1990-06-04-DECISIONES DOLOROSAS

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DECISIONES DOLOROSAS


La Nación, 04 de junio de 1990.

Es posible que se requiera reducir el exceso de empleo en el sector público. La rebaja del enorme déficit implica no sólo el aumento en los impuestos: parece que ya en el sector privado ̶ tanto en empresas como en familias ̶ hay criterio de que no es posible que, cada cuatro años, se le exija un elevado sacrificio, al aumentárseles los precios de los servicios públicos y de los más diversos gravámenes, mientras que el gasto estatal sigue tan imperturbable como las pirámides de Egipto.

Es importante que el Estado, si en serio pretende reducir su déficit, acuda en un grado significativo a disminuir su gasto. Mas no es posible lograrlo por artificios, como decir que se va a rebajar en un porcentaje (se ha mencionado un 5%) del presupuesto, cuando se sabe que, históricamente, el Estado nunca gasta todo lo que presupuesta y que, lo que no se puede gastar normalmente ha ascendido a ese 5%, del cual se habla. Se requiere de una verdadera reducción del excesivo gasto público.

En el pasado, en algunos intentos por disminuir el gasto, se procedió a hacerlo con la inversión, con lo que las generaciones futuras dispondrán de menos servicios básicos. No se reducen los gastos corrientes, sino la inversión: se prefiere comer el pastel, en vez de preparar más levadura.
Es factible que, si existe una verdadera determinación de reducir el gasto, se tenga que bajar el empleo en el sector público. Para relativa fortuna de los gobernantes, tal vez es éste el momento en la historia reciente de Costa Rica, en que una disminución de la empleomanía pública no causaría el ejército de desempleados que tanto temen los políticos.

La tasa de desocupación es sumamente baja: el último dato indica que la abierta es de 3.8%, algo pocas veces visto en nuestro país. A su vez, el empresario clama por la falta de personal y en los periódicos abundan anuncios en que se solicitan trabajadores. La relativa normalización de Nicaragua provocará la repatriación de muchos trabajadores de esa nacionalidad, quienes ahora laboran en nuestro país. Esto indica que las posibilidades de encontrar empleo en el sector privado, al surgir desocupación en el sector público, son sumamente altas.

En síntesis, es necesario disminuir el exagerado empleo en el sector público; el momento actual parece ser el menos inconveniente para tomar tan dolorosa, pero necesaria, acción de parte del mayor empleador del país: el Estado.