1984-04-29-NI TUS NI MUS
NI TUS NI MUS
La Nación, 29 de abril de 1989.
Hace unos cuantos días, el Lic. Don Alberto Di Mare nos manifestó profunda preocupación, en esta misma página, por las políticas gubernamentales acerca de los granos básicos. Nos dijo que el reciente incremento en el precio de la harina y de los frijoles, en comparación con un descenso relativo en el del arroz, empujaría a los grupos más pobres de nuestro país a una creciente desnutrición.
Don Alberto no erró esta vez. Me propuse averiguar cuál era, en promedio, el contenido proteínico de los frijoles, de la harina de trigo y del arroz sin cáscara, como tradicionalmente los consumimos los costarricenses. En una porción de 100 gramos, se me informó que, aproximadamente, 22.5 gramos de frijoles son proteínas, en tanto que en la harina de trigo, el equivalente es de 11.7 gramos. Pero que el del arroz sin cáscara es de tan sólo 6.7 gramos.
Todos los datos anteriores confirman la preocupación del licenciado Di Mare, de que los más desvalidos, quienes ahora obtienen la proteína de los frijoles y de la harina de trigo, al encarecerse relativamente estos productos comprarán menos de ellos, en tanto que, al abaratarse artificiosamente el arroz, los pobres adquirirán más de este grano. La sustitución descrita incidirá fuertemente en las proteínas que toman los grupos de ingresos más bajos, por lo que es muy posible que crezca la desnutrición entre ellos.
Ahora bien, los costarricenses debemos tener muy claro que es la política estatal artificial de otorgar subsidios a la producción de granos básicos, y en especial al arroz, lo que ocasionó las nefastas medidas señaladas por don Alberto Di Mare para allegar recursos al torpe y deficitario Consejo Nacional de la Producción. Esto no sólo pone de manifiesto que el ansiado social-estatismo de algunos, cuya existencia la conciben en función de una abstracta justicia social, en última instancia la revierten contra muchos de los grupos de ingresos más bajos del país.
Esto último es un obvio corolario del afán de los politiqueros de turno por capitalizar los votos: normalmente esos grupos de ingresos más bajos no manifiestan concretamente su oposición informada a medidas inclementes como las expuestas. En cambio, ciertos grupos poderosos, vocal y financieramente, sí deben ser acariciados por el maximizador de votos. A los pobres les dicen: ¡les bajamos el arroz como compensación! Y a los ricos subsidiados les mantienen el privilegio. ¿No creen que haya razón para cierta furia y angustia?
Yo me imaginé que en una reciente reunión de médicos, preocupados por la nutrición y de su ausencia, se diría algo para amansar la conciencia de los impolutos. Pero, ni tus, ni mus. Todo en la misma mediocridad de siempre… Lo siento, don Alberto.
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