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Tema: Artículos publicados en Diario La Nación 1990-1999

  1. #81
    1991-07-01-VER PARA CREER

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    VER PARA CREER



    La Nación, 01 de julio de 1991.

    Para mí es comprensible que alguien medianamente inteligente, después de haber leído El Socialismo de Ludwig von Mises, escrito en 1922 –cinco años después de la Revolución Rusa– llegara a la conclusión, por los argumentos allí expuestos, que más tarde o más temprano la economía socialista de decisión centralizada terminaría siendo tirada por la borda y sustituida por formas más eficientes de organizar el complejo orden de la producción y distribución de bienes y servicios.

    Me era mucho más difícil prever los profundos cambios que se están presentando en la economía mexicana, en donde se ha ido sustituyendo una maraña de controles y limitaciones al libre comercio, por un orden basado en la primacía del mercado para su organización económica. En verdad, la economía mexicana no era una economía socialista de decisión centralizada, sino que, más bien, nos recordaba las características infecciosas del orden mercantilista de los siglos XVI y XVII, pues estaba cuajada de controles de toda índole, de permisos gubernamentales para realizar cualquier cosa que fuera concebible, de asignaciones preferenciales creadoras de rentas para grupos de privilegio; en fin, de la más amplia gama de distorsiones que algún economista intervencionista jamás pudo haber imaginado.

    Pues bien, quien iba a pensar que, a inicios de los noventa, México realizaría una profunda transformación de su aparato productivo, transmutando “L´ancien régime” mercantilista hacia una economía donde el mercado es el ordenador principal de las más diversas manifestaciones de la acción humana.

    Puede ser que la profunda crisis sufrida en los años ochenta bajo el modelo proteccionista, donde el ingreso real per cápita durante 1982-88 no creció del todo, en medio de una extensa desocupación y un muy fuerte descenso en los salarios reales, les motivó a buscar una alternativa a tan gastado modelo, para poder sacar al país del marasmo, la ineficiencia y la pobreza que parecía, paulatinamente, ir engullendo todo, excepto a unos pocos privilegiados.
    De esta segunda Revolución Mexicana se pueden prever, entre otros, varios resultados que son de interés comentar: en primer lugar, que ese pueblo aumentará radicalmente sus niveles de vida en los próximos años –si se mantiene el rumbo correcto en cuanto a políticas económicas se refiere– lo cual hará de México, en especial con su incorporación a un mercado libre con los Estados Unidos y Canadá, un país de alta y difundida riqueza.

    En segundo lugar, México lleva a cabo un profundo cambio en su percepción acerca del papel del Estado, pues participa solidariamente con el esfuerzo de sus ciudadanos y complementa aquellos que no pueden ser enteramente satisfechos, al tiempo que se busca no sustituir la acción individual. Ejemplo de esto son sus recientes desnacionalizaciones de bancos comerciales en donde, uno por semana, es vendido a quienes los pueden operar más eficientemente que como lo hace el burócrata. Pero esto no se queda aquí, pues la privatización comprende una gama muy amplia de bienes y servicios, que van desde la compañía estatal de teléfonos, pasando por líneas aéreas, centrales pesqueras, refinadoras de metales y por un conjunto tan diverso de actividades, que, sólo para imaginárselo, tomaría un buen rato.

    En tercer lugar, México es un buen ejemplo del cual algo podemos aprender quienes pensamos que los costarricenses merecemos mayor abundancia de bienes y servicios. Ya lo dijo el socialdemócrata Felipe González, que el mercado no era una deidad, sino un instrumento de política económica por el cual se pueden hacer mejor las cosas. Los socialistas marxistas y las versiones más moderadas están abandonando sus esquemas dirigistas y se orientan al logro de una mayor eficiencia productiva a través de la globalización de la producción, fenómeno que parece inevitable en el mundo contemporáneo.

    Ojalá que nosotros podamos, con inteligencia, hacer un esfuerzo en los más diversos frentes, para que, como lo aseveró recientemente un connotado líder industrial mexicano, dentro del posiblemente poco tiempo que aún nos queda, no nos deje el tren de la Historia y así logremos un mayor bienestar para todos.

  2. #82
    1991-07-14-LA RUTA PARA PROGRESAR

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    LA RUTA PARA PROGRESAR



    La Nación, 14 de julio de 1991.

    En un reciente seminario que se celebró en Costa Rica, el economista chileno Rolf Lüders nos trajo una buena nueva a quienes hemos venido abogando por una mayor integración de nuestra economía al comercio mundial. Digo buena nueva, pues, aunque se refirió a Chile, sólo espero que de estos episodios derivemos algunas buenas lecciones de política económica.

    Chile fue el primer país de América Latina que abrió (casi) totalmente su economía al comercio internacional. En pocos años realizó profundas transformaciones a su estructura económica, cuyos efectos aún perduran y en donde los resultados de políticas inteligentes han sido tan positivos, que muchos otros países del mundo han mirado con sumo interés lo que allá ha sucedido.

    Ante los ojos del costarricense nunca fue bien vista la dictadura de Pinochet, cualesquiera sean los atenuantes de su gestión; sin embargo, aparte de consideraciones políticas electorales, siempre llamó la atención cómo se incorporó esa pequeña economía a las corrientes globales del comercio mundial, bajo la predicción de un ominoso fracaso. La transformación de sus viejos programas sociales se han reflejado en un notorio aumento del bienestar, traducido en la amplia aceptación que la nueva experiencia ha tenido, pues se cambió el antiguo modelo social-estatista por la labor autogestionaria y de previsión practicada por las personas y no por la colectividad. También ha sido importante el proceso de liberalización de distorsiones internas y, aún cuando confiesan que poseen muchas de ellas, han tratado de minimizarlas para facilitar la inserción de su país a la globalización del comercio.

    La noticia de Lüders es que Chile decidió reducir aún más su ya bajo arancel del 15%, el cual ahora será del 11% aplicado uniformemente a todo tipo de importaciones. Lo más interesante es que esta reforma, propuesta por el gobierno de Aylwin, fue aceptada por unanimidad en el congreso chileno, con la única excepción de un diputado, por razones de forma y no de fondo. La discusión en la cual se aprobó esta rebaja arancelaria tomó tan sólo 48 horas y, repito, fue aprobada por diputados socialistas, comunistas, liberales, social-demócratas, social-cristianos y conservadores; esto es, por todo el espectro político de Chile.

    Esto nos trae una gran moraleja: algo de bueno han de tener estas políticas económicas de Chile, cuando, por unanimidad, se aprueba tan importante paso. Es por ello que el anuncio efectuado en este seminario por el Presidente Calderón, y por cierto extrañamente omiso en la cobertura hecha por los medios de comunicación, de una reducción de nuestro arancel a un 20%, en un período de dos años, es un paso correcto en esta ruta para que Costa Rica pueda progresar. Esto es parte de lo que desde hace un buen tiempo se necesitaba en esta nación: una decisión firme en el inevitable proceso de apertura e integración al comercio mundial de nuestro país.

  3. #83
    1991-08-02-MONOPOLIO DE LOS CAMINOS
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    MONOPOLIO DE LOS CAMINOS



    La Nación, 02 de agosto de 1991.

    Resulta que algunos objetan imitar lo bueno que realiza México en su apertura comercial y enfatizan que elijamos nuestro propio camino, como si eso no fuera lo que se ha hecho y se está haciendo para incorporar nuestro país al comercio internacional, al tiempo que esos proponentes no perciben que México no posee un monopolio de los caminos hacia el progreso económico, sino que se trata sólo de una alternativa más.

    Tal vez a algunos los mueva la obscuridad relativa en que están, para encontrar algo que decir –y que muchos desconocen– que les permita ganar “puntos” en ciertos sectores que los rechazaron en su pasado político, pero más bien parece primar un deseo de enjuiciar lo que personas han propuesto, en relación con una política comercial deseable para nuestro país.

    Sorprende que quienes en el pasado endosaron, desde la calle y el gobierno, los Programa de Ajuste Estructural I y II –a los que probablemente alguien hubiera descartado por “neoliberales”– ahora corran presurosos a decir que se debe ser cautelosos en cuanto a liberalizar más la economía costarricense, la cual sufre de un caso típico de tomar la medicina a medias. Mi sorpresa debería ser atemperada al saber de la eterna volubilidad de los políticos, quienes ahora hablan mal del ajuste estructural porque el actual gobierno es de distinta filiación política a la de ellos y así buscan abjurar de lo que empezaron a inicios de los años ochenta.

    En estas cosas debemos ser muy claros. No sólo México realiza un proceso de apertura comercial y de liberalización económica. Muchos políticos de ese país han tenido una muy estrecha relación, tanto con gobernantes actuales como el PRI con Liberación Nacional, como para que ahora se nos venga a decir, descubriendo el agua tibia, que México es distinto a Costa Rica para concluir con una defensa del proteccionismo.

    Claro que México es distinto, como también lo son las socialistas Francia y España, el pinochetista y el democrático Chile, los socialdemócratas Bolivia y Ecuador, la conservadora Inglaterra y podría seguir citando a muchos países en donde la apertura y la liberación se están realizando, cada cual a su manera pero conformes con una visión global del orden económico, lo que es anatema para algunos de nuestros criollos políticos de siempre.

    No cometamos el error de creer que porque somos diferentes –y sí lo somos– debamos ser tonticos, posponiendo la oportunidad de que nuestra nación mejore a través de formas más eficientes de producir, donde aumenten los beneficios para todos y, en especial, para los más pobres y no las rentas para los más ricos protegidos. En América Latina, al igual que en muchos otros lados, se ha encontrado en el mercado (y que sea lo más amplio posible) una forma mejor de conducir sus cosas. No se trata de deificarle, sino de que ya se han dado cuenta de que es un instrumento útil en la acción humana. ¿Cuánto ha costado que socialistas de todo el mundo se den cuenta de esto y cómo sigue costando que en nuestro país algunos así lo noten?

  4. #84
    1991-08-19-REFORMA IMPOSTERGABLE

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    REFORMA IMPOSTERGABLE



    La Nación, 19 de agosto de 1991.

    Las recientes declaraciones del Presidente de la República acerca de realizar una reforma profunda del Estado, aún si eso fuera lo único que haga en su gobierno, deben ser recibidas con sumo interés por todos aquellos interesados en la cosa pública, pues parece que la disposición de “tomar el toro por los cuernos”, augura posibles soluciones a muchos de los problemas que aquejan a los costarricenses, pero que no será nada fácil llevarlas a cabo.

    Este gobierno encuentra diputados opositores de elevada talla intelectual, quienes por su capacidad y buena disposición refutan cualquier velada insinuación de un presuntamente nefasto colaboracionismo político, pues proponen ideas que conducen a una mejora importante de la relación que los costarricenses tenemos con el Estado, las cuales deben ser bienvenidas.

    Por ejemplo, el diputado Soley Soler propuso una excelente idea ̶ o la recogió del alguna otra persona, lo cual de por sí es muy meritorio ̶ para fusionar en dos a los cuatro bancos estatales, además de hacer propuestas que reforman sus directorios, para que sean algo más que cuerpos políticos, a los cuales se llegaría más por una experiencia en el manejo bancario, que por la fortuita relación política que en cierto momento se pueda tener.

    Ojala la sugerencia del diputado Soley sea aceptada por los diputados de gobierno ̶ y pronto, pues la dilación en la toma de decisiones atinentes a la política pública se ha convertido en uno de los principales escollos para lograr la estabilidad y el crecimiento de nuestra economía ̶ pues no sólo induciría a un descenso en el gasto público, al quitar una innecesaria duplicación, sino que también facilitaría reformas en el campo bancario, orientadas a una mayor competencia de parte de la banca privada, ojalá no sólo nacional, sino también extranjera.

    Pero hay mucho que está sobrando en el gobierno y se requiere de una decisión radical, y pronta, para arreglar la situación con eficiencia: esto es, lograr un resultado similar o mejor al actual, pero a un costo menor. Me refiero, por ejemplo, a una fusión de los Ministerios de Seguridad y de Gobernación; asimismo, tener una institución dedicada a la salud mediante la conjunción del Ministerio de Salud y la Caja Costarricense de Seguro Social. También a pocos les hará falta si se eliminara un innecesario Ministerio de Planificación. Adicionalmente, unir partes del IMAS, INVU y el BAHNVI y otras entidades dedicadas a la vivienda, posiblemente con un elevado costo para la sociedad, debido al involucramiento de múltiples burocracias. Estos desperdicios los estamos pagando todos nosotros y, posiblemente, más los más pobres.

    Estas son muestras de reformas impostergables al reestructurar al Estado, que se espera sean tomadas en cuenta por alguien, así como anhelo que el lector públicamente sugiera muchas otras, pues todo ese aparataje es pagado por todos los costarricenses, por lo cual las buenas ideas, como la del diputado Soley, son siempre bienvenidas.

  5. #85
    1991-08-29-STATU QUO Y EL CAMBIO

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    “STATU QUO” Y EL CAMBIO


    La Nación, 29 de agosto de 1991. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 183-184.

    La defensa proteccionista ha ensayado un nuevo enfoque para tratar de posponer una inevitable y pronta incorporación de la economía costarricense al comercio internacional. Por ello, en esta oportunidad quiero referirme a una importante distinción: la que hay entre un estado de la socas y su cambio. Por ejemplo, la misma diferencia que existe entre una piscina (el estado de cosas) y el chorro de agua (el cambio), es la que hay entre un nivel dado de ingreso y la variación que, con el paso del tiempo, va teniendo tal nivel de ingreso.

    Con base en un artículo del recientemente fallecido y notable economista Bela Balassa, titulado Adjustmente Policies in East Asia, World Bank, Working Papers, 280, setiembre de 1989, p. 23, deseo brindar cierta información que considero faculta entender la diferencia que hay entre mantener el statu quo y admitir el cambio, como sería la que hay entre conservar el actual esquema proteccionista y abrir nuestra economía.

    Según datos de ingreso real per cápita para 1963 y 1987 de países representativos de economías abiertas, como son Corea del Sur y Taiwan, así como de naciones que en esos momentos poseían economías cerradas, como eran Argentina, Brasil y México, mientras los dos primeros, en 1963 tenían niveles de ingreso real per cápita de $690 y $826, respectivamente, para las cerradas se tenía valores de $2.036, $963 y $1.499. Esto es, en términos de lo que era el estado de cosas, las economías cerradas poseían un mejor indicador que las abiertas. Pero, ¿qué les pasó en el período 1963-1987?

    Mientras las economías de Corea y Taiwan crecieron a tasas geométricas anuales de 6,68 y 6,52 por ciento, Argentina, Brasil y México lo hicieron a tasas equivalentes del 1,39, 3,48 y 1,87 por ciento, respectivamente, por lo que los ingresos reales per cápita de los dos primeros países llegaron a ser de $3.252 y $3.755 en 1987, ya superiores a los de la $2.834, $2.235 y $2.338 de las tres economías cerradas.

    Pero no sólo los niveles de ingreso fueron mayores, sino que, también, en apariencia las economías abiertas han mostrado menor desigualdad en la distribución del ingreso, lo que se indica por medio del denominado coeficiente de Gini, el cual, para el caso de Hong Kong, declinó de 0,49 en 1966 a 0,45 en 1981, mientras que en Singapur bajó de 0,50 en 1966 a 0,46 en 1980, en tanto que en Corea bajó de 0,34 en 1966 a 0,33 en 1970, para subir luego a 0.38 en 1976, “en parte debido a subsidios en el crédito para promover ciertas inversiones prioritarias durante los años setenta”. (Banco Mundial, World Development Report, 1987, Oxford University Press, p. 87).

    Espero que estas informaciones sirvan para meditar acerca de lo que podría esperarse, si se hace bien, al abrir Costa Rica al comercio internacional, así como para substraernos de interpretaciones erradas de cómo son, en verdad, la cosas de las economías.

  6. #86
    1991-09-11-JUICIO A LOS PAES

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    JUICIO A LOS PAES


    La Nación, 11 de setiembre de 1991.

    Don Roberto Tovar condenó los programas de ajuste estructural I y II (PAES), al aseverar que, por los indicadores económicos y sociales que tenía, estos programas habían sido un fracaso.

    Su aseveración sorprende, por venir del jefe de fracción de los diputados oficiales en momentos en que el Poder Ejecutivo se encuentra dándole los últimos retoques a un PAE III. Con aquella opinión descalifica cualquier esfuerzo en este sentido además de demostrar, una vez más, hasta qué grado el desconocimiento que se tiene de las cosas puede dar lugar a afirmaciones incorrectas.

    A esta administración se le puede criticar por haber sido tan mongista en su política económica: enfriar y congelar y no crecer. Esto es, llegar a acuerdos con el Fondo Monetario Internacional, que se sabe son restrictivos, sin tomar, al mismo tiempo, medidas que estimulen el crecimiento de la economía, como por medio de una inserción plena del país al comercio internacional a la luz de los PAES. Me acuerdo cuando a la administración Monge se le calificó como la de “estabilidad sin crecimiento”, título de un libro de la Academia de Centro América.

    Algo parecido le está sucediendo a ésta; lleva más de un año de estar en funciones; lleva casi un año de tener un acuerdo con el FMI y aún no dispone de un programa de crecimiento de la economía al amparo de los PAES.

    Resulta que don Roberto Tovar, con desconocimiento descarrilla al tren antes de salir de la estación. Ahora ¿cómo va a hacer el Poder Ejecutivo para lograr que se apruebe un PAE III, si su jefe de fracción lo rechaza ad portas? ¿Tendrá el Poder Ejecutivo que acudir a la oposición para que le ayude a aprobar el PAE, basado en dos premisas: que allí hay diputados inteligentes y que actuarían con reciprocidad de caballeros, pues en los pasados gobiernos liberacionistas la Unidad les apoyó en los PAES I y II?
    Como abogado que es, don Roberto Tovar puede ser excusado de cometer errores de análisis económico, tan burdos como los que se deducen de su condena a los PAES, pero, ¿cómo fue que determinó que la desmejora de los indicadores económicos y sociales se debía a los PAES? ¿Se le ocurrió acaso, pensar que tal vez sin ellos la cosa hubiera andado peor? ¿Acaso no juzga que se podría tener costos a corto plazo, pero los beneficios se harían presentes en el largo plazo? Pero, más aún, ¿será que la condenatoria que le formula a los PAES –y he aquí su salida del laberinto en que se metió– surge porque no fueron aplicados en el grado y extensión en que deberían haberlo sido y por ellos los costos son más intensos y los beneficios más magros?

    En todo caso, me gustaría que don Roberto demuestre –aunque use las cifras de Ottón Solís– que los PAES son responsables de la baja en los indicadores económicos y sociales, que tanto preocupan a todos los costarricenses y qué ojalá todo no sea un deseo de –como buen abogado– meterse en asuntos de economía, lo cual parece estar de moda, pero para bien de esa disciplina.

  7. #87
    1991-09-18-SOCIAL-DEMÓCRATAS-LIBERALES

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    SOCIAL-DEMÓCRATAS-LIBERALES


    La Nación, 18 de setiembre de 1991. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 89-90.

    Algunos social-demócratas de cuño no cesan de mostrar cuán obnubilados están ante lo que pasa con sus copartidarios en diversos países o, tal vez, juzgan que exhibiendo tozudez escalan en la política nacional “como para que se les tome en cuenta”.

    Hablan de traición de miembros de su partido al transar con organismos internacionales con las firmas de los PAES I y II en gobiernos liberacionistas y creen ser simpáticos a amigos de tramas Agathachristianas, al señalar obscuras confabulaciones inter-partidarias entre economistas a quienes llaman, con desprecio poco fingido, “neoliberales”. Mas no son capaces de mirar un poco más allá de sus narices, restringiendo el rango por la ambición de volver al poder a como haya lugar y ocultan lo que evidentemente sucede con muchos de sus copartidarios social-demócratas. De aquí qué que es ésta una buena ocasión para airear algunos de esos casos y de no sólo aceptar como evidencia lo que sucedió aquí en las administraciones de Monge y Arias.

    ¡Qué más amigazos de los social-demócratas criollos que sus congéneres priistas de México! Pues ellos, ya sea por “mal patriotas” al no defender a su país ante los organismos multinacionales o si es que traicionan ideales social-demócratas, son quienes realizan la verdadera revolución de la economía mexicana, dando un lugar más apropiado al sistema de precios y desmantelar un aparato estatal intervencionista al que tanto añoran algunos social-demócratas del terruño.

    ¡Y qué decir de las decisiones de los socialistas franceses ̶ también “cuates” de los criollos ̶ liderados por Mitterrand, quienes han hecho profundas reformas liberales en su economía! Tampoco debemos olvidar a sus amigos socialistas españoles, quienes bajo un inteligente Felipe González han tomado medidas liberales para incorporar a su otrora retrasado país a la floreciente área de libre comercio de la Comunidad Económica Europea.

    Y, por si desean más ejemplos, ¿adónde queda el justicialismo peronista, pariente cercano de las ideas social-demócratas, que bajo el encabezamiento de Menem recibió un enorme espaldarazo electoral de su pueblo, al votar en favor de medidas económicas de mercado y de racionalización del Estado, en lo que algunos del cotarro juzgarían como traición a los ideales social-demócratas?

    En Chile, el nuevo gobierno, en el que están los social-demócratas, en esencia prosigue las mismas políticas económicas de Pinochet. El gobierno boliviano del Movimiento Nacionalista Revolucionario ̶ hermanitico de los social-demócratas de por aquí ̶ ha liberalizado a su país a tal grado que califica como fuerte candidato para los beneficios del Plan Bush. Hasta quien juró que la ideología social-demócrata de las catacumbas permanecería incólume ante el ominoso embate de las ideas, el Presidente de Ecuador, ya está haciendo sus cositas liberales.

    No hay peor ciego que el que no quiere ver, pero tal vez es peor quien cree que los demás somos redomados tontos de capirote y creen que con ello pueden avanzar en su ambición de poder.

  8. #88
    1991-09-23-PRIMERO, ASESORARSE...

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    PRIMERO, ASESORARSE…


    La Nación, 23 de setiembre de 1991.

    En La Nación del 14 de setiembre, don Roberto Tovar trata de responder a mi inquietud por su afirmación pública de que, por los indicadores sociales que tenía, los PAE I y II habían sido un fracaso. Pero –extraña forma de hacerlo– ahora me pide que yo le explique por qué tales programas no son los causantes de los males que él asume son resultados de los PAE. Este ping-pong frecuentemente se exhibe en el debate, por lo que no me considero obligado, de manera alguna, a sacarle las castañas de fuego, que son estrictamente criatura de su cuño.
    En todo caso, antes de darle sí algunos consejos al respecto, deseo referirme a su sana preocupación sobre la reducción del gasto publico, mencionándole que, como diputado, es él uno de quienes aprueba los presupuestos de gastos enviados por el Poder Ejecutivo, además de estar en capacidad de introducir legislación (me consta que, en ocasiones, así lo ha hecho) que restrinja las erogaciones gubernamentales y, por tanto, podría coadyuvar a poner orden en lo que da entender es el meollo de muchos problemas económicos. Así que, hágalo, pero, en verdad, hágalo.
    En cuanto a su petición de que le explique lo que debe hacer en torno a un PAE III, me permito hacerle varias sugerencias, en su orden. Primero, acuda en ayuda de dos buenos y preparados colegas diputados, economistas de profesión, los doctores Miguel Ángel Rodríguez y Federico Vargas, quienes estoy seguro podrían darle ideas sanas al respecto. Segundo, le sugiero leer dos artículos, uno de los cuales se publicó en La Nación del 20 de abril (y que, por error en el montaje, se corrigió en La Nación del día 26), en tanto que el otro apareció el 2 de mayo de este año, en los que brindo abundantes argumentos para explicar cómo debería tratarse el deseo –esgrimido por los conservadores– de evaluar los dos PAE anteriores, antes de pensar en un PAE III.
    Tercero, cuando he tenido problemas legales o que requieran de servicios especializados en el ejercicio del derecho, contrato a un profesional de ese campo, por lo que le sugiero que haga algo similar, asesorándose por un buen economista antes de, tajantemente como lo hizo, aseverar que los PAE I y II han sido nocivos para el país.
    Para terminar, como el diputado Tovar señala en su respuesta que “aprovecha la oportunidad para dejar constancia que, a ciegas, de él nadie podrá esperar un voto tan importante”, asumo que esa es una conducta propia de cualquier otro diputado de esa Asamblea y no sólo del diputado Tovar, pues no he sabido que alguno de ellos haya dicho que vota a ciegas las cosas. (Afortunadamente ya no tenemos a aquel tipo de famoso diputado, quien una vez dijo “yo ya no soy yo” cuando se trataba de votar en el Congreso).
    Espero que se estudien y analicen bien los asuntos propios de la economía, pues muy a menudo son descartados a la ligera o bien tratados con harto descuido. La economía parece sentido común hecho difícil, pero lamentablemente el sentido común parece ser el menos común de los sentidos.

  9. #89
    1991-10-08-COOPERATIVAS E IMPUESTOS
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    COOPERATIVAS E IMPUESTOS


    La Nación, 08 de octubre de 1991.

    Entre las medidas que correctamente está tomando este gobierno están las relacionadas con la eliminación de una serie de exoneraciones de impuestos, algunas de las cuales les paraban los pelos de punta hasta a los más peinados.

    Por mucho tiempo ̶ y lo he escrito en el pasado ̶ me ha llamado la atención el tratamiento tributario relativamente favorable que tenían muchas cooperativas de producción o que dan servicios a terceros, bajo el prurito de que no perciben utilidades sino excedente y siempre la misma respuesta a mi inquietud ha sido que, en el caso de las cooperativas, no perciben utilidades pues el aporte en especie de sus socios las hace receptoras de excedentes y no de utilidades, en tanto que, en las sociedades de capital, no es necesario que los socios den algo a esa actividad, por lo que lo recibido califica como utilidades. En resumen, se asume que el capitalista no aporta nada a la empresa, en tanto que sí lo hace en la cooperativa la persona que entrega su producto. Bueno, la verdad sea dicha, hay muy poca diferencia entre una empresa capitalista y una cooperativa y saltan a la luz ejemplo de firmas como la Cooperativa Dos Pinos que en poco se distingue de la Borden, a Coopemontecillos de algunas firmas productoras de carnes o de pescado destinados al consumo, entre otros ejemplos. Por lo tanto, la diferencia usada más bien parece ser un eufemismo, que el resultado de algún fenómeno económico importante, como para otorgar un trato diferencial en cuanto al tributo sobre la renta se refiere.

    No dudo acerca de la importancia que tienen las cooperativas en la economía nacional. Creo en la veracidad de ciertas cifras publicadas en estos días en torno al enorme impacto que tienen en la producción del país, pero no comparto el criterio que, de tal significación, se les deba mantener un trato tributario preferido.

    Así, me dicen, por ejemplo, que las cooperativas representan un 44% de la producción total de café, que producen el 20% de la caña, que siembran el 40% de la papa, que producen el 42% de la leche, que son los más importantes exportadores, etcétera, pero, más bien, me hace pensar ¿por qué a una parte tan importante de la producción nacional se le exime del pago del impuesto a la renta? Me parece, en términos de equidad, que deberían aportar algo a la tributación de la renta, la cual se concentra en el resto no cooperativizado del país. No son pequeños ̶ sus cifras nos lo comprueban ̶ ni desvalidos ̶ se pueden dar numerosos ejemplos de abundancia ̶ como para que no paguen el gravamen a la renta.

    Es cierto que hay tipos de cooperativas a las que no se les debería gravar disparmente en comparación con actividades competitivas, Así, gravar los certificados de depósito de cooperativas en tanto estén exentos los del Banco Popular o de Mutuales, me parece una aberración: todos o ninguno deberían de gravarse. O todos negros o todos blancos, pero nada de grises, Asumo que de esto trata la verdadera equidad tributaria que, supongo, pretende lograr el gobierno.

  10. #90
    1991-10-13-POR QUÉ LO HIZO

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    ¿POR QUÉ LO HIZO?


    La Nación, 13 de octubre de 1991.

    Muchos países que realizan programas de ajuste estructural, lo hacen porque las condiciones de sus economías son difíciles. Otros, sin embargo, cuando llevan a cabo tales programas, es para salir de apuros y agarrar unos dólares del Banco Mundial o del Fondo Monetario, que les permita, aunque sólo por un tiempo, deshacer sus enredos de balanza de pagos (tal parece ser el caso documentado de un país vecino, el cual acaba de firmar un PAE III, habiendo incumplido, casi desde el inicio, los dos previos).

    Pero, ¿podría alguien considerar necesaria una desgravación arancelaria en un país –tal vez no sólo para integrarse con mayor plenitud al comercio mundial– en el cual sus reservas al arranque son de más de $6.200 millones; el que ha tenido, durante los últimos 20 años muy altas y consistentes tasas de crecimiento de su economía y en dónde la reforma comercial se hace sin tener relaciones –esto es, acuerdo alguno– con el Fondo Monetario Internacional o con el Banco Mundial?
    Para los profetas del negativismo –aquellos que sólo critican un posible PAE III para Costa Rica sin proponer, alguna vez, una alternativa de ajuste viable– la conducta de ese país sólo expresaría una especie de neurosis gubernamental o de insania colectiva.

    Mi colega y amigo Marco Fernández, columnista del periódico Panamá-América, me contó que la nación de la cual hablo, de un día para otro, bajó su arancel máximo a un 15 por ciento, con pisos que van de 0 a 10 por ciento, además de liberar su cuenta de capitales y decidir la privatización de su sector financiero, amén de reducir los impuestos a la importación de automóviles y decidir integrarse al Mercado Común Andino, con lo cual llegará, en enero de 1992, a compartir un mercado de casi 100 millones de personas.
    El lector avezado sabe que hablo de Colombia, donde, con estas medidas, el gobierno de César Gaviria ha dado pasos radicales para poner a su boyante economía en un lugar preeminente en el comercio mundial y poder así elevar aún más su nivel de vida.

    La pregunta sigue siendo ¿por qué lo hicieron? Y la respuesta es la que se ha venido esgrimiendo ante el temor parroquiano que algunos han exhibido en nuestro medio, al hablarse de apertura comercial: con ella las naciones pueden crecer más; sus pueblos logran enriquecerse y más aún si lo hacen con decisión y prontitud, que es posible, frente al mito timorato; aumentar la inversión y el empleo, además de tener acceso, no a un mercado interno, restringido y relativamente reducido, sino a la globalidad de la economía mundial, con lo cual se beneficia de toda la extensión del progreso universal. Esta es una sencilla explicación al gran paso que acaba de dar Colombia.

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    Por Elisa en el foro Obra escrita de Jorge Corrales Quesada
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