Página 4 de 23 PrimerPrimer 1234567814 ... ÚltimoÚltimo
Resultados 31 al 40 de 224

Tema: Artículos publicados en Diario La Nación 1980-1989

  1. #31
    1983-10-01-REFORMA BANCARIA


    REFORMA BANCARIA


    La Nación, 01 de octubre de 1983.

    En estos días se han formulado algunos comentarios acerca de las virtudes de nuestra banca estatizada. Algunos de ellos son favorables a ésta; los más propugnan por la existencia simultánea y en igualdad de condiciones de la banca comercial privada.

    Desde hace ya bastante rato, casi desde que se inició el actual gobierno, se creó una comisión encargada de evaluar nuestro sistema de banca nacionalizada. Dicha comisión no ha formulado aún ninguna opinión concreta acerca de esos entes financieros, aunque miembros prominentes de ella sí han efectuado comentarios públicos, supongo que en carácter personal, que lo llevan a uno a la conclusión de que las cosas no parecen estar lo bien que creen algunos.

    En todo caso, al menos los comentarios que realizó el Lic. William Hayden, bastante conocedor de asuntos financieros, tanto ante un grupo de empresarios reunidos en la Sala Kamakiri, como ante un conjunto de personas en los salones de La Nación, y que este periódico reprodujo recientemente, me obliga a pensar que ojalá dicha comisión fuera ampliada, para que tenga el aporte de gente familiarizada con asuntos bancarios y que, ciertamente, no formen parte del grupo político en el poder.

    Actualmente la comisión mencionada está compuesta por personas todas sumamente capaces y conocedoras, algunas en un grado mayor que otras, de los asuntos financieros de nuestra banca estatizada. Personalmente, conozco a gran número de ellos, así como también estoy enterado de su afiliación política: todos son liberacionistas.
    \
    Me he puesto a pensar que la situación de nuestra banca puede ser tan crítica, que su solución va a exigir el concurso de muchos costarricenses (tal vez algo de ese consenso, del que a veces nos habla el Presidente Monge). Es por ello que no entiendo por qué sólo liberacionistas conocedores de asuntos financieros integran dicha comisión. Un mal pensado podría imaginar que lo que se trata es de hacer lo que hace el gato con sus heces: echarle tierra o esconderla. Pero creo que esta concepción ofende la calidad profesional de los integrantes de esa comisión.

    Tal vez, sea, más bien, que en el gobierno actual, que fue el que nombró la comisión mencionada, se considera que los únicos capaces de diagnosticar sobre nuestro sistema bancario son los liberacionistas (ah, criatura mía) y que los de otras tiendas políticas no conocen del asunto o no están capacitados para ello. ¿No creen los amigos lectores que tal vez esa comisión se vería enriquecida con la presencia de no liberacionistas conocedores de banca, como por ejemplo, don Álvaro Hernández Piedra, don Miguel Ángel Rodríguez, don Jorge Guardia, don Alberto Di Mare o don Oscar Barahona, entre otros? No puedo pensar que hasta para evaluar un sistema bancario nacional (que, de paso, para bien o para mal, es responsabilidad de todos los costarricenses) se requiere del sectarismo político y no necesariamente del aporte inteligente de ciudadanos afectos a diferentes tendencias políticas, distintas de la actualmente gobernante.

  2. #32
    1983-10-14-EL SOLIDARISMO REGRESA A LA TIERRA

    EL SOLIDARISMO REGRESA A LA TIERRA


    La Nación, 14 de octubre de 1983.

    En los funerales de los cristianos, normalmente, al regresar a la tierra para no volver jamás al mundo de los vivos, se destacan sus virtudes humanas. En el jargón de la Asamblea Legislativa, cuando se envía un proyecto de nuevo al estudio de la Comisión respectiva, sin que se estipule su retorno obligado a la votación en el plenario de la Asamblea, se dice que a ese proyecto se le ha dado un entierro de primera clase. Creo que hay cierta similitud entre el regreso a la tierra de los seres vivos y el entierro de primera clase, entre coros de algunas hipócritas alabanzas, sucedido recientemente con el proyecto de la ley para dar marco legal adecuado al movimiento solidarista.

    La actitud de los comunistas frente al solidarismo es explicable, pues muestra lo contrario del dogma marxiano de la inevitable lucha de clases, que es la savia intelectual de algunos de Pueblo Unido y sustento de otros, quienes aunque se dicen profesar en otro partido político o ser independientes, en realidad son corifeos del rojismo criollo y de la internacional. Una vez más, don Arnoldo Ferreto, quien debe ser nombrado “diputado del año”, por el poder y control que se ha mostrado ejercer sobre nuestra Asamblea Legislativa, quien recientemente logró evitar la condena por la inmisericorde destrucción de un avión civil de pasajeros por una paloma de la paz soviética, pudo manipular el envío a Comisión del proyecto de ley para el solidarismo.

    En todo caso, si descontamos la ya prevista posición de los camaradas, sí vale la pena analizar la de algunos políticos criollos, quienes, al menos en esa reciente sesión de la Asamblea Legislativa, regaron verde bilis contra ciudadanos deseosos de evitar que el Estado se apropie de sus haberes.

    La liberofobia de algunos (subrayo, algunos) diputados de Liberación Nacional tiene su sustento en una especie de “yoísmo” social, sin la cual no les es posible concebir ninguna acción social humana que surja espontáneamente y no como resultado de sus actos deliberados. Esto es, creen que la sociedad sólo puede tener un orden, si es dictado por el poder ejercido de algún individuo y jamás como algo no planificado o dirigido. Ejemplos abundan: uno, el obrero costarricense no sabe o no ahorra, si no es por la existencia del Banco Popular, creación de “algunos”. Dos, los costarricenses no pueden o no ejercen la caridad privada: ello debe socializarse por medio de “mí” creación, del IMAS. Tres, los obreros no pueden ser dueños de sus prestaciones, porque las botan o bien, si desearán ser dueños de empresas, el “Partido” debería crear algo, y llámelo SEL, TAC, FODEC o lo que sea, para resolver esa espontánea y “anómala” libertad de contratación.

    Claro, lo que pasa es que estos señores “creadores del orden social”, presuponen que el mundo organizado y civilizado existe porque ellos lo crearon, tal vez debido a que identifican a la sociedad con el Estado: el Estado es la sociedad. No pueden concebir, entonces, que el movimiento solidarista haya visto la luz como resultado de la libre y espontánea negociación entre las partes. Patrones y trabajadores se ponen de acuerdo para resolver sus problemas, capitalizar, crear riqueza, actuar en la empresa y hasta llegar a ser dueños de ésta. Y de ello, ningún partido, así como ningún político, quienes desearían ponerle la placa de “obra de su administración”, pueden reclamar la paternidad del solidarismo. Han sido ciudadanos privados, más o menos anónimos, quienes no han querido caer en las garras de la demagogia politiquera, que con suma frecuencia hiere nuestros oídos.

    Creo que los solidaristas se han enfrentado, tal vez sin quererlo, con ese monstruo devorador de nuestras conciencias: el social-estatismo paternalista. Los solidaristas han demostrado ser afectos a la libertad y no a la coacción; al libre albedrío y no al paternalismo esclavizante. Cuando los vuelvan a buscar, recuérdenles cuáles son los principios que orientan al solidarismo. Así, aquellos que pretenden cancelárselos tan sólo porque son contrarios a sus designios social-estatistas, podrán darse cuenta de que el hombre libre en nuestro país aún existe, a pesar de que estos no les deben nada a los nuevos fariseos del Poder. Porque pronto vendrán donde ustedes… dentro de dos años.

  3. #33
    1983-10-19-NUESTRA POLÍTICA EXTERIOR

    NUESTRA POLÍTICA EXTERIOR


    La Nación, 19 de octubre de 1983.

    En verdad que algunos liberacionistas connotados nos confunden cuando tratan el tema de nuestra política exterior. Debo ser claro que de ese embrollo se excluye al canciller, don Fernando Volio, quien, al contrario de algunos de sus copartidarios, ha sido diáfano, concreto y definido en lo que se refiere a nuestras relaciones externas.

    Poco antes de dar inicio el actual gobierno, un prominente ministro me comentó que, ante el desastre económico y financiero que heredaban de la Administración Carazo, la recuperación y estabilidad la lograrían con la ayuda, principalmente, de México y Venezuela. Se traslucía de esa opinión que la solidaridad financiera la esperaban encontrar en los entonces ricos países petroleros de América Latina, dejando en un segundo plano a los Estados Unidos, que tradicionalmente había sido el proveedor de los préstamos blandos, las donaciones y los obsequios. Por otra parte, de los organismos internacionales se esperaba que continuaran en el desempeño de papel “positivo”, tal como se había mostrado hasta la fecha.

    ¿Cuál fue la sorpresa de ese Ministro? Pues que la economía mexicana se fue a pique y que Venezuela está a punto de brindarle compañía abismal. (Nótese que Carazo no estuvo gobernando a México, ni a Venezuela. ¿No será que el problema no es tanto de personas, como de ideologías? Los liberacionistas social-estatistas mejor omiten opinar acera de este conflicto intelectual). Por supuesto, el tío Sam, sonriente y caritativo, nos tendió la mano. Casi apuesto a que mi amigo social-estatista ahora le prende velitas al gobierno norteamericano, en tanto que ha relegado casi al olvido la ayuda económica de los pobres, pero solidarios, países ex ricos de América.

    Así son las cosas para algunos políticos liberacionistas, quienes antes no podían ver a los “gringos yankees”, ahora no saben, por dicha, qué hacer con ellos. Y menos aceptaban los verdes a un gobierno republicano, pues todas sus simpatías se volcaban hacia Franklin Delano Roosevelt, pasando por John F. Kennedy, hasta llegar a Carter. Pero jamás se “tragaban” a un gobierno liberal republicano. Reagan era, para algunos liberacionistas, expresión del capitalismo de mercado llevado al extremo y, por tanto, contrario a sus ideas social-estatistas. Para bien del país algunos han cambiado de parecer acerca del Sr. Reagan, aunque tal vez lo sea más en apariencia que en realidad. Si pudieran votar en las próximas elecciones en los Estados Unidos, lo harían con gusto por Mr. Mc Govern, de la izquierda política norteamericana o bien por el sindicalista Mondale, en tanto que al Sr. Reagan le brindarían la sonrisa cuando reciben la ayuda.

    A mí don José Figueres ya no me sorprende. Últimamente es bastante consistente. En una entrevista en el noticiero de Canal 2 se dejó decir que si los Estados Unidos querían tumbar a un gobierno (el nica) que lo hicieran directamente, pero que se dejara de pagar mercenarios (probablemente se refirió a los contrarrevolucionarios), que ya estaban pasados de moda. En la pantalla de televisión se observaba el rostro de don Oscar Arias, detrás del anciano ex presidente. No pude descifrar si la mirada de don Oscar era de simplona aceptación de lo que decía el señor Figueres o si, más bien, se trataba de un rostro de poco disimulado dolor, aquel dolor de tener que aceptar lo que escuchaban sus oídos, al mismo tiempo que era impotente para oponerse a las ideas caducas del Sr. Figueres, pues de hacerlo así corría el riesgo de perder esa precandidatura que tanto le ha costado políticamente. Así anda la percepción de algunos prominentes dirigentes de Liberación Nacional acerca de la polìtica externa de Costa Rica.

  4. #34
    1983-10-26- LA HORA DEL JUICIO CASI HA LLEGADO

    LA HORA DEL JUICIO CASI HA LLEGADO


    La Nación, 26 de octubre de 1983. Reproducido en Roberto García, compilador, “Tribuna Nacional: 25 Años de la Página 15 de La Nación”, 1993, p. p. 94-96 y en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 117-119.

    Con frecuencia se repite la célebre frase de John Maynard Keynes, “en el largo plazo, todos estamos muertos”, para justificar las acciones que se centran en el presente y que no toman en cuenta las posibles consecuencias de ellas en el futuro.

    En múltiples ocasiones, en un pasado no muy lejano, algunos de nuestros empresarios no dudaron en utilizar el poder de coacción que puede ejercer el Estado, para obtener de él pingües ganancias particulares en el corto plazo. Así fue como estuvieron de acuerdo, muchas veces, en negociar impuestos en su monto y forma, promover la creación de instituciones burocráticas, propiciar la erección de barreras arancelarias proteccionistas, aceptar la implantación de sobretasas cambiarias, solicitar controles de precios, negociar las tasas de gravámenes a las exportaciones, entre muchas otras posibilidades de intervención estatal creadora de privilegios, dignas de taumaturgos de alcurnia, que van desde cosas tan pueriles, como la posibilidad de “codearse” con los gobernantes de turno, hasta otros de gran “valor” financiero, como fue la protección monopólica traducida, en última instancia, en ganancias logradas no por la habilidad empresarial sino por la ausencia de competencia, en perjuicio directo del consumidor y del pueblo costarricense.

    Qué importó, y más de uno revisará su conciencia, negociar con los gobernantes para que, por ejemplo, en lugar de aumentar un impuesto en un 10 por ciento, se lograra, “exitosamente”, que fuera de tan sólo un 5 por ciento, pues ello sí era factible pagarlo, aunque esa posibilidad más bien fuera la de ese negociador, en contraposición con la incapacidad de hacerlo por todo un pueblo, en cuyo nombre se negociaba ese impuesto.

    Los principios pasaban a segundo plano y hasta se aceptó la terminología Orwelliana de llamar “derechos” (derechos de exportación, por ejemplo) a la simple exacción tributaria. El interés particular primó (tal vez así son siempre las cosas), sustituyendo al bien común. Por supuesto, los “negociadores” formaron parte de comisiones, grupos asesores, entre otros, y no dudaron en ningún momento en reconocer que el Estado podría serles útil en su crecimiento, siempre y cuando fuera en favor de cierto grupo
    predeterminado.

    No hace mucho tiempo, un amigo me dijo, cariacontecido tal vez por un arrepentimiento tardío, que “esto (¿el país?), ya se lo llevó la porra; que casi no era posible ni trabajar y menos aún tener ganancias”. Lo miré con tristeza pues tal vez era cierto aquello del demasiado tarde, pues él, directa o indirectamente, coadyuvó a que el Estado, del cual se quejaba amargamente, experimentara un violento proceso de agigantamiento y que ahora le exigía, como tributo, el sacrificio de un coparticipe de esa misma expansión.
    ¿Cuántos de quienes “negociaron” no obtuvieron fácil acceso a las puertas abiertas del crédito subsidiado, al préstamo expedito, al aval de todos los costarricenses, a través del Estado, para sus aventuras económicas? Ahora tenemos que pagar las consecuencias. El Estado exige, en este momento, para su supervivencia gigantesca, el óbolo del pueblo empobrecido, quien ahora tiene que hacer frente a las cuentas del Leviatán.

    Son muchos los que claman a los cuatro vientos que es necesario disminuir el tamaño de ese Estado a punto de destruirnos a todos, a pesar de que, en el pasado, y deben asumir su responsabilidad ante la historia, fueron ellos mismos los propiciadores directos del enorme aparato estatal. Ahora, algunos políticos y algunos empresarios piden a voces que se cercene al monstruoso Estado. Los primeros, lo hacen, unos para estar de moda y capitalizar voces electorales, en tanto que otros, porque se dieron cuenta de lo que crearon. Algunos hombres de empresa lo dicen porque ya están sintiendo que se equivocaron al creer que el Estado les iba a resultar gratuito en el largo plazo; ya ven claramente que éste tiene un costo, y alto en verdad, por lo que ahora tienen que encarar la pasada de la cuenta por tanta gollería adquirida.

    Estaba en la naturaleza de ese empresario tratar de obtener un monopolio y para ello acudió al Estado para que éste se lo asegurara. Ahora el Estado cobra por ese privilegio otorgado. ¿Y pensar que aún a estas alturas todavía algunos empresarios discuten acerca de la necesidad de efectivamente promover un cambio estructural que permita a los costarricenses vivir en paz, con justicia y libertad, sin la creación de odiosas castas de privilegio?

  5. #35
    1983-11-10-TAL VEZ AHORA SÍ HAYA UNA EXPLICACIÓN
    TAL VEZ AHORA SÍ HAYA UNA EXPLICACIÓN


    La Nación, 10 de noviembre de 1983.

    En una entrevista realizada al Ministro de la Presidencia, un reportero le preguntó algo, más o menos así: “El Presidente Monge en el pasado acusó a los comunistas de querer desestabilizar a nuestro gobierno. Ahora se afirma que, con el fraude por la facturación anómala de nuestro comercio exterior, los empresarios atentan contra la estabilidad del país. ¿Cómo compara esta situación?”. La respuesta no me interesa, porque conozco bastante bien cómo el funcionario responde cuando así le conviene y calla cuando sucede lo contrario. Lo que me preocupa es la pregunta del reportero, pues a todas luces refleja la magnitud y la gravedad de las afirmaciones del gobierno.

    Quiero dar algunas cifras que lanzan varias dudas sobre la veracidad de las afirmaciones de los principales personeros de este gobierno, de que existe una sobrefacturación de las importaciones y una subfacturación de nuestras exportaciones, que puede significar que 400 millones de dólares no entran al país. Si me equivoco en mi análisis que me perdonen, si pueden, los señores del gobierno y, si están bien las cifras, que den disculpas a todos los exportadores e importadores del país. Las cifras básicas las obtengo de la empresa Consultores Económicos y Legales (COUNSEL), a la que brindo mi agradecimiento.
    Las exportaciones de 1983 se estiman en 803.2 millones de dólares, desglosadas de la siguiente manera:

    Café…………………………………………………………………… $ 219.9 millones
    Azúcar………………………………………………………………… $ 17.8 millones
    Fertilizantes…………………………………………………………… $ 5.9 millones
    Banano…………………………………………………………........... $ 207.0 millones
    Carne……………… …………………………………………........... $ 32.5 millones
    Cacao……………… …………………………………………........... $ 0.4 millones
    Otros………………………………………………………………….... $ 319.7 millones

    Las exportaciones de los tres primeros rubros (café, azúcar y fertilizantes) están estrictamente reguladas por el Estado, que es el exportador por medio de la Oficina del Café, La Liga de la Caña y FERTICA. Esto equivale al 30.3 por ciento del total de nuestras exportaciones; o sea, 243.6 millones de dólares.

    En lo que respecta al banano, que equivale al 25.8 por ciento de las exportaciones totales de Costa Rica, de acuerdo con el decreto 12446 MEIC de 3 de abril de 1981, el precio está fijado en $3.40 la caja FOB; o sea, si el precio es menor tiene que liquidar exportaciones en el país a ese precio y, si es mayor, es “ganancia” que queda afuera. En todo caso, ese es el precio que fija nuestro sapiente Estado.

    Las exportaciones de carne son el 4 por ciento del total. Aquí existe la Comisión Reguladora de la Carne, la cual, entre otras funciones, tiene como misión evitar precisamente que el exportador realice las ventas a un precio superior al que usa para liquidar al agricultor por las exportaciones. Esto es, evitar que se lo “tiren” por una subfacturación.
    Si sumamos los rubros de exportaciones de café, azúcar, fertilizantes (controlados directamente por el Estado), de banano (fijado el precio de exportación por decreto) y de carne (con un mecanismo privado autorregulador) nos da un total de $483.1 millones; o sea, el 60.1 por ciento del total de nuestras exportaciones. Como el gobierno afirmó que “el fenómeno de la subfacturaciòn que afecta el ingreso de las divisas, podría ser del 15 por ciento…”, si aplico este porcentaje a la cifra de exportaciones de $803.2 millones, da un dato de $120.5 millones. Ahora bien, esos 120.5 millones de dólares equivalen al 37,6 por ciento del total de exportaciones, excluyendo los rubros arriba señalados que están regulados directa o indirectamente por la acción estatal. O sea, que lógicamente lo posible de evadir es el 37,6 por ciento del total de las exportaciones no controlables. ¿Se imaginan ustedes si esta suma es siquiera cercanamente posible?

    Ahora, veamos las importaciones de Costa Rica, que, según la firma COUNSEL, se estima ascienden a 930 millones de dólares en este año. De estas, el 40 por ciento son del sector público y el 60 por ciento privadas. Como el gobierno afirma que “la subfacturación (de las importaciones) asciende a un 30%”, me daría que el monto es de $279 millones. (Nótese que estos 279 millones de dólares más los 120.5 millones de dólares de sobrefacturación de exportaciones, según el gobierno, dan casi los 400 millones de dólares de evasión de que hablan las autoridades gubernamentales). Pues bien, el 60% de las importaciones no estatales asciende a $558 millones, por lo que los $279 millones de sobrefacturación equivaldrían al 50% de esas importaciones. De nuevo, ¿Cree alguien del Gobierno en esas cifras? Se podría alegar que, posiblemente, entonces la sobrefacturación de las importaciones y la subfacturación de las exportaciones sea realizada por el Estado, cosa de por si sorprendente.

    Supongo que lo que pasa es que el Gobierno está sintiendo la fuerte oposición del sector privado costarricense al enorme y deficitario gasto público y ahora quiere echarle encima a la opinión pública. ¿Será que ya se murió el amor?

  6. #36
    1983-11-24-AL FIN LO PODRÉ VER


    AL FIN LO PODRÉ VER


    La Nación, 24 de noviembre de 1983.

    Nuestra gente de campo dice que las culebras son unas bichas tan, pero tan malas, que se muerden a sí mismas. La verdad es que, posiblemente, lo que el reptil hace es ayudar a quitarse la piel, la muda, como la llaman, pues debe ser muy engorroso deshacerse de esa especie de malla o de blue jean tan tallado. Sin embargo, la fábula popular, sencilla en esencia, tiene una excelente aplicación en un plano mucho más amplio y aparentemente más significativo en la Costa Rica actual.

    Con cada año que pasa el envío del presupuesto de la República a la Asamblea Legislativa ocasiona una serie de actos, cuyo patetismo va in crescendo. Desde la famosa destapada del candidato del Kamakiri, hasta las comisiones asesoras de algunos, no todos, ex ministros de Hacienda, resultan ser muestras patéticas de la importancia que tiene el ritual político de noviembre, debido al envío del cobro por el servicio del Estado a sus ciudadanos. (No existe en la Tierra nada gratuito).

    Pero este año se está llegando al máximo de la comicidad presupuestaria, pues, ante las presiones del “villano” Fondo Monetario, llegamos a la conclusión de que si los ticos queremos un Estado grande, macro-cósmico, pues, entonces, que lo paguemos, en grande, en macro-sumas. Esto es, no podemos tenerlo enorme, dadivoso, proveedor, prohijador de bondades a los elegidos y, al mismo tiempo, pagar apenas un poquito por toda esa gama de virtudes derrochadas.

    La genialidad consiste en aplicar el principio de la bicha mala al Estado. Esto es, al igual que las culebras folclóricas, nuestro Estado se va devorar a sí mismo. Y esto no es broma. Al genio legislador se le ocurrió que, como el gobierno central tiene un déficit que asusta hasta a los social-estatistas de Liberación, hay que comerse al resto del Estado y quitarle presupuesto al Estado descentralizado. La culebra se comió a sí misma.

    Durante mucho tiempo deseé ver esto. Al fin los costarricenses podremos descansar en paz. Lo que los enemigos del estatismo no pudimos lograr en cuanto a la reducción del Leviatán, lo va a hacer éste por nosotros. El Estado, bicho malo como la culebra, se está destruyendo a sí mismo, y en buen ahora. Los costarricenses debemos estar agradecidos con los cerebrales legisladores, quienes sin reducir el gasto público por ir contra sus principios, están logrando el milagro del pan y de los peces, sólo que a la inversa.

  7. #37
    1984-01-12-LA APERTURA A SINIESTRA

    LA APERTURA A SINIESTRA


    La Nación 12 de enero de 1984.

    En estos últimos meses nuestro gobierno ha sufrido una serie de cambios, que lo obligan a uno a meditar si no estamos en presencia de un desplazamiento hacia la izquierda, de un gobierno que hasta ese entonces parecía mantener una posición de balance ideológico.

    El primer hecho lo constituye la salida del entonces canciller de la República, don Fernando Volio, quien se había caracterizado por llevar a cabo una labor sin ambages de ninguna índole, en lo que se refiere a la defensa de la soberanía nacional así como en la lucha por la libertad en contraposición con el totalitarismo comunistoide. A pesar de que, pocos días antes, el presidente Monge decía brindarle su apoyo, no tardó en “bajarle el piso”, accediendo a los deseos de los “piricuacófilos” enquistados en el gobierno.
    El segundo hecho lo fue la decisión de criticar al gobierno de los Estados Unidos por la invasión de Granada, por medio del voto que ejerció el delegado de Costa Rica en las Naciones Unidas, don Fernando Zumbado, quién sabe por instrucciones de qué persona. De esta manera, lo que mucho apreció el enemigo del comunismo, el gobierno de Costa Rica lo condenó con esa típica retórica de la Internacional Socialista.

    El tercer indicador del acercamiento hacia la izquierda lo fueron unas declaraciones infortunadas del Presidente, en que acusó al Fondo Monetario Internacional de imponer políticas económicas costosas al país. El paciente acusa al médico por sus enfermedades. A mí me parece que, más bien, el Fondo Monetario Internacional ya se dio cuenta de que este gobierno quiere continuar con un Estado mucho más grande que lo que permite nuestra economía, que no se toman medidas que ciertamente estabilicen el tipo de cambio, aparte de la de solicitar más y más ayuda externa, especialmente a los Estados Unidos, y que no se está dando ningún proceso de reforma estructural de nuestra economía, como lo atestiguan recientes afirmaciones del Ministro de las Exportaciones, con lo que lograría un repunte de nuestra problemática situación económica.

    Finalmente, el heredero de Johnny Echeverría, don Ángel Edmundo Solano, parece estar empeñado en que su afecto por los nicaragüenses sea elemento de conflicto entre los costarricenses. Yo no entiendo cómo es posible que se combata en suelo costarricense durante siete días por tropas extranjeras y que el Ministerio de Seguridad lo dé a conocer ni que el mismo ministro se irrite porque otro, más confiable, sí se lo haga saber al país. Algo huele a podrido, no en Dinamarca sino en Costa Rica.
    Tal vez habrá que esperar que el presidente Monge deje de asumir una actitud momificada en Pozos de Santa Ana. Ya es hora de que se ponga el

  8. #38
    1984-01-20-LA AYUDA EXTERNA DE DON HENRY

    LA AYUDA EXTERNA DE DON HENRY


    La Nación, 20 de enero de 1984.

    Después de leer el Informe de la Comisión Kissinger para Centroamérica, el cual, en términos generales, me produjo una gran satisfacción, hubo un aspecto que vino a reforzar mis dudas acerca de la bondad de la ayuda económica, así porque sí, para un país como Costa Rica.

    Tal vez una muy breve descripción de cómo ciertos hogares, afectados por el vicio o enfermedad del alcoholismo, deciden resolver el problema, al menos en parte, nos dé una idea de por qué, tal vez, la ayuda extranjera a Costa Rica, más que una cura a la economía enferma, ocasiona una lenta y dolorosa agonía. Así, en algunos casos, con tal que el borrachito de la casa no se aleje durante mucho tiempo y haga sus “tortas” lejos del hogar, mejor se le mantiene “encerrado”, pero, eso sí, con su botellita de guaro a la par. Así se logra que el alcohólico no se vaya de la casa, pero tampoco, que se cure el vicioso o el enfermo.

    En cuanto a Costa Rica, si ciertos países amigos continúan dándole ayuda sin ninguna condición que tienda a mejorar nuestra condición económica, nos pasará la del borracho: contento y en la casa, pero borracho.

    Desde hace más de cuatro años, casi desde 1978, muchos organismos internacionales capacitados, así como muchas personas de este país, y también capacitadas, han venido señalando una serie de problemas de nuestra economía cuya existencia es una gran parte causa de males económicos. Es más, muchos estatistas del pasado, son ahora connotados enemigos del monstruo en que creyeron: o, al menos, por sus declaraciones quién sabe qué tan francas así lo parecen ser.

    Por ello, a cada rato escucha uno cómo nuestros gobernantes –algunos de ellos–dicen que hay que frenar el gasto estatal, reducir los impuestos, estimular la producción, promover las exportaciones, reducir el paternalismo, revisar el proteccionismo arancelario, eliminar subsidios, reducir la burocracia, quitar la viajadera de los funcionarios, eliminar los déficits del sector público, disminuir la emisión monetaria, estimular al individuo, en contraste con el Estado y, la verdad, poco si algo se ha hecho para lograr esto. Por ejemplo, recientes declaraciones del Ministro de Exportaciones son testimonio de la permanencia de los obstáculos para exportar, y así podríamos brindar otros ejemplos.

    Pero regresemos a la propuesta de ayuda de don Henry. Mal sería que se nos dieran recursos para continuar con este estatismo gigantesco, en que nuestros políticos, especialmente los del actual partido político gobernante entre otros social-estatistas, nos han sumido. Es muy posible que la voracidad fiscal de nuestro Estado no llegue a un límite si se le suelta plata desde afuera. (Es muy factible que Costa Rica sea el país que grava más fuertemente la renta de las empresas, a pesar de que se anda de la Ceca a la Meca atrayendo inversiones).

    Si la ayuda externa del señor Kissinger sólo va a permitir la gastadera y el crecimiento estatal, casi es preferible que “no me ayudes, compadre”.

  9. #39
    1984-01-23-DE NUEVO CON EL BANCO POPULAR
    DE NUEVO CON EL BANCO POPULAR

    La Nación, 23 de enero de 1984.

    Hace varios años, pero no muchos, me dio por escribir acerca del Banco Popular. Por supuesto, muy poco bueno se podía decir de él en ese entonces, tal como parece sucede en estos días. En aquella época, la crítica al Banco Popular fue contestada con insultos, pero ahora, al volver a referirme a esa institución, dado que ciertos personajes ya no tienen nada que ver allí y han sido sustituidos por personas más dispuestas, creo, a escuchar el derecho ciudadano a juzgar la cosa pública, me atrevo a plantar una serie de inquietudes sobre lo que es mío de hecho, aunque por dicha en una pequeña parte, como cotizante obligatorio que soy del Banco.

    Partiendo de que el sistema democrático es el menos malo, en comparación con otras alternativas y, al mismo tiempo, suponiendo que las actuales autoridades del Banco comparten este criterio, me voy a permitir hacerles una propuesta que, aunque parezca algo descabellada, puede constituir un gran paso en la participación popular, tan cacareada por algunos, en la cosa pública. Esto es, preguntémosles a los obreros y trabajadores cotizantes, a todos ellos, si prefieren que siga el Banco Popular o que esos fondos, que ahora pagan ellos y sus patronos, pasen a ser de su propiedad como parte de su salario. Así estaremos seguros de que los trabajadores desean, en verdad, que el Banco Popular continúe o no su existencia.

    Creo que, si se hiciera algo de lo propuesto, mucho ganaría la vida ciudadana. Además, dado que ahora casi nadie alaba los paternalismos, lo cual implica que creemos que los obreros y trabajadores son capaces de decidir correctamente qué hacer con su salario tan bien ganado, la existencia del Banco Popular durante más de una década ha brindado el tiempo suficiente para que los costarricenses puedan juzgar si éste, con su sistema de cotización obligatoria, es o no necesario a juicio de esos mismos obreros y trabajadores costarricenses, quienes son los que, en última instancia, están apechugando con lo bueno y lo malo que pasa en esa institución. ¿Están dispuestas las autoridades del Banco Popular a someter a esa institución a una prueba tan democrática?

    De paso, dado que los señores que actualmente manejan los asuntos del Banco han manifestado que todo se hará a la luz del día, puesto que en fechas recientes han sucedido cosas no muy claras en esa institución, me permito hacerles la solicitud formal para que den una lista al país ̶ cosa que de por sí sería muy sana ̶ de todas las operaciones realizadas durante los últimos dos años, que excedan de más de un millón de colones, por supuesto que en conjunto. Esto, espero, será de gran ayuda a la institución, dado que, ante el silencio de la investigación, existen runrunes y rumores no muy buenos, tal vez justificados por las experiencias pasadas en ese Banco, pero que, ahora, surgen con gran profusión y que incluso provocaron una fuerte salida de recursos del Banco. ¿No creen las actuales autoridades que una explicación en este sentido, entre otras, es más que merecida por los costarricenses quienes ven disminuidos sus salarios con tal de cotizar al Banco? Tienen ustedes, señores, la palabra.

  10. #40
    1984-02-06-DOS HECHOS RECIENTES

    DOS HECHOS RECIENTES


    La Nación, 06 de febrero de 1984.

    En el Parlamento alemán, el Ministro de Relaciones Exteriores, Hans Dietrich Genscher, planteó una vez más, frente a la insistencia de los social-demócratas alemanes, que la ayuda de ese país hacia Nicaragua continuara en suspenso. Aparentemente Alemania había aprobado un préstamo a Nicaragua por 14 millones de dólares, pero, ante la situación en Nicaragua, caracterizada por la ausencia del pluralismo político (lo que hay son unas turecas), restricción a la propiedad privada y evidente inclinación hacia el bloque comunista, el nuevo gobierno demócrata- cristiano-liberal de Alemania, suspendió la ayuda mientras no se regresara a los orígenes de la revolución antisomocista.

    Lo que en el plano interno de Alemania ha sucedido respecto a la ayuda a Nicaragua, nos debe llamar a la meditación, pues los social-demócratas “piricuacófilos” (amigos de los piricuacos), son los grandes compañeros, ni más ni menos, que de los social-demócratas criollos, por medio de la Internacional Socialista. De veras que este pobre gobierno nuestro se gasta cada amiguito que da grima. ¿Cuándo el partido Liberación Nacional, que en gran parte no comulga mucho con los piricuacófilos de la Internacional Socialista, le dirá a sus representantes que mejor se queden en casa –y tal vez hasta resulten ser candidatos presidenciales– en lugar de andar con tan ingratas compañías? ¡Vaya usted a saberlo!, ya en Liberación no hay ideología.

    El segundo hecho, y el que más debe preocuparnos, es el viraje polìtico de nuestro gobierno respecto a la traída de un grupo de ingenieros del ejército de los Estados Unidos, quienes nos iban a ayudar a desarrollar nuestra zona norte.

    Aparentemente tales ingenieros, estaba acordado, vendrían a construir una serie de caminos y de obras en el norte del país, pero súbitamente, de nuevo, algunos piricuacófilos pegaron el grito al cielo de que ello era violatorio de nuestra “neutralidad” o que, al menos, así lo aparentaba ser.

    Esto motivó a nuestro zigzagueante gobierno, a pedir a los representantes de Estados Unidos, que sí nos ayudaban que lo fuera en la zona sur del país. En dos palabras, se les dijo que eran bienvenidos, pero no tan bienvenidos.

    La pregunta lógica es sí nuestros gobernantes, en realidad, saben lo que están haciendo. ¿Será que el concepto de soberanía es ya tan difuso como el de neutralidad? ¿Si nosotros, en pleno ejercicio de nuestra soberanía, por medio del gobierno, considerábamos deseable, necesario, conveniente para los intereses del país, que ingresaran tales señores a construir obras, por qué, ante temores de una opinión pública internacional, la cual, orquestada normalmente, le hace el juego a Nicaragua a la vez que denigran a nuestro país, deciden nuestras autoridades cambiar de opinión? ¿Se acabó nuestra soberanía?...

Información de Tema

Usuarios Viendo este Tema

Actualmente hay 1 usuarios viendo este tema. (0 miembros y 1 visitantes)

Temas Similares

  1. Artículos publicados en Diario La Nación 2000-2003
    Por Elisa en el foro Obra escrita de Jorge Corrales Quesada
    Respuestas: 30
    Último Mensaje: 20/03/2012, 14:11
  2. Artículos publicados en Diario La Nación 1990-1999
    Por Elisa en el foro Obra escrita de Jorge Corrales Quesada
    Respuestas: 166
    Último Mensaje: 20/03/2012, 12:18
  3. Artículos publicados en Diario La Nación 1970-1979
    Por Elisa en el foro Obra escrita de Jorge Corrales Quesada
    Respuestas: 85
    Último Mensaje: 13/03/2012, 14:32
  4. Letras de cambio - OPINIÓN - La Nación
    Por Elisa en el foro Foro de ANFE
    Respuestas: 0
    Último Mensaje: 24/10/2011, 20:09

Marcadores

Permisos de Publicación

  • No puedes crear nuevos temas
  • No puedes responder temas
  • No puedes subir archivos adjuntos
  • No puedes editar tus mensajes
  •