1988-03-02-LAS BASES SON LIBRES
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LAS BASES SON LIBRES
La Nación, 02 de marzo de 1988.
Los recientes acontecimientos sucedidos en el Partido Unidad Social Cristiana, sirven entre otras cosas, para destacar cierta actitud hacia las denominadas “bases” que vale la pena analizarlos. De ello puede derivarse una valiosa lección, cual es aquilatar la visión que se puede tener de un grupo de ciudadanos costarricenses llamados “bases”, por parte de ciertos políticos.
El hecho de que se haya acordado que sean las bases las que han de dictar su preferencia por alguno de los precandidatos presidenciales de ese partido, señores Rodríguez, Calderón o Serrano, es un buen augurio para los creyentes en procesos verdaderamente democráticos dentro de esa agrupación. De esta manera se hace factible auscultar en quién ciertamente recae la voluntad de los electores para que les represente como su candidato en las elecciones presidenciales de 1990.
Pero, también ese acuerdo en mención sirve para exponer la actitud de quienes creen que las bases son una especie de cuerpo amorfo, sin voluntad y sin capacidad –de quienes la conforman– para discernir claramente entre las alternativas que ante ellos se les presentan. Es por ello que considero vital que, por lo menos los más importantes precandidatos de ese partido, expresen sin ambages y sin reticencias sus opiniones en una serie de encuentros públicos y que puedan ser vistos por todos los costarricenses, lo cual permitirá a las llamadas “bases” reconocer los méritos y deméritos de quienes acuden a ellos para solicitarles sus votos.
Una negativa de algunos de los precandidatos a participar en una serie de debates con su compañero de partido, con lo cual se pueda brindar información a esas bases, a fin de que puedan evaluar correctamente lo que significa un candidato en comparación con el otro, simplemente presupone, de parte de quien rehúsa el diálogo, que esas bases no tienen un derecho de escoger informadamente a quien ha de presidir su partido en la próxima contienda electoral o bien que las bases no son lo suficientemente inteligentes como para poder realizar la comparación necesaria entre los precandidatos.
Con una evasión del debate amplio, de ese intercambio de ideas tan valioso, del fogueo que necesariamente debe presentarse ante nuestros ojos, quien lo rehúye olvida que las “bases” están, en última instancia, integradas por ciudadanos libres, capaces de escoger, de evaluar y de analizar quién es el que les conviene que represente a su partido para poder ganarle las elecciones a Liberación Nacional. Debe tenerse muy presente a quien una vez nos dijo que este era un pueblo domesticado, para poder creer que también las bases del Partido Unidad Social Cristiana están domesticadas y que tan sólo basta con decirles a ellas por quien han de votar, para así lograrlo. Las sorpresas para algunos pueden ser muy grandes, pues olvidan que, generalmente, el elector costarricense –de todos los grupos políticos– es uno culto y educado y, por lo tanto, capaz de comparar entre los candidatos que se le presentan, a fin de decidir de acuerdo con su conciencia y con su voto, en libertad.
Supongo que es lógico que a los integrantes de las “bases” del Partido Unidad Social Cristiana, les moleste ser vistos como una especie de ganado al que simplemente se le quiere arrear para un cierto sentido, en vez de buscar convencérseles de los méritos que tiene cada uno de los participantes. Es por eso que no puede rehuirse del debate inteligente, franco, honesto y educado, de manera frecuente, por parte de los precandidatos del Partido Unidad; hacerlo de otra manera significa que se menosprecia la inteligencia y la libertad de las “bases”.
Por mi parte, por lo que he visto y analizado recientemente, estoy convencido que con don Miguel Ángel Rodríguez, sí se le puede ganar a Liberación en 1990 y, a la vez, con ello tener como presidente de los costarricenses a alguien con capacidad para darnos un buen gobierno, hecho especialmente vital en momentos tan difíciles como los que vivimos todos los connacionales.
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