstamo de Ajuste Estructural.

    El informe citado continúa: “Consecuentemente es de esperarse que si estos resultados favorables son sostenidos en el tiempo y reforzados con nuevas medidas de transformación económica, las condiciones creadas facilitarían un desarrollo auto sostenido en el largo plazo, en particular si los desajustes económicos son atacados oportunamente por políticas correctas”. Lo que estos jóvenes economistas nos dicen es que debemos proseguir por la senda del ajuste estructural, al tiempo que estamos atentos a mantener una buena política económica que conserve nuestra estabilidad.

    Rechazar el PAE III implica retroceder en nuestras posibilidades de crecimiento, caer en una tendencia al abandono de la estabilidad de nuestra economía y, sobre todo, que se brindan señales al mercado de que, en medio de la incertidumbre, se vislumbra un proceso de involución de la economía, con todos los efectos negativos que tendría sobre el empleo, la inversión y el bienestar, en general, de nuestro país.

  3. #163
    1993-09-05-DE NEOCONSERVADORES Y NEOLIBERALES

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    DE NEOCONSERVADORES Y NEOLIBERALES


    La Nación, 05 de setiembre de 1993. En La Nación del 03 de setiembre se indicó una corrección en el último párrafo del comentario original, tal como aparece aquí.

    La televisión mostró a los conservadores rusos manifestándose en la antigua Plaza Roja y supuse que eran los adoradores del régimen zarista, pero me equivoqué: los conservadores amantes del ancien régime eran los ex comunistas. Con esto se darán cuenta del mal uso que con frecuencia se hace de las palabras. Por ello, mencionaré a gobernantes empeñados en seguir políticas neoliberales y notarán que se trata, en muchos casos, de social-demócratas a la antigua (los ex comunistas de Europa Oriental se empeñan en llamar social-demócratas a sus partidarios: qué enredo con los de aquí), de grupos políticos sin ideología definida, de social-estatistas, de social-cristianos y hasta dirigentes de grupos populistas fascistoides.

    Citamos al gobierno de España de Felipe González, cuyo Partido Socialista Obrero Español (PSOE) es de la más rancia estirpe social-demócrata. Don Felipe no cesa de recordar a sus ciudadanos que la reforma económica pasa por ampliar mercados, disminuir el papel del estado, entre otras cosas, que el censor de ideas no tardaría en tildar de insultante neoliberalismo.

    Sigamos con un grupo político social-estatista: el Partido Revolucionario Institucional (PRI) de México, el cual, tanto en el gobierno de Salinas de Gortari con en el anterior, ha puesto en práctica ideas típicamente neoliberales (en el argot de la eminencia grisácea se trataría de infiltrados) y hasta se ha “osado” señalar que su movimiento es un “liberalismo social”.

    El pensamiento cercano al fascismo tiene en Menem (otro pecador insensato) un liberal quien, como sus vecinos, Juan Carlos Wasmossi (de un partido sin ismos) de Paraguay, Sánchez de Losada (casi nada, del Movimiento Nacionalista Revolucionario) de Bolivia, ha abogado por los mercados, la competencia, la inversión privada externa, privatizar actividades del Estado y toda esa “monada” de herejías neoliberales.

    Entre social-cristianos neoliberales pueden incluir a Cristiani de El Salvador (no, a Clinton no, si no lo quieren a pesar de que no deshizo, como lo auguraron los profetas del negativismo, el Tratado de Libre Comercio con México y Canadá), y también a Fujimori y al Ecuador y el de Colombia y la lista sigue… pues hasta Fidel ya empieza a “tentarse” con el “bárbaro” capitalismo neoliberal. Tal vez la respuesta se encuentre en el intendente uruguayo Tabaré Vázquez. Preguntado éste, ante Leonel Brizola, Rodrigo Borja y Julio María Sanguinetti, quienes bien sabemos de dónde vienen, si “existen alternativas al neoliberalismo”, respondió: “Si existen esas alternativas, yo no las tengo…”.

  4. #164
    1993-09-13-BUENOS DIAS, VIETNAM

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    BUENOS DÍAS, VIETNAM


    La Nación, 13 de setiembre de 1993.

    ¿Sabía usted que la economía de Vietnam creció un 10 por ciento en 1991? ¿Qué la inversión extranjera de ese año fue de US $1.200 millones, más que en India o Corea? ¿Que se ha convertido en importador y en el tercer exportador de arroz del mundo?... Esa revolución se debe al abandono gradual del socialismo estatista y a reformas institucionales orientadas hacia la vigencia del mercado. Se quitaron los controles de precios y la fijación de salarios; se redujo notablemente el arancel proteccionista; se ha modernizado su régimen cambiario y se ha redefinido el papel del Estado para adaptar su economía a los requerimientos competitivos del comercio mundial, al cual se entró con paso seguro.

    En tanto en nuestro medio el afán conservador del socialista, al contrario de sus parientes vietnamitas, está a punto de frenar el impulso liberalizador y hacer retroceder nuestra estructura económica hacia la vigencia de normas mercantilistas, enemigas del consumidor y favorecedoras de la concesión de privilegios ineficientes. Gracias a la obcecación de cierto círculo, la no aprobación del PAE III impedirá eliminar el mayor flagelo contra los pobres de nuestro país: la inflación. Parte de los recursos del PAE III se usarían para eliminar pérdidas del Banco Central, provocadas por deudas que tiene en dólares desde muchos años atrás. De no disponer de esos fondos, tales pérdidas serían cubiertas por emisión, lo cual, como lo saben tirios y troyanos, se traduce en inflación. De no tener esos recursos, difícilmente, cualquiera que sea el gobierno de turno, se tendría el control deseable de la oferta monetaria, llevándonos a la permanencia de tasas de inflación de dos dígitos, con el daño consecuente sobre todos nosotros y en especial sobre los más pobres del país.

    Uno conversa de estos asuntos con personas afectas a grupos que se oponen a la aprobación del PAE III y, en privado, le señalan estar de acuerdo en que el país reciba estos fondos y ponga en práctica las políticas que contiene, pero, a la hora de las cosas, cuando deben expresar su sentir a quien debe conocerlo, para que se conozca su firme posición de conveniencia nacional, asumen una actitud timorata: la de espera y verás; aquella de “después de febrero lo haremos”, cuando ya el camino sí estará definitivamente cerrado. Ocultar el verdadero sentimiento no parece ser el camino que deban asumir esos señores, sino ser francos con lo que sus convicciones les exigen manifestar: que el PAE III le conviene al país y así deben saberlo, con toda claridad y firmeza, los líderes políticos que pretenden gobernar nuestra nación. ¿Habrá para Costa Rica un “buenos días, Vietnam”?

  5. #165
    1993-10-05-ESPERADAMENTE INESPERADO

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    ESPERADAMENTE INESPERADO


    La Nación, 05 de octubre de 1993.

    El acuerdo firmado el 12 de setiembre entre el Gobierno de Israel y la Organización para la Liberalización Palestina (OLP) llena de enorme satisfacción a las personas que siempre esperaron que algún día llegara la paz al Oriente Medio, aunque el hecho de que esa negociación fuera en estos días sorprendió a casi todo el mundo. Ojala que este primer paso seguro, en medio de la cautela que exige la historia, sea el impulso hacia una verdadera marcha por la pacificación de la región aunque ya pronto surgirá el profeta del negativismo, quien nos dirá que estas son señales del fin del mundo, profesión que abunda a fines de cada siglo y que por suerte hasta el momento se ha visto frustrada en sus predicciones.

    En una conversación reciente con un funcionario de un organismo multinacional en torno al incierto futuro de nuestro PAE III, gracias a la tozudez mostrada por oportunistas así como por ideólogos, quienes ciertamente desean enterrar al progreso en libertad y sustituirlo por el dirigismo social-estatista, me señaló que, en adición a la enorme demanda de recursos financieros en los mercados internacionales hacia las economías ex socialistas, si bien moderada por la lenta creación de las instituciones adecuadas, una solución al problema palestino-israelí probablemente implicará una demanda adicional de fondos, pues sí disponen de la estructura institucional adecuada para la inversión y una gran voluntad política internacional en su favor, por lo que 1994 sería muy exiguo en cuanto a la disponibilidad de fondos para aquellos otros países que usualmente los requieren.

    Es aquí donde uno se pone a pensar ¿cómo irán a sustituir los opositores a la aprobación del PAE los $350 millones que están contenidos en dicho préstamo? Hasta el momento lo que han aseverado es que habrá fondos para proyectos específicos ̶ pero aún no nos mencionan de adónde ̶ dando por un hecho que los organismos multilaterales de crédito no les van a poner condiciones semejantes a las que ahora rechazan, pero, al mismo tiempo creen a pie juntillas que esos recursos estarán allí, esperándolos como a la paz en Oriente Medio, nada más para cuando a bien tengan usarlos. Probablemente sólo tendrán acceso a los sobrantes de las economías ex socialistas (¿creen ustedes que sobrará algo?), o a los que queden después de la ayuda masiva para el Oriente Medio. (De entrada, tan solo la Comunidad Económica Europea les ofreció un apoyo multimillonario.)

    Es importante que algunos de los señores oponentes al PAEIII (por qué hay otros que, por el silencio, se oponen ahora con la ilusión de resucitarlo, como Lázaro, después de febrero, cuando ya nada quede por hacer) nos digan cómo reemplazarán esos recursos de ayuda multilateral o que por lo menos nos cuenten qué les dijeron durante su visita a Washington, cuando fueron allá a hablar del PAE III.

  6. #166
    1993-10-11-INFLACIÓN E ÍNDICE DE PRECIOS

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    INFLACIÓN E ÍNDICE DE PRECIOS


    La Nación, 11 de octubre de 1993. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 33-34.

    Ha habido cuestionamientos, sobre todo en medios televisados, acerca de si el actual índice de precios al consumidor mide bien la inflación. En esos medios ha faltado un análisis correcto acerca de qué es dicho índice, qué es la inflación y qué hacen quienes miden dicho índice. Casi dan por descontado que no sirve para estimar la inflación e inducen a pensar que debe haber alguna manipulación gubernamental de las cifras logradas.

    Para aclarar algo las cosas, señalo tres criticas hechas al índice de precios como indicador de la inflación: que es manipulado por el gobierno; que es obsoleto pues no incorpora ciertos bienes que han subido “mucho” y que está sesgado, pues incluye bienes que han tenido bajas inusuales y por tanto la inflación que expresa es menor a la “verdadera”.
    La presunta manipulación gubernamental de las cifras puede ser aclarada si se pregunta en la Dirección de Estadísticas y Censo (a su directora, doña Virginia de Rodríguez, acerca de cuya filiación política y honestidad intelectual y técnica no hay dudas) si en la actual administración ha recibido órdenes de alterar los precios para que reflejen un incremento menor al real.
    En cuanto a lo segundo, una amiga se quejó del índice de precios como indicador de la inflación porque no incluía los gastos en educación privada, que han aumentado mucho. El punto es que, el hacerse la canasta que sirve para estimar los precios (en 1975) tal erogación no era importante en el gasto familiar, lo cual ahora si podría serlo. Así como ciertos bienes con el paso del tiempo pasan a ser importantes en el gasto, otros dejan de serlo o varían en importancia, por lo que es crucial definir una nueva canasta de bienes para seguir el comportamiento de la inflación, lo cual se hará el año entrante, según se me ha informado. Debe recordarse que deducir cierta tasa de inflación a partir de una canasta es una técnica de extrapolación y en ningún lugar del mundo se le mide contabilizando los precios de todos los bienes. Si hay quejas por no incluir el precio de una cada vez más cara educación privada, alguien podría alegar que por qué no se incorpora en aquella un cada vez más barato servicio de computación.
    Finalmente, quienes dicen que el índice está sesgado hacia abajo porque incluye, por ejemplo, a los cigarrillos que bajaron “mucho” hace unos meses, hacen caso omiso que en el pasado también subieron “mucho”; asimismo, que son –aunque no nos guste – importantes en el gasto de las personas y también que esa baja se dio de una sola vez por todas y que no ha sido continua. En síntesis, a ciertos economistas y a ciertos medios les ha fallado ser un poco más rigurosos en la forma en que se deben tratar estos asuntos y así contribuir a la educación de la ciudadanía.

  7. #167
    1994-01-12-ANÁLISIS DE LOS HECHOS

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    ANÁLISIS DE LOS HECHOS

    La Nación, 12 de enero de 1994. Este artículo fue firmado conjuntamente por Luis Mesalles, Jaime Gutiérrez, Alberto Franco, Pepita Echandi y Jorge Corrales, todos ex miembros de la Junta Directiva del Banco Central de Costa Rica.

    A raíz de la merecida atención que a diario se manifiesta en los medios de comunicación por parte de las autoridades judiciales, políticas y del público en general sobre el quebranto del Banco Anglo, deseamos adelantar algunas reflexiones que puedan contribuir al análisis sereno y constructivo de los hechos. Nos anima la esperanza de que después de este gran debate nacional se logren instituir los correctivos necesarios para evitar una repetición de hechos similares.

    En primer lugar, pensamos que es necesario situar el lugar que las leyes le otorgan a la junta directiva del Banco Central y a la AGEF en la labor de auditoría de las entidades financieras.

    Contrario a una impresión generalizada, la junta directiva del Banco Central no tiene ninguna función de auditoría externa, excepto aquella que la Auditoría General de Entidades Financieras le somete para su decisión. Y esta decisión consiste en aprobar las recomendaciones de la AGEF porque votar en contra de la acción recomendada por la Auditoría conlleva responsabilidades serias contra los directores en caso de que su negligencia resultara en consecuencias serias para el sistema financiero. De tal manera, que la Directiva del Banco Central actúa no de iniciativa propia en materia de auditoría externa, sino que, por ley, debe responder a una iniciativa de la AGEF.

    En el caso del Banco Anglo Costarricense, la AGEF le solicitó a la junta del Banco Central, el 31 de mayo de 1994, su autorización para presentarle al Consejo de Gobierno una solicitud de intervención de ese Banco. Esta fue la primera vez que la AGEF recomendó a la junta directiva tomar una acción terminante. Desde luego que, ya para entonces, la anterior junta directiva había concluido sus funciones.

    La ley le señala a la AGEF una “desconcentración máxima” y su función es precisamente la de ser el brazo auditor de la junta directiva del Banco Central, que no puede actuar sin que la Auditoría exponga las razones y su recomendación para intervenir.

    Pensamos que en el actual ambiente, poco propicio para la serena evaluación de los hechos, se puede llegar a conclusiones y reacciones contraproducentes. Deseamos recomendar que las personas involucradas en la investigación de la desventura del Banco Anglo no le pidan a la AGEF lo imposible. Debemos manifestar, que, en nuestra experiencia, la labor de auditoraje preventivo, puede evitar muchos de los daños que los malos manejos le pueden ocasionar a las instituciones financieras, pero ninguna auditoría puede evitar lo que le sucedió al Anglo. En el momento actual tenemos a la cabeza de la AGEF a un hombre que en los años en que nos tocó compartir responsabilidades, demostró una comprobada capacidad y honorabilidad y recomendamos que se le otorgue a sus sugerencias el valor que merecen, por el bien del sistema financiero.

    Queremos ahora referirnos en términos más concretos a comentarios que aparecen en los medios de comunicación sobre la participación de la anterior junta directiva del Banco Central en la creación de AVC Valores.

    En términos generales, la anterior junta directiva del Banco Central representó un pensamiento de apertura económica. Creímos que todas las instituciones financieras, bajo el control de la AGEF, deben tener un campo amplio de acción, limitado sólo por lo que la ley define. Fue dentro de ese marco que actuamos.

    El 6 de octubre de 1993, el entonces gerente del Banco Anglo Costarricense, Carlos Hernán Robles, le envió una carta (S. G. 1276-93) al Presidente Ejecutivo del Banco Central, en la que informa sobre la adquisición del ciento por ciento de las acciones de AVC Valores efectuadas cinco meses antes, el 23 de mayo de 1993. En la discusión que la junta directiva tuvo al respecto, dimos por un hecho que la intención del Gerente era la que expresaba la comunicación: la creación de un almacén general de depósito, permitido por el artículo 73 de la Ley Orgánica del Sistema Financiero Nacional. La carta del Gerente del Anglo también se encargaba de subrayar que existía un precedente pues “ya un Banco del Estado cuenta con una sociedad anónima para operar un almacén general de depósitos”.

    Carlos Hernández Rodríguez, anterior gerente del Banco Central (Oficio G 242-91), había manifestado que “no se requería permiso del instituto emisor” para ese propósito, de tal manera que, con estos antecedentes jurídicos y administrativos, como la carta del señor Robles tampoco solicitaba nuestra aprobación, nos limitamos a “tomar nota”. Así lo reconoce el auditor general de entidades financieras, Rafael Díaz Arias el 29 de setiembre de 1994, cuando declaró que “la junta directiva” “tomó nota” de la información bajo el entendido de que se trataba de una operación prevista en el (supracitado) artículo 73.”

    Pero además, el procurador adjunto de la República, Farid Beirute, anteriormente había externado su criterio en el diario La República, que la compra de AVC Valores por el Anglo, “no ocupaba autorización del Banco Central”. El día 17 de julio de 1994, ya después de conocerse la magnitud del problema, don Farid opinó que no se podía, entonces, anticipar que AVC Valores “podía desnaturalizarse y dedicarse a otras actividades como la adquisición de títulos valores de la deuda externa de la República de Venezuela”.

    Nosotros coincidimos con las apreciaciones del señor Beirute.

    Finalmente, deseamos referirnos al proyecto del anterior Gerente del Banco Anglo por establecer el Anglo American Bank.

    El 23 de marzo de 1994, el entonces gerente del BAC, Carlos Hernán Robles, le envió una carta al Presidente Ejecutivo del Banco Central para solicitarle “la anuencia” del Central para obtener “una licencia bancaria en Panamá, bajo la denominación Anglo American Bank”.

    En la sesión número 4720-94 del 25 de marzo de 1994, la junta directiva, contando con la presencia de los licenciados Alfonso Guzmán Ch., auditor general de entidades financieras pro témpore, y del licenciado Fernando Hernández Q., consejero legal de la junta directiva, dispuso “tomar nota” de lo manifestado por el señor Robles en su carta del 23 de marzo. De esta carta tuvo conocimiento la AGEF. Para entonces, en el seno de la AGEF comenzaban salir a la superficie dudas sobre los estados financieros del Banco Anglo, correspondientes al año 1993.

    Aunque ya el auditor general de entidades financieras, Rafael Díaz Arias, había objetado las utilidades declaradas por el Banco Anglo en 1993, todavía no se le había solicitado a la junta directiva del Banco Central, que actuara, puesto que la AGEF estaba en el proceso de recabar la información pertinente para una eventual presentación a la directiva del Central.

    Dentro de la línea de política general que nuestra directiva promovió, no teníamos objeción a la creación de nuevos bancos en el interior o en el exterior del país. Es más, ya BICSA existía antes de que nosotros nos viéramos enfrentados a la solicitud de autorizar al Anglo American Bank. El precedente ya se había establecido. En lo que insistimos es que siempre estuvieran sujetos a la auditoría de la AGEF y al marco de la ley vigente. La razón por la cual la junta directiva del Banco Central nunca aprobó la creación del Anglo American Bank ̶ porque “tomar nota” no significa autorizarlo ̶ , es que no podíamos ignorar las objeciones que habían surgido.

    Finalmente, fue la AGEF, sin cuyo dictamen la junta directiva del Banco Central no puede autorizar la creación de un banco, la que emitió la decisión final, al dar su criterio negativo a la obtención de esa licencia mediante nota del 4 de mayo de 1994 (N° 596-94), ya en el ocaso de la función del anterior junta directiva, El proyectado banco nunca vio la luz y no jugó ningún papel en el descalabro del Banco Anglo.

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