1990-05-21-PROGRESOS EN MÉXICO

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PROGRESOS EN MÉXICO

La Nación, 21 de mayo de 1990.

No ha pasado inadvertida en Costa Rica la reciente des-estatización de la banca comercial de México. El Presidente Salinas de Gortari está dispuesto a modernizar su nación, a contrapelo de la mentalidad de catacumbas de los socializantes de siempre, quienes, sin duda, han de mirar como un hereje al ilustrado gobernante azteca.


Como resultado de las malas políticas económicas de López Portillo, el capital privado mexicano abandonó su país a inicios de la década de los ochenta. En gran parte se empleó al sistema bancario comercial privado para transferir los fondos y así salvaguardar los ahorros de los ciudadanos. La banca mexicana estaba virtualmente quebrada, cuando se decidió estatizarla. Algún cínico pensará que con ello se protegieron los escasos haberes de una banca arrasada, pero el problema de concentración del poder que otorga tal apropiación, sin duda que hizo temblar a los hombres libres. La monopolización del crédito confiere un poder enorme a quien lo posee, como lo atestiguamos los costarricenses.

Salinas tiene que haberse dado cuenta de los vicios a que conducía la estatización de la banca comercial. No sólo se restringía la libertad, sino que se consideraba al crédito como bien de difunto: me imagino que sólo algunas personas tendrían acceso a ciertos créditos, en especial si tenían la bendición del omnipresente PRI. Pero, además, la ausencia de criterios de rentabilidad dificultaba el desarrollo eficiente de ese país, como es la meta que se han propuesto lograr los nuevos gobernantes mexicanos.

Sin duda que en México, por excelencia, lo que suena a “justicia social” es considerado como bueno. Así, la estatización de la banca en ciertos cotarros se ha justificado porque depara “justicia social”. Esto hace casi heroico a Salinas de Gortari, quien decidió ir contra la llamada “justicia social” y traspasó la banca al sector privado. ¿Será que Salinas está a favor de la “injusticia social”? ¿Será que no cree en la “democratización de la economía”, que es otro eufemismo, que a veces se escucha, para justificar al intervencionismo? ¿Será que Salinas se dio cuenta que con una banca estatizada las probabilidades de crecimiento de su nación se veían notoriamente obstaculizadas?
Ojalá que en nuestro medio, donde mucho de México se podría imitar, algunos comprendan que una banca estatizada no es sinónimo de justicia social y de democratización de la economía y que, por el contrario, la ineficiencia y las pérdidas que usualmente ocurren, terminan por ser pagadas por ese propio pueblo, en cuyo nombre se llevó a cabo la estatización.