1989-09-25-PENSIONES JUVENILES

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PENSIONES JUVENILES


La Nación, 25 de setiembre de 1989.

Tras años de fructífera e intensa labor intelectual, se le concedió el Premio Nobel de Economía de 1988 a Maurice Allais. El pensador francés dijo que, con sus casi setenta años, que utilizaría los más de $200.000 para luchar contra la obligación del gobierno francés de pensionarse a los 65 años, pues él era prueba de cómo se es plenamente productivo a edades mayores que ese límite impuesto por el Estado.

Semanas atrás, en este periódico se reseñó con orgullo que un funcionario de la Universidad de Costa Rica, con menos de 50 años de edad, se acogía a su siempre “merecida” pensión, para laborar como asesor internacional en su campo, con lo que la humanidad continuaría beneficiándose de su conocimiento. Pero impacta más la petición del ex Ministro de Hacienda, don Fernando Naranjo, para pensionarse (aparentemente con más de ¢200.000 mensuales) basado en su ininterrumpida labor académica. Asombra pues don Fernando está bien “jovencillo”, como para privar, con su pensión, de su ampulosa “sapiencia” y “sabiduría” a las futuras generaciones de estudiantes de la Escuela de Economía de la Universidad de Costa Rica.

Es don Fernando uno de quienes con mayor énfasis ha señalado los vicios y problemas de las pensiones que pululan en nuestro país, en que casi todos hacen cargar los privilegios de los pocos que se han retirado sobre las espaldas de la mayoría. ¡Viva la democratización social-estatista!
Talo vez la decisión del “matutino” retiro de tan joven muchacho se deba que don Fernando conoce requetebién cómo están nuestros regímenes de pensiones y, antes de que el barco haga aguas por todos sus costados, conviene acogerse ahora a la pensión para así agarrar algo, antes de que sean solamente los restos de un naufragio.

Aunque no les guste el régimen chileno, nuestros conservadores intervencionistas deberían reconocer que allá se han hecho cosas buenas y vale la pena que quienes ahora están decididos a meterle el diente a nuestras pensiones, estudien lo hecho en ese país para salvaguardar los ahorros de las personas, sin que se estafe a las grandes mayoría por la erosión de su capital ahorrado o que se frustren las aspiraciones de los avivatos, de vivir por la gracia del Estado a costas de todos los demás.