1983-10-19-NUESTRA POLÍTICA EXTERIOR

NUESTRA POLÍTICA EXTERIOR


La Nación, 19 de octubre de 1983.

En verdad que algunos liberacionistas connotados nos confunden cuando tratan el tema de nuestra política exterior. Debo ser claro que de ese embrollo se excluye al canciller, don Fernando Volio, quien, al contrario de algunos de sus copartidarios, ha sido diáfano, concreto y definido en lo que se refiere a nuestras relaciones externas.

Poco antes de dar inicio el actual gobierno, un prominente ministro me comentó que, ante el desastre económico y financiero que heredaban de la Administración Carazo, la recuperación y estabilidad la lograrían con la ayuda, principalmente, de México y Venezuela. Se traslucía de esa opinión que la solidaridad financiera la esperaban encontrar en los entonces ricos países petroleros de América Latina, dejando en un segundo plano a los Estados Unidos, que tradicionalmente había sido el proveedor de los préstamos blandos, las donaciones y los obsequios. Por otra parte, de los organismos internacionales se esperaba que continuaran en el desempeño de papel “positivo”, tal como se había mostrado hasta la fecha.

¿Cuál fue la sorpresa de ese Ministro? Pues que la economía mexicana se fue a pique y que Venezuela está a punto de brindarle compañía abismal. (Nótese que Carazo no estuvo gobernando a México, ni a Venezuela. ¿No será que el problema no es tanto de personas, como de ideologías? Los liberacionistas social-estatistas mejor omiten opinar acera de este conflicto intelectual). Por supuesto, el tío Sam, sonriente y caritativo, nos tendió la mano. Casi apuesto a que mi amigo social-estatista ahora le prende velitas al gobierno norteamericano, en tanto que ha relegado casi al olvido la ayuda económica de los pobres, pero solidarios, países ex ricos de América.

Así son las cosas para algunos políticos liberacionistas, quienes antes no podían ver a los “gringos yankees”, ahora no saben, por dicha, qué hacer con ellos. Y menos aceptaban los verdes a un gobierno republicano, pues todas sus simpatías se volcaban hacia Franklin Delano Roosevelt, pasando por John F. Kennedy, hasta llegar a Carter. Pero jamás se “tragaban” a un gobierno liberal republicano. Reagan era, para algunos liberacionistas, expresión del capitalismo de mercado llevado al extremo y, por tanto, contrario a sus ideas social-estatistas. Para bien del país algunos han cambiado de parecer acerca del Sr. Reagan, aunque tal vez lo sea más en apariencia que en realidad. Si pudieran votar en las próximas elecciones en los Estados Unidos, lo harían con gusto por Mr. Mc Govern, de la izquierda política norteamericana o bien por el sindicalista Mondale, en tanto que al Sr. Reagan le brindarían la sonrisa cuando reciben la ayuda.

A mí don José Figueres ya no me sorprende. Últimamente es bastante consistente. En una entrevista en el noticiero de Canal 2 se dejó decir que si los Estados Unidos querían tumbar a un gobierno (el nica) que lo hicieran directamente, pero que se dejara de pagar mercenarios (probablemente se refirió a los contrarrevolucionarios), que ya estaban pasados de moda. En la pantalla de televisión se observaba el rostro de don Oscar Arias, detrás del anciano ex presidente. No pude descifrar si la mirada de don Oscar era de simplona aceptación de lo que decía el señor Figueres o si, más bien, se trataba de un rostro de poco disimulado dolor, aquel dolor de tener que aceptar lo que escuchaban sus oídos, al mismo tiempo que era impotente para oponerse a las ideas caducas del Sr. Figueres, pues de hacerlo así corría el riesgo de perder esa precandidatura que tanto le ha costado políticamente. Así anda la percepción de algunos prominentes dirigentes de Liberación Nacional acerca de la polìtica externa de Costa Rica.