1984-10-24-LA IMPORTANCIA DE LOS PRINCIPIOS

LA IMPORTANCIA DE LOS PRINCIPIOS

La Nación, 28 de octubre de 1984.

Recientemente, por medio de este periódico, el licenciado Germán Serrano Pinto, cuya labor en el Instituto Nacional de Seguros le brindó enorme experiencia en el ramo, nos señaló que era conveniente que el monopolio de los seguros en el país, que actualmente detenta el Estado, fuera disuelto en aras del beneficio para toda la colectividad.
Hasta aquí todo iba muy bien, me parecía, pues ya era hora de que ciertos gigantes con pies de barro, fueran sometidos a la refrescante brisa de la libertad; sin embargo, ¡qué desilusión!, porque de inmediato don Germán calificó su afirmación anterior, al agregar que la competencia a Instituto Nacional de Seguros sólo debería de provenir de los entes cooperativos, pues en ellos no primaba el espíritu de lucro.

Esta borrada con el codo de lo escrito por la mano, nos viene en ración doble. Por una parte, el Lic. Serrano presupone, no ya la competencia virtuosa en sí, sino más bien que sea restringida o limitada a ciertos componentes de nuestra economía. Es algo así como aseverar que el Saprissa jugaría contra el Alajuela, siempre y cuando se excluya a Luis Raquel Ledezma. La competencia a medias casi siempre ha servido más para garantizar, en una especie de “sin querer, queriendo”, la vigencia de algún privilegio estatal concedido a una persona o a un ente, puesto que la concurrencia libre es sólo libre a medias. Es decir, no es verdadera competencia sino más bien una distribución de las tajadas de un mercado cautivo.

Pero más grave es la razón en que se fundamenta don Germán para proponer la posibilidad de vender el servicio de seguros a los ciudadanos por parte de las cooperativas. Esto es porque ellas, nos aseveró, no persiguen fines de lucro, en tanto que otras formas de organización económica, agrego yo, sí tienen dicho objetivo en mente.
No sólo no parece ser cierta la afirmación de que las cooperativas no persigan fines de lucro ̶ terminología aparte ̶ sino que también no veo que de malo hay en la búsqueda del lucro, tal que impida el acceso a un mercado de seguros a quienes actúan de acuerdo con él. Después de todo, la prosecución de ganancias o el lucro, es un elemento perfectamente aceptable en la conducta económica y la actividad de los seguros es, ni más ni menos, una posible empresa económica más.

De los señalado por don Germán, no puedo deducir, con tan poco elemento, que abrigue una hostilidad previamente no expresada hacia la búsqueda de utilidades y al espíritu del capitalismo, aunque sí una ligereza en la apreciación de las motivaciones en una economía de mercado. Pero, más que todo, la expresión de don Germán es un sobrecogedor ejemplo de la importancia de tener fundamentos ideológicos consistentes en el quehacer político cotidiano.