RAFAEL ÁNGEL PÉREZ

La Nación, 13 de febrero 1975.

El triunfo indiscutible de nuestro compatriota Rafael Ángel Pérez destaca no sólo por el hecho en sí, sino por el significado que el mismo tiene sobre la manera de ser del costarricense.

Quisiera por este medio expresar un homenaje al mérito individual de Rafael Ángel Pérez, que contrasta tan violentamente con la búsqueda de metas colectivistas para un orden social que algunos pretenden.

Es bueno recordar el pasaje de una carta que en 1779 John Adams escribió a su rival político, Thomas Jefferson, en que señala que “las desigualdades de la mente y el cuerpo son establecidas de tal manera por el Dios Todopoderoso en su constitución de la naturaleza humana, que ningún arte o política puede reducirlas alguna vez a un solo nivel. Nunca he leído su razonamiento más absurdo, una sofisticación más burda… que los trabajos sutiles de Helvetius y Rousseau para demostrar la igualdad natural de la humanidad”.

El esfuerzo de Rafael Ángel Pérez es muestra de lo que un hombre joven puede lograr con su esfuerzo personal, sin recurrir al paternalismo estatal ni a la ayuda de la burocracia. Rafael Ángel Pérez es un ejemplo de aquellos “hombres selectos, para quienes vivir es una perpetua tensión, un incesante entrenamiento”, que contrasta con el hombre-causa, cuya vida es vulgar y plena de inercia, del que tanto nos habla Ortega y Gasset.

Perdone Rafael Ángel Pérez el insulto que se le hizo, al despedirse a una burocracia por dos horas para que fueran a colmarle de vítores en las calles. Rafael Ángel Pérez es un ejemplo del esfuerzo, del trabajo, del pundonor y es esforzándonos, trabajando y actuando noblemente como se le rinden merecidos homenajes y como se estimula al hombre emprendedor. No desperdiciando el tiempo ni gastando los dineros de los nacionales que pagamos muchos impuestos. ¿Cuánto desperdició nuestra sociedad pobre, cuando el Estado irresponsable decretó dos horas de asueto? La verdad es que a Rafael Ángel Pérez se le homenajea más limpiamente si uno trabaja emulando un esfuerzo individual. Doña Carmen Naranjo pronunció ese día un discurso que se resumió en la exaltación del esfuerzo del individuo. Sabias palabras de la señora Ministra. Me hizo recordar los tiempos en que el esfuerzo se reconocía, en que el individuo destacaba por sus méritos individuales y no por las posiciones conformistas de la mediocridad actual.

Que siga luchando Rafael Ángel. Tanto doña Carmen Naranjo, como este humilde servidor, sabremos aprender de su ejemplo.