1983-10-01-REFORMA BANCARIA


REFORMA BANCARIA


La Nación, 01 de octubre de 1983.

En estos días se han formulado algunos comentarios acerca de las virtudes de nuestra banca estatizada. Algunos de ellos son favorables a ésta; los más propugnan por la existencia simultánea y en igualdad de condiciones de la banca comercial privada.

Desde hace ya bastante rato, casi desde que se inició el actual gobierno, se creó una comisión encargada de evaluar nuestro sistema de banca nacionalizada. Dicha comisión no ha formulado aún ninguna opinión concreta acerca de esos entes financieros, aunque miembros prominentes de ella sí han efectuado comentarios públicos, supongo que en carácter personal, que lo llevan a uno a la conclusión de que las cosas no parecen estar lo bien que creen algunos.

En todo caso, al menos los comentarios que realizó el Lic. William Hayden, bastante conocedor de asuntos financieros, tanto ante un grupo de empresarios reunidos en la Sala Kamakiri, como ante un conjunto de personas en los salones de La Nación, y que este periódico reprodujo recientemente, me obliga a pensar que ojalá dicha comisión fuera ampliada, para que tenga el aporte de gente familiarizada con asuntos bancarios y que, ciertamente, no formen parte del grupo político en el poder.

Actualmente la comisión mencionada está compuesta por personas todas sumamente capaces y conocedoras, algunas en un grado mayor que otras, de los asuntos financieros de nuestra banca estatizada. Personalmente, conozco a gran número de ellos, así como también estoy enterado de su afiliación política: todos son liberacionistas.
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Me he puesto a pensar que la situación de nuestra banca puede ser tan crítica, que su solución va a exigir el concurso de muchos costarricenses (tal vez algo de ese consenso, del que a veces nos habla el Presidente Monge). Es por ello que no entiendo por qué sólo liberacionistas conocedores de asuntos financieros integran dicha comisión. Un mal pensado podría imaginar que lo que se trata es de hacer lo que hace el gato con sus heces: echarle tierra o esconderla. Pero creo que esta concepción ofende la calidad profesional de los integrantes de esa comisión.

Tal vez, sea, más bien, que en el gobierno actual, que fue el que nombró la comisión mencionada, se considera que los únicos capaces de diagnosticar sobre nuestro sistema bancario son los liberacionistas (ah, criatura mía) y que los de otras tiendas políticas no conocen del asunto o no están capacitados para ello. ¿No creen los amigos lectores que tal vez esa comisión se vería enriquecida con la presencia de no liberacionistas conocedores de banca, como por ejemplo, don Álvaro Hernández Piedra, don Miguel Ángel Rodríguez, don Jorge Guardia, don Alberto Di Mare o don Oscar Barahona, entre otros? No puedo pensar que hasta para evaluar un sistema bancario nacional (que, de paso, para bien o para mal, es responsabilidad de todos los costarricenses) se requiere del sectarismo político y no necesariamente del aporte inteligente de ciudadanos afectos a diferentes tendencias políticas, distintas de la actualmente gobernante.