1983-08-26-UN ARTÍCULO QUE DEBE ANALIZARSE

UN ARTÍCULO QUE DEBE ANALIZARSE


La Nación, 26 de agosto de 1983.

Varios días han pasado desde que el respetado economista Dr. Eduardo Lizano F., publicó en esta misma página un excelente artículo en que expresa, con el resumen requerido, un conjunto de ideas acerca de las posibilidades de crecimiento de la economía costarricense en un futuro relativamente cercano. Lamentablemente, por esa especie de modorra intelectual que ha invadido a muchos de ese gremio cuasi taumatúrgico, denominado “economistas”, las ideas de don Eduardo no han venido a más.

Tal vez me ilusionó la posibilidad de que en un casi inoperante Colegio de Economistas, cuyos directores, de vivir en el siglo XIII, determinarían que la tierra es plana, según resultado exclusivo de una encuesta que practicarán en su gremio, podría dedicar algo de su “valioso” tiempo al análisis de las ideas expuestas por don Eduardo. De la misma manera, pensé que tal vez los egregios economistas liberacionistas, especialmente algunos de los social-estatistas aún vigentes en ese partido, tendrían deseos de dedicar algunas octavillas al análisis de las revolucionarias (para nuestro enclenque medio) ideas del economista Lizano, especialmente por proceder ellas de uno de los intelectuales liberacionistas más destacados en su medio, y eso que no son muchísimos. Pero no, todo sigue igual en esta villa, en donde hasta la tradicional expresión de ideas en los periódicos, en este caso, volvió a la tierra del camposanto.

Me atrevo, para no dejar pasar esta oportunidad, a presentar algunas ideas que tiene relación con lo expuesto por don Eduardo en su artículo de reciente aparición, como es el papel de las exportaciones del país, a la luz de ciertas políticas económicas que está llevando a cabo el actual gobierno, así como en el marco de las propuestas del Banco Mundial para una reforma estructural de la economía nacional. Para efectos de este análisis, se puede partir de que las exportaciones son vitales en la recuperación de la economía del país y, a pesar de que numerosas naciones están en el mismo juego, que el esfuerzo del país se debe centrar en la colocación de ciertos montos aparentemente manejables de nuestras exportaciones. Sin embargo, existen tres políticas económicas proseguidas por el gobierno actual que conspiran contra el logro de ese objetivo.

La primera de ellas es la fijación de un precio a las exportaciones. Esto es, la determinación del tipo de cambio a un nivel menor que el vigente en el mercado, lo cual retarda cualquier proceso de exportaciones. La existencia reconocida de insuficiencia de divisas para satisfacer su demanda al precio vigente, es la mejor prueba de que el valor oficial de nuestra moneda es mayor que el verdadero. Debe proseguirse, en este sentido, una política económica que no fije el precio artificial a las exportaciones, si es que se desea incrementarlas.

En segundo lugar, sorprende que si las autoridades gubernamentales quieren exportar más, ellas mismas carguen constantemente de impuestos a la exportación. Tal vez ello resuelva un problema fiscal, pero ese enfoque parcial, tarde o temprano, se constituirá en una barrera a las exportaciones, lo cual se supone es el corazón del programa, si es que lo hay, de recuperación de la economía nacional.

Finalmente, el proteccionismo vigente sigue tan campante como Johnny Walker. La protección arancelaria se traduce en un impuesto a las exportaciones, al encarecerse el costo de los factores productivos, al ser artificialmente dedicados a la producción interna, lo cual excluye su utilización en el proceso de exportaciones.

Creo que, en tanto no se entre de lleno a la revisión de la política económica proseguida por el actual gobierno sobre el tipo de cambio, los impuestos a las exportaciones y la revisiòn del proteccionismo, nuestro esfuerzo será inútil, así como el de intelectuales de valía como don Eduardo Lizano. Con ello, lamentablemente, no se beneficiará el país de la recuperación de la economía norteamericana, surgida gracias a las políticas no social-estatistas sino liberales del Presidente Reagan.