1990-02-21-NI QUEMÁNDOLE EL HOCICO

----------------------------------------------------------------------------------------------


NI QUEMÁNDOLE EL HOCICO


La Nación, 21 de febrero de 1990.

Como parte del acuerdo denominado SAL II entre el Gobierno de Costa Rica el Banco Mundial, CODESA dispondrá de 30 millones de dólares para programas de reconversión industrial, además de otros 65 millones de colones aportados por las Naciones Unidas.

CODESA ya ha definido cuáles son las actividades “prioritarias” para asignar esos recursos en su reconversión y menciona, por el momento, que textiles, calzado e industria alimenticia serán objeto de ese programa preferencial, para que compitan internacionalmente con eficiencia.

Llama la atención que CODESA defina a unas cuantas actividades como “prioritarias”, posiblemente basada en criterios como integración vertical, generación de empleo, formación neta de divisas ¿y vaya usted a saber cuáles otros?, que le permitan a un burócrata, desde un escritorio, decir cuáles han de ser aquellas industrias que tienen asegurado un exitoso futuro, todo por la bondad o la clarividencia estatal. Esto, ni más ni menos, es un refrito del antiguo propósito de CODESA de dar a luz empresas claves o estratégicas en nuestra economía, que el sector privado no estaba dispuesto a llevarlas a cabo.

Lo que nos dice el omnisapiente burócrata es que él sabe mejor que nadie, cuáles son los sectores en que el país puede competir internacionalmente, que está en capacidad de decidir, más que el propio empresario interesado, qué actividades son prioritarias para que el Estado financie su reconversión, en tanto que otras quedan fuera de su favor, pues él juzga, ¿quién sabe cómo?, que no pueden competir con eficiencia en los mercados mundiales. El afán dirigista no se ha terminado: continúa vigente en la que alguien de paso por ella la definió como “la nueva CODESA”.

Según un estudio reciente, ya mucha de la llamada reconversión industrial ha sido llevada a cabo por números empresarios ̶ por supuesto que sin esperar a que se lo dijera el burócrata todo-lo-sabe encargado de definir las prioridades ̶ y que más bien el problema que enfrentan es la restricción en el financiamiento. Lo conveniente parece ser ampliar el crédito al sector productivo (en vez de ir al Estado), pero no dirigiéndolo a la “reconversión” definida por un burócrata, sino hacia lo que el empresario juzga apropiado financiar, En resumen, esta nueva aventura financiera de CODESA es ejemplo del dictum de que al Estado que interviene, ni quemándole el hocico.