¿QUÉ LE PARECEN ESTOS NUEVOS IMPUESTOS?

La Nación, 17 de abril de 1975.

Cualquier persona sabe que, en general, cuando aumenta el precio de un artículo que se utiliza en la creación de otro producto, este último va a sufrir un alza en el precio. De esta manera, si aumenta el precio de la masa pues no habrá más camino que una elevación en el precio de la tortilla.

Pues bien, el INVU, con el fin de financiar ciertos programas de vivienda, ha propuesto un nuevo gravamen sobre la varilla de construcción y sobre el cemento. Ambos materiales son indispensables para hacer edificaciones. Con un impuesto sobre dichos suministros tendrá que aumentar indefectiblemente el costo de la construcción. Con este aumento habrá un incentivo para utilizar materiales más malos o bien realizar construcciones menos sólidas y por ende menos seguras. Simple y llanamente va a disminuir la inversión en construcción.

Por lo anterior, resulta sumamente paradójico que el INVU vaya a promover un descenso en la construcción, cuando uno de los problemas más grandes en los países subdesarrollados, tal como el nuestro, es la formación de capital y la promoción de inversiones reales y no financieras. Es desconcertante porque la propuesta tributaria surge de una institución entre cuyos fines está la promoción de la formación de capital privado en el ramo de la construcción.

En épocas de relativa inestabilidad económica, como la que vive Costa Rica, es indispensable promover la acción de individuos con habilidad para producir, y la industria de la construcción es un sector básico en la creación de riqueza nacional; ahora se le pretende penalizar. En general, el empleo en esta industria es sumamente elevado, normalmente de obreros poco calificados o bien con conocimientos fácilmente adquiribles por otros trabajadores. La industria de la construcción es sumamente sensible al ciclo económico y una mala medida tomada por el Estado puede afectar no sólo la inversión nacional, sino también lanzar a la calle a un gran número de trabajadores. Parece que ahora le llegó el turno a otra industria nacional y la burocracia estatal no vacila en alistar otro golpe más a quienes trabajan arduamente, arriesgando su inversión día tras día y brindando empleo a miles de costarricenses.

El resultado de estos impuestos es evidente: menos y más malas edificaciones, menor inversión nacional y más desempleo. Pero esto no es todo: los costos y precios de la construcción y los alquileres van a subir. Pero no nos preocupemos; como tantas veces lo hemos oído, se va a decir que el alza en el costo de la vida se debe a los especuladores, a la inflación mundial, a la crisis del petróleo, etcétera, etcétera. Pero, en realidad, una vez más el Estado provoca un aumento en el costo de la vida, que perjudica a nuestro sufrido pueblo, a la vez que se ocasiona un mayor desempleo y un estrangulamiento de los sectores nacionales que verdaderamente producen.