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La Nación, 03 de abril de 1974.


El Lic. Alfonso Piedra Pereira, funcionario del Ministerio de Trabajo, escribió el día 23 de marzo del presente año un artículo que publicó La Nación, en el cual hace referencia a opiniones que yo expresé en el mismo periódico acerca del Plan de Asignación Familiar. Esta es mi respuesta.

Señala el Lic. Piedra que mis manifestaciones están “planteadas a un nivel abstracto y subjetivo sin base seria en algún estudio científico o experiencia”. Esperaba que el funcionario del Ministerio de Trabaja presentara algunas afirmaciones no abstractas y sí objetivas. Lamentablemente, él, quien ha trabajado en el Ministerio en el proyecto de asignaciones familiares, no aporta ningún dato que permita señalar que la colectividad costarricense se va a beneficiar con la Asignación Familiar. Al contrario, hace una serie de afirmaciones inconexas y erróneas.

El Lic. Pereira lamenta que no tomara en cuenta “la obligación moral que un catedrático de una universidad tiene de aportar sus conocimientos” para mejorar el Plan de Asignación Familiar.

Ha sido el Ministerio de Trabajo el que ha presentado el plan de Asignación Familiar y no este servidor. Es al Ministerio al que le corresponde presentar un proyecto consistente que no conduzca a los resultados que he señalado. En febrero del año pasado llamé la atención acerca de los problemas que el financiamiento del Plan de Asignación Familiar ocasionaría sobre el nivel de empleo y la inflación de Costa Rica. El Dr. Fernando Naranjo realizó un comentario acerca de mis opiniones, lo cual originó un intercambio público y personal de ideas que yo he valuado. A diferencia del Dr. Naranjo, el Sr. Danilo Jiménez Veiga hizo afirmaciones bastante fuertes y poco constructivas, como puede leerse en La Prensa Libre del 3 de febrero de 1973.

En el intercambio de opiniones con el Dr. Naranjo señalé que no debería de precipitarse la aprobación del proyecto de asignaciones familiares. Tal vez esto motivó que al actual Ministro de Trabajo, Sr. Francisco Morales, me llamara a su despacho, en donde expuse los problemas que origina un impuesto a los salarios sobre la economía y bienestar nacional. Le ofrecí mis servicios gratuitos con el fin de ver en qué podía mejorar el Plan de Asignación Familiar. Le señalé que un impuesto a la renta era una mejor alternativa y que un impuesto negativo a la renta era aún más apropiado. Por razones que desconozco el Sr. Ministro de Trabajo no utilizó mis conocimientos.

En julio de 1973, en un comentario a unas declaraciones del Lic. Juan Rafael Arias Trejos, quien sugería un aumento del impuesto territorial para financiar el Plan de Asignación Familiar, abogué otra vez por el uso del impuesto a la renta. También lo hice en otro intercambio de ideas con el Lic. Gonzalo Fajardo.
Comprendo que, para eruditos de la talla intelectual del Sr. Piedra, el hecho de que yo explique el fundamento de la productividad marginal de los factores le resulta ser sumamente prosaico y sin utilidad. Cabe señalar dos cosas: en mis artículos de febrero de 1973 hice un análisis más profundo del problema del impuesto a los salarios, lo cual impidió que el lego comprendiera en forma plena el sentido de mis afirmaciones. Por eso en este último artículo decidí explicar la verdadera situación que originaba un impuesto a los salarios. En segundo lugar, al decir que mi trabajo no hace mención “a la incidencia de los costos, a la relación de las utilidades con los empresarios y, por supuesto, a la situación concreta de Costa Rica en cuanto a la distribución del ingreso” no es como el diálogo prospera. El Lic. Piedra debería de leer mi artículo en donde hablo de la implicación sobre la estructura de costos del Plan de Asignación Familiar. No puedo saber, porque es algo muy complejo de determinar, cuál será la implicación del Plan sobre las utilidades de los empresarios y, en último lugar, menciono que el Plan va originar una transferencia de ingresos de quienes quedarán desocupados o del total de los consumidores, quien les pagarán precios más altos por los productos como resultado del impuesto a la planilla, hacia los que queden empleados y reciban el subsidio familiar.

Al criticar mi opinión de que el Plan de Asignación Familiar va a ocasionar la sustitución de mano de obra por capital, el Lic. Piedra dice que “el proceso hay que referirlo a la evolución de la maquinaria y no sólo al de la mano de obra”. Por supuesto que sí. ¿No es cierto que en Costa Rica los tipos de interés han permanecido estables durante lo últimos años, en tanto que el precio del trabajo ha ido aumentando? Tal problema lo descubrió aquí, en Costa Rica, el Dr. Bela Balassa, quien señaló que él veía como un problema grave la existencia de tipos de interés subsidiados, que promueven el uso de técnicas que utilizan intensivamente el capital, al mismo tiempo que se encarecía arbitrariamente el factor trabajo.

El Lic. Piedra hace mal uso del estudio de CESPO que realizó el Dr. Fernando Zumbado, pues afirma que el factor más importante en el uso de técnicas intensivas en el empleo de capital se debe al avance tecnológico. ¿Cómo puede ser posible que el Lic. Piedra no se dé cuenta de que el avance tecnológico se puede reducir a un problema de precios relativos de los factores? Le sugiero que lea el libro de Samuelson, capítulo 37, octava edición en inglés, texto que él menciona como apropiado para estudiantes de primer año de la facultad. Estoy seguro que encontrará una explicación clara y concisa del problema que no entiende.

El Lic. Piedra señala un estudio de la SIECA que dice que, no obstante que el costo de una hora de trabajo es más elevado en Costa Rica respecto a Centro América, el costo de la mano de obra dentro del valor bruto de la producción es el más bajo de la región. Por supuesto, si el trabajo es aquí más caro, es evidente que en el proceso productivo se tienda a economizarlo. Y es lo mismo que yo alego que va a ocasionar el Plan de Asignación Familiar: menor empleo del factor trabajo.

El Lic. Piedra dice que olvido el hecho de que la unificación cambiaria mejorará las condiciones de nuestros exportadores. No es así, pues, en primer lugar, la devaluación del colón trae aparejada un impuesto a las exportaciones. En segundo lugar, puede ser que los demás países del istmo tomen represalias y, en tercer lugar, no sabemos cómo son las elasticidades del comercio internacional, por lo que los resultados de la devaluación del colón pueden ser negativos.
Presumió mal el Sr. Piedra al decir que no he leído el Plan Nacional de Desarrollo. Éste, entre otras cosas buenas, tiene varios defectos. Creo que existe inconsistencia entre la cita que yo hice, en la que mostraba preocupación por el encarecimiento del relativo del trabajo ante el capital, y su defensa del Plan de Asignación Familiar, el cual promueve un uso más intensivo del capital respecto al trabajo.

No es necesario ser muy listo para darse cuenta de que el Plan de Asignación Familiar tiene que aparecer en el Plan Nacional de Desarrollo y que si el Plan Nacional de Desarrollo no trata de las asignaciones, implícitamente se dice lo que yo he dicho: que es un proyecto nocivo. O hay una contradicción e inconsistencia en el Plan Nacional de Desarrollo o se trata de incorporar el tema por razones políticas.

La xenofobia del Lic. Piedra es algo sui generis; lamenta que utilice las opiniones de profesores y economistas extranjeros para señalar el carácter inflacionario del Plan de Asignación Familiar y, por otro lado, nos señala experiencias con las asignaciones familiares “en diversos países del mundo y de la América Latina”. Es la oficina del Lic. Piedra la que tiene que probar al pueblo costarricense que el Plan de Asignación Familiar no va a causar los efectos sobre el desempleo y la inflación que esos autores señalan. Esa es la responsabilidad que el Ministerio de Trabajo ha eludido constantemente.

El Lic. Piedra dice que yo afirmé que “los sectores más pobres se encuentran en el grupo de los desocupados”. Deduzco que él no sabe leer con cuidado, pues yo señalé que “son los grupos no asalariados los cuales carecen del ingreso básico que se busca brindar con la Asignación Familiar”. O no entendió lo que yo escribí o bien el Sr. Piedra interpreta que tan sólo el asalariado es el ocupado y que, quien no es asalariado, luego, no está desocupado.

Nada se gana con que el Lic. Piedra diga que las asignaciones familiares van a contrarrestar la tendencia a que la brecha social siga ampliándose. Lo que yo alego es que se va a dar una transferencia de ingresos de los consumidores o los desocupados que resulten, hacia los asalariados que queden empleados. Va a ser una transferencia de ingresos entre los mismos o semejantes grupos de ingresos. Lo que el Lic. Piedra tiene que probar es que existe un beneficio neto para toda la colectividad si se aprueba como está discutido el Plan de Asignación Familiar.