1984-02-06-DOS HECHOS RECIENTES

DOS HECHOS RECIENTES


La Nación, 06 de febrero de 1984.

En el Parlamento alemán, el Ministro de Relaciones Exteriores, Hans Dietrich Genscher, planteó una vez más, frente a la insistencia de los social-demócratas alemanes, que la ayuda de ese país hacia Nicaragua continuara en suspenso. Aparentemente Alemania había aprobado un préstamo a Nicaragua por 14 millones de dólares, pero, ante la situación en Nicaragua, caracterizada por la ausencia del pluralismo político (lo que hay son unas turecas), restricción a la propiedad privada y evidente inclinación hacia el bloque comunista, el nuevo gobierno demócrata- cristiano-liberal de Alemania, suspendió la ayuda mientras no se regresara a los orígenes de la revolución antisomocista.

Lo que en el plano interno de Alemania ha sucedido respecto a la ayuda a Nicaragua, nos debe llamar a la meditación, pues los social-demócratas “piricuacófilos” (amigos de los piricuacos), son los grandes compañeros, ni más ni menos, que de los social-demócratas criollos, por medio de la Internacional Socialista. De veras que este pobre gobierno nuestro se gasta cada amiguito que da grima. ¿Cuándo el partido Liberación Nacional, que en gran parte no comulga mucho con los piricuacófilos de la Internacional Socialista, le dirá a sus representantes que mejor se queden en casa –y tal vez hasta resulten ser candidatos presidenciales– en lugar de andar con tan ingratas compañías? ¡Vaya usted a saberlo!, ya en Liberación no hay ideología.

El segundo hecho, y el que más debe preocuparnos, es el viraje polìtico de nuestro gobierno respecto a la traída de un grupo de ingenieros del ejército de los Estados Unidos, quienes nos iban a ayudar a desarrollar nuestra zona norte.

Aparentemente tales ingenieros, estaba acordado, vendrían a construir una serie de caminos y de obras en el norte del país, pero súbitamente, de nuevo, algunos piricuacófilos pegaron el grito al cielo de que ello era violatorio de nuestra “neutralidad” o que, al menos, así lo aparentaba ser.

Esto motivó a nuestro zigzagueante gobierno, a pedir a los representantes de Estados Unidos, que sí nos ayudaban que lo fuera en la zona sur del país. En dos palabras, se les dijo que eran bienvenidos, pero no tan bienvenidos.

La pregunta lógica es sí nuestros gobernantes, en realidad, saben lo que están haciendo. ¿Será que el concepto de soberanía es ya tan difuso como el de neutralidad? ¿Si nosotros, en pleno ejercicio de nuestra soberanía, por medio del gobierno, considerábamos deseable, necesario, conveniente para los intereses del país, que ingresaran tales señores a construir obras, por qué, ante temores de una opinión pública internacional, la cual, orquestada normalmente, le hace el juego a Nicaragua a la vez que denigran a nuestro país, deciden nuestras autoridades cambiar de opinión? ¿Se acabó nuestra soberanía?...