1992-08-21-NI SIQUIERA BANANA REPUBLIC
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NI SIQUIERA BANANA REPUBLIC
La Nación, 21 de agosto de 1992.
Desde hace un buen rato he tenido el deseo de comentar la decisión que se fragua en la Comunidad Económica Europea (C.E.E.) para imponer límites a su importación de banano proveniente de América Latina.
Gracias a la presión de ciertos países de Europa, entre ellos algunos que hemos considerado como muy cercanos a nuestra manera de ser, sobre otros como Alemania, Luxemburgo, Bélgica y Holanda, terminarán pagando un precio mayor al actual, por sus importaciones de banano desde nuestros países.
En mucho el crecimiento del mercado europeo definió nuestro esfuerzo para expandir la producción bananera nacional. Creo que nos engañaron las prédicas de la C.E.E. a favor del libre comercio, que no dependiéramos de la ayuda financiera que nos conceden, que nos desarrolláramos por nuestro propio esfuerzo, que buscáramos hacer bienes en que tenemos ventajas comparativas y no desperdiciar nuestros recursos escasos en producir lo que somos ineficientes. Todo esto ha formado parte de lo que nos ha movido a producir aquello que somos realmente buenos –eficientes– como, por ejemplo, el banano.
En la C.E.E. priman intereses que exhiben a cuerpo entero el dictum de que “una cosa es lo que se dice y otra la que se hace”. Señalan, e inteligentemente así lo aceptamos, en foros como el BID, el Banco Mundial, entre otros, la virtud del libre comercio, pero, tal vez, por aquella vieja política mercantilista agrícola que aún siguen, nos podrían empujar a la represalia comercial por la estaca clavada en nuestra espalda. Evidentemente son conscientes de su torpeza, cuando pretenden seducirnos, para paliar el grave daño que nos causan, con un incremento de su ayuda financiera, queriendo así acallar nuestro desengaño y que no hagamos valer nuestros derechos ante el GATT, el que confiamos estará por los principios de la libertad de comercio, que son su razón de ser. Nuestros países no necesitan de ayuda que nos aherroje como droga a la dependencia: lo que necesitamos es poder comerciar libremente.
Resulta paradójico que, quienes en otras ocasiones nos han considerado “banana republics”, víctimas de explotación imperialista, actúen ahora para que ni siquiera podamos llegar a eso. Creemos que con libre comercio podremos vivir mejor, que es el sustento de relaciones pacíficas y civilizadas entre los pueblos y por ello insistiremos en que haya libertad de acceso al mercado europeo del banano. En ese ínterin pueden guardar sus reales para otras caridades.
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