1990-06-16-EL DILEMA SOBRE EL EMPLEO

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EL DILEMA SOBRE EL EMPLEO


La Nación, 16 de junio de 1990.

Recientes aseveraciones de funcionarios públicos, alientan que surja una serie de dudas acerca de lo que podría suceder con el empleo en la economía. Destaca la afirmación de que el déficit en el sector público no podía hacerse reducido por el desempleo de los empleados públicos. Según lo dicho, el déficit deberá ser reducido en parte por la baja en el gasto público, pero principalmente por la disminución de la demanda privada. En vez de rebajar el gasto estatal, el impulso principal de la reducción del déficit descansa en la parte privada (esto es, familias o empresas) de la economía.

Lo preocupante de esta creencia es que, si bien el gobernante observa el efecto directo de la disminución del empleo público, soslaya que en el sector privado deberá disminuir la ocupación. Es decir, se ha preferido al empleo público en vez del privado. El Presidente del Banco Central señaló que, como resultado de la disminución anunciada del déficit, es posible que se dé un descenso en la tasa de crecimiento de la economía y, aunado a que el peso del ajuste estará en la parte privada, ello se reflejará en un descenso en el empleo (o en su tasa de crecimiento) en dicho sector.

A su vez, dos altos funcionarios anunciaron que en los próximos aumentos de salarios mínimos, deberá tomarse en cuenta que en la administración Arias los salarios no crecieron tanto como los precios. Es disputable que se dio tal reducción del salario real, pero, si se lleva a acabo la voluntad gubernamental, posiblemente se traducirá en un aumento en el salario real sin ser sostenido por un aumento en la demanda de trabajo, lo que posiblemente provoque un descenso en el empleo privado. Las políticas salariales anunciadas también perfilan un efecto negativo sobre el empleo en el sector privado.

Por lo expuesto, debe destacarse que resulta contradictorio el pedido gubernamental –parte del paquete de compensación, ante el aumento en los tributos– de que el sector privado aumente en 4.000 sus empleos anuales. Me parece que no existe claridad en la política salarial del gobierno y que, por tanto, difícilmente logre el objetivo que busca.

Es importante, antes que nada, que el Estado defina si prefiere al empleo en el sector público en vez del privado y, luego, que las políticas económicas que piensa seguir sean congruentes con los ofrecimientos públicamente expresados.