¿CUÁL DEMOCRACIA?

La Nación, 28 de mayo de 1975.

Francamente guardo serias dudas de que en Costa Rica vivimos una verdadera democracia. Simple y sencillamente nuestro sistema político no permite llevar a cabo los deseos de los costarricenses en el campo político. Veamos, por ejemplo, nuestra Asamblea Legislativa.

Sin mencionar alguna ley o decisión especial tomada por dicho cuerpo, ¿cómo podemos asegurarnos de que la Asamblea Legislativa está reflejando la voluntad y el deseo del pueblo? Nadie puede probar que nuestros representantes, al crear una ley, están efectivamente haciendo lo que el pueblo desea que se haga al respecto. Más bien, creo que el diputado, al actuar de una manera específica, asume que su posición es la misma que el pueblo desea o prefiere en ese caso. Pero, ¿qué mecanismo de comprobación tiene el diputado de la bondad de su decisión? Objetivamente, ninguna.

Yo he deseado más de una vez poder exigir cuentas de la actuación de algunos de mis representantes, Digo esto de la forma más civilista, Deseo preguntar a mis representantes acerca de los exagerados presupuestos, sobre ciertas leyes que considero erróneas, acerca de ciertos gastos en viajes que no apruebo, etcétera. Pero el divorcio entre el representante y sus representados es casi total, a pesar de lo que alegan ciertos diputados, quienes se dicen “estar en contacto permanente con el pueblo”.

Deberíamos de aprender de la Suiza de Europa (tal vez así nos merezcamos más lo de Suiza de América). Allá el representante tiene que explicar a sus representados el porqué de sus decisiones al formar leyes o reglamentos o lo que fuere, ¿Qué es lo que mueve en Suiza el representante legislativo para realizar una “buena” función acorde con los deseos soberanos de sus representados? Que, de no hacerlo así, no lo vuelven a elegir diputado, aparte del bochorno personal originado por el incumplimiento o ineficiencia en el ejercicio de sus funciones, según lo puede determinar el elector soberano (en Suiza a la persona sí le interesa “no quemarse”).

En Costa Rica la ley no permite la reelección de los diputados. Esto es absurdo. El ser un buen representante es un atributo y muy escaso por cierto. No veo por qué vamos a impedir que una persona quien es eficiente en sus funciones de representante, no pueda continuar ejerciéndola si el pueblo lo considera bueno. Me decía un amigo que con la no reelección de los diputados se permitía no sólo una redistribución de los ingresos cada cuatro años, sino que alentaba a la gente a mantener ilusiones de que los nuevos diputados serán mejores que los anteriores, aunque si bien la frustración posterior y la decepción inevitable terminaban por imponerse, al darse cuenta el pueblo de que sus representantes son cada vez más malos.

A pesar del argumento anterior, muy serio por cierto, creo que no deberían de existir limitaciones al derecho del ciudadano de ser electo representante cuantas veces lo deseen sus representados. Esto permitirá que los representantes en poder tengan que “andar con pies de plomo”, puesto que estarán obligados a mostrar cuentas a sus potenciales re-electores, quienes en último caso valuarán más objetivamente la labor de los diputados. Así el pueblo podrá separar la paja de las semillas, beneficiándose, por ende, nuestra actual pseudo-democracia.