1985-06-30-CAMBIO TECNOLÓGICO Y VENTAJA COMPARATIVA
CAMBIO TECNOLÓGICO Y VENTAJA COMPARATIVA
La Nación, 30 de junio de 1985.
Dentro de la oscuridad y tristeza que embarga al país en estos días, una noticia publicada en el periódico La Nación del lunes 24 de junio de este año alimenta un poco nuestro golpeado optimismo.
Me refiero concretamente a que una empresa nacional Cibernética y Tecnología (CIBERTEC S.A), ha logrado fabricar el primer electrocardiógrafo computarizado en el país. En verdad, producir por producir no tiene sentido. Así, por ejemplo, es conceptualmente posible que, dado el enorme capital humano de que dispone el país en diversos ramas del conocimiento, se puedan producir satélites –reitero que como ejemplo– y cohetes para enviarlos en órbita alrededor de la Tierra. Pero, lo significativo es que tal producción se logre hacer eficientemente, en comparación con lo que cuesta producirlo en otros países.
Así, en el ejemplo tratado, lo importante es que, en apariencia, la producción del electrocardiógrafo en Costa Rica es notoriamente más barato que su costo en el mercado internacional. Así, se afirma que en Costa Rica “tiene un costo total de $1.200, precio que lo hace competitivo con otros grupos similares importados, cuyo valor llega hasta 5 mil dólares.”
Estos últimos datos son realmente estimulantes, pues así no sólo se muestra la capacidad tecnológica del país en electrocardiógrafos computarizados, sino que parece existir una ventaja comparativa en la producción de dicho bien, el cual parece ser competitivamente apropiado para los mercados internacionales. Sin duda alguna, los costarricenses debemos regocijarnos del éxito tecnológico de la empresa CIBERTEC, pero también por su habilidad de producir su bien con eficiencia económica.
Todo lo expuesto tiene una alta significación en nuestro medio: por una parte, el caso descrito es demostrativo de que nuestro país no es únicamente capaz de producir eficientemente el café, tal como lo consideran algunos, quienes alegan que, tal vez, Costa Rica sólo es relativamente eficiente en la producción de ese grano y, por otra parte, nos indica que la ventaja comparativa no es algo estático, inmovible, en el tiempo.
Al contrario, una de las razones que hemos esgrimido, desde hace tiempo y no por estar en la moda, como lo hacen algunos, para tener esperanzas en la liberalización de nuestro comercio exterior, es que ello nos permitirá determinar en donde radican nuestras ventajas comparativas, lo cual, a la fecha, es actualmente difícil, debido a las numerosas distorsiones existentes en nuestro sistema de precios, por la intervención del Estado en él.
Por otra parte, para contrición de los creyentes en el statu quo, la concepción de las ventajas comparativas no es algo estático, sino dinámico. Para ver esto, un buen ejemplo lo es la industria automotriz de los Estados Unidos, la cual se considera que poseía ventaja comparativa con respecto al resto del mundo. Pero fue desplazada por la eficiencia productiva de los japoneses. Sin embargo, ni lerdos ni perezosos, esos gigantes empresariales de los Estados Unidos están tomando medidas para revertir el fenómeno. Así, la General Motors acaba de adquirir las empresas Data Corporation y Hughes Aircraft, a fin de diseñar el carro del futuro, lo cual les permitiría recuperar la temporalmente perdida ventaja comparativa.
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