1990-03-14-LOS EXENTOS

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LOS EXENTOS


La Nación, 14 de marzo de 1990.

Las autoridades del gobierno entrante han sido claras en que uno de los principales objetivos será eliminar el serio déficit fiscal, el cual ha puesto en peligro la estabilidad de nuestra economía.

La última información que he recibido me indica que el déficit total del sector público en 1989 más que duplicó la cifra que se había acordado con el Fondo Monetario: si se toman en cuenta los pagos autorizados pendientes de liquidación ̶ como debe ser la medición apropiada del déficit, que debe tomar en cuenta al de caja y también lo que está flotando ̶ se elevaría a más de diecisiete mil millones de colones en este año recién pasado.

Los encargados de la parte económica del nuevo gobierno tendrán que entrarle a los diferentes regímenes de exenciones, a fin de lograr la recuperación en las finanzas públicas. A los “exentos” se les deberá revisar, porque si bien estas políticas pueden ser lógicas en algunos casos (como, por ejemplo, exonerar las importaciones de insumos a ser usados en la producción de exportaciones no tradicionales, para garantizar a los exportadores un régimen de neutralidad ante el resto del mundo), en otros casos no parece tener más sustento que la habilidad del “lobby” y la “apertura mangancha” de políticos que, en su momento, les depararon una renta otorgada por el Estado.

Hay en nuestra nación una situación interesante, cual es la exoneración en el pago del impuesto sobre la renta en las empresas cooperativas. Algunas de estas son de las firmas más grandes del país; sin embargo, tales empresas no tributan, lo cual distorsiona la forma de propiedad, disminuye la base del impuesto sobre la renta, lo que requiere de un aumento en los impuestos que el resto sí debe pagar y se eleva la protección efectiva a los sectores privilegiados.

Es más, al régimen cooperativo (así como también para otros grupos) se le da otra serie de exenciones, como no pagar impuestos a la importación de ciertos vehículos lo cual conduce a un incremento sin justificación en las importaciones, además de que se desperdician nuestros escasos recursos. Asimismo, tales empresas no tienen que pagar el impuesto territorial ni el arancelario ni la sobretasa sobre las importaciones de ciertos bienes.

Todas estas exoneraciones ya llevan mucho tiempo: para el mantenimiento del privilegio no se puede alegar ahora que es para ayudar una actividad naciente en tanto se desarrolla. Es hora de que también sean copartícipes de los tributos que muchas otras actividades del país sí tienen que pagar.