1992-07-06-BUENA Y MALA ECONOMÍA

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BUENA Y MALA ECONOMÍA


La Nación, 06 de julio de 1992.

Dos referencias a acontecimientos recientes le sirven a un profesor de Economía para examinar a sus estudiantes: es a lo que el maestro de ese campo se refiere como buena y mala economía.

El diputado Reynaldo Maxwell Kennedy de Liberación Nacional presentó una enmienda al proyecto de ley de tránsito, la cual permite que cualquiera –sujeto a requisitos mínimos ̶ pueda ejercer el trabajo de taxista; esto es, que no exista limitación a la circulación de taxis sino que haya libre acceso a esa labor, como sucede con muchos otros oficios. Lamentablemente a la propuesta del diputado Maxwell no le han corrido buenos vientos, pues no tuvo apoyo en colegas del gobierno –sí, los mismos que proponen la liberalización y eliminación de restricciones a la libre participación de las personas en el mercado– así como entre miembros de su bancada –donde unos están por la liberalización, pero otros por mantener privilegios– de manera que la suerte del proyecto podría estar en definir un programa gradual, establecido en la ley, de crecimiento de la oferta de permisos, para terminar totalmente con el actual privilegio en, digamos, cuatro o cinco años.

Lo interesante –en lo económico– de la participación del diputado Maxwell es que señaló que la mejor muestra de que con el actual régimen no se satisfacen las necesidades del consumidor, es que existe una gran oferta subterránea de taxis piratas, cuyo servicio lo demandan las personas. La restricción actual a la operación del mercado es clara; el daño al consumidor es evidente; la limitación de la oferta es notoria: el diputado Maxwell aprobó mi curso de Economía.

Por contraste, léase lo escrito en el periódico La Nación del día 1º de julio: “El mercado libre (del café), que se puso en marcha el 3 de julio de 1989, hizo que se suscitara una sobreoferta mundial del grano y, por consiguiente, la gran disminución de precios”. Pero, ¿será cierto que “el mercado libre” fue el que suscito esa “sobreoferta”? Un buen estudiante de Economía respondería de otra manera: el alto precio logrado por el acuerdo cafetalero previo, hizo que se incentivara la producción de cada país (ante el deseo de venderlo a ese mayor precio en los mercados protegidos por el acuerdo), lo que generó esa sobreoferta del grano y lo cual se trajo abajo tal acuerdo. El mercado libre lo que ha hecho es mostrar esa realidad: un precio alto estimula la oferta, pero si ese precio surge al limitarse la operación de libre mercado dará lugar a la formación de excedentes que, tarde o temprano, provocarán una caída en los precios.

La opinión del periodista induce a culpar al mercado libre por esa caída de precios, pero fue el mercado restringido bajo el anterior acuerdo el que dio lugar a la formación de excedentes del grano. Lo lamentable es que más de uno culpa a las cobijas por el frío. Mala economía: no aprueba mi curso.