QUISIMOS SEPARAR INFLACIÓN DOMÉSTICA DE IMPORTADA

La Nación, 22 de noviembre de 1973.

Fue escrito en conjunto con el Dr. Miguel Ángel Rodríguez Echeverría.

Los doctores Miguel A. Rodríguez Echeverría y Jorge Corrales Quesada, contrarreplican declaraciones de la Oficina de Planificación, con las que se trató de desvirtuar afirmaciones anteriores.

El siguiente es el comentario que formulan al respecto:
El pasado 165 de noviembre, la Oficina de Planificación efectuó varias observaciones sobre un estudio que realizaron los suscritos. Por la importancia de los comentarios de OFIPLAN, consideramos indispensable responder a dichas afirmaciones, con el fin de dilucidar las implicaciones de los resultados que obtuviéramos acerca del proceso inflacionario en Costa Rica.

En primer lugar, la Oficina de Planificación afirma que el estudio no demuestra que el incremento en la cantidad de dinero sea el factor preponderante en el aumento de los precios. Por lo tanto, consideramos indispensable explicar cómo y por qué el aumento en la cantidad de dinero en exceso de las necesidades derivadas de la producción, origina un aumento de los precios.

El dinero, tiene, entre otras funciones, el servir como medio por el cual se intercambian entre las personas las mercancías y los servicios. La utilidad del dinero está dada por lo que se pueda adquirir, tanto en el presente como en el futuro. En un momento dado existe una cantidad de dinero en la economía que se utiliza en la compra y venta de las mercancías y servicios producidos en la economía. Cuando se aumenta la cantidad de dinero en una cantidad mayor que la que aumenta la cantidad producida de bienes y servicios, entonces, los precios aumentan, de manera tal que ese excedente de dinero es absorbido en mayores costos de adquisición de los productos.

En síntesis, la expansión de la cantidad de dinero es absorbida por mayores precios con el consiguiente abaratamiento de la moneda. Si la cantidad de dinero crece más rápidamente, respecto al ingreso, que la cantidad que la gente desea mantener de dinero, ésta deseará gastar ese exceso, elevándose los precios. El crecimiento de la producción en el largo plazo es independiente de los cambios en la cantidad de dinero; el crecimiento es determinado por factores básicos de crecimiento, tales como una capacidad productiva creciente, el crecimiento de la población, mejoras tecnológicas y recursos naturales, incluyendo humanos.

Dadas las consideraciones anteriores, queda en entredicho la habilidad de utilizar la expansión de la cantidad de dinero para aumentar la producción y, más bien, a lo que conduce es a un aumento en el nivel general de los precios, tal como ha sucedido recientemente en Costa Rica.

Lo que la Oficina de Planificación pretende ignorar es el hecho elemental de que el individuo, al tener un exceso de medios de pago, acude a cambiar ese dinero por artículos y servicios, lo cual es conducente a la elevación de sus precios.

El segundo argumento que la Oficina de Planificación esgrime contra nuestro estudio se basa en que “existen factores más importantes que explican el aumento en los precios… En efecto, su reciente aumento es un fenómeno universal”. Realmente no entendemos el discurrir de la lógica de los autores del trabajo de OFIPLAN. Nuestro estudio señala que los factores internos, en el período 70-72 y con énfasis especial en los años 1970 y 1972, son los causantes principales del aumento de la masa monetaria, la cual afecta el nivel general de precios. Es como demostrarle a OFIPLAN que dos más dos son cuatro y que, luego, la OFIPLAN diga que no, que son cinco, sin explicar por qué no son cuatro. Parece un acto de fe de la Oficina de Planificación el señalar que no son razones internas las principales fuerzas causales del proceso inflacionario en Costa Rica.

Se nos tienta a señalar que lo que se busca es echar la culpa a los extranjeros para encubrir las incapacidades de nuestras autoridades monetarias y fiscales en controlar la inflación nacional. Culpar a otros es una manera fácil de eludir la responsabilidad en el problema de la inflación, cosa muy conveniente, en especial, cuando los conceptos de “externo” o “fenómeno universal” son tan difíciles de particularizar, de manera tal que se les pueda señalar como responsables de los problemas inflacionarios de Costa Rica, sin temor a la réplica o comprobación de error por parte de estos entes anónimos.

Baste señalar lo dicho en un informe del Banco Central en su Boletín Estadístico Mensual de agosto de 1973, para brindar más luz sobre la naturaleza del problema: “Al analizar el índice de precios al por mayor según la procedencia de los artículos, se observa un cambio en su estructura. Ciertamente, los artículos de origen extranjero contribuyeron con un 28.9 por ciento y los nacionales con un 71.1 por ciento, cifras que contratan con la de un año antes, cuando fueron de 18.3 por ciento y 81.7 por ciento, en el mismo orden. En la consecución del cambio general fueron los bienes importados los más dinámicos, aunque en definitiva el ascenso estuvo determinado primordialmente por los bienes de origen nacional”. (P. 8; el énfasis es nuestro).

Según proyecciones basadas en el comportamiento del índice general de precios al por mayor en los últimos nueve meses, éste ascenderá en 1973 a una tasa de crecimiento de 23.5 por ciento anual, lo que indica, una vez más, la gravedad del problema, el cual exige una acción decidida para obtener un equilibrio en los precios.

Pero, al contrario, según las últimas cifras de expansión de la cantidad de dinero, provenientes del Banco Central, estimamos que el proceso inflacionario continuará en el futuro con mayor intensidad.

La Oficina de Planificación, en una tercera afirmación acerca de nuestro trabajo, señala que la política redistributiva del Estado es un factor causal de la inflación. Realmente no existen datos que muestran que, efectivamente, hayan existido políticas redistributivas del ingreso en los últimos años.
En efecto, el estudio más reciente y único realizado en forma directa de la distribución del ingreso en Costa Rica es el efectuado por el Prof. Víctor Hugo Céspedes, con información de 1971 y el cual no se puede comparar con ningún otro estudio de distribución del ingreso, puesto que no existe algún otro trabajo comparable. Por lo tanto, hablar de redistribución del ingreso por parte de la acción pública, es hablar sin base empírica.

Nosotros tendemos a creer que, al contrario de lo que dice OFIPLAN, sí ha existido una redistribución del ingreso, pero de los grupos de ingresos fijos, tales como pensionados, trabajadores asalariados, receptores de rentas fijas, ahorrantes, tenedores de bonos, hacia aquellos que pueden, en forma relativa, ajustar más fácilmente los ingresos ante presiones inflacionarias.

Dadas las consideraciones que hemos señalado, queremos, una vez más, indicar que el objeto de nuestro estudio fue el de determinar los cambios en el nivel general de precios separando la inflación importada de la doméstica. Aún estamos en espera de un análisis serio que demuestre el error de nuestro estudio.”