Página 5 de 9 PrimerPrimer 123456789 ÚltimoÚltimo
Resultados 41 al 50 de 86

Tema: Artículos publicados en Diario La Nación 1970-1979

  1. #41
    1974-07-09-GENERACIONES Y RECURSOS NATURALES

    GENERACIONES Y RECURSOS NATURALES

    La Nación, 09 de julio de 1974.

    Uno de los temas que más han sido objeto de recientes comentarios es el de la contaminación ambiental y la depredación de los recursos naturales. Alrededor de estos asuntos se ha dicho que son un problema que trasciende lo económico y que “el ambiente ecológico tiene no sólo valor económico sino un decisivo valor humano” (Contratos, extremismos y desarrollo, por José A. Sáenz Renauld, La Nación, 19 de junio de 1974).

    La preocupación que comparto es la búsqueda de una utilización de los recursos y la conservación de un ambiente apropiado para las generaciones venideras, con “un sentido económico”, como apunta el Prof. Sáenz. Debemos por tanto, definir claramente el criterio que se deberá seguir en el empleo de los recursos naturales, de manera tal que tanto las generaciones actuales como las futuras, usen óptimamente los recursos escasos que brinda la naturaleza.

    Si bien la tecnología, la política, la ética y otras ciencias tienen que ver con el problema de la utilización de los recursos naturales, la característica definidora de la ciencia económica es la optimización en el uso de los recursos escasos cuando hay fines alternativos. Por ello, yerran en su enfoque acerca del problema de la contaminación ambiental y el empleo de los recursos quienes dejan de lado el análisis económico.

    El punto fundamental de la discusión es cómo deben utilizarse los recursos naturales. Es obvio que si lo que se desea es mantener en existencia los recursos naturales no renovables por el mayor tiempo posible, entonces, lo óptimo es que nunca sean utilizados. Sin embargo, no creo que los “conservacionistas” estén dispuestos a que se congele el empleo de los recursos no renovables, aunque de esta forma los nietos y los tataranietos heredarían el máximo de recursos naturales.

    Por lo tanto, debemos buscar un medio racional para la utilización de los dones de la naturaleza. Para ello, supongamos que poseemos un bosque. Podríamos, como una alternativa, no cortar el bosque y dejar que termine su ciclo natural. Esto implica que se está incurriendo en un costo al dejar de ganar por no cortar los árboles. Entonces, ¿deberíamos cortarlos ahora? Veámos: si vendo la madera hoy obtendré ciertos ingresos; pero si dejo que los árboles crezcan por otro año éstos me redituarán más. Por lo tanto, tiene que existir algún punto en la vida de los árboles en el cual su corte rinde las mayores ganancias.

    La regla que el economista brinda es que los árboles deben ser cortados a lo largo del tiempo, de manera tal que se haga máximo el valor presente o descontado de esos árboles. Se habla de valor presente porque los costos en que incurran en el futuro serán una carga menor que si tuvieran que ser pagados hoy y los beneficios cada vez valen menos mientras más en el futuro se perciban.

    La regla sugerida aparece, entonces, de la comparación de los beneficios de no cortar el bosque (el terreno puede ser usado como un centro de recreación o de campamento) con los costos de no cortar los árboles (los costos alternativos de no vender la madera por lo que se le pueda sacar).

    Por lo tanto, un significado operativo del concepto de conservación es el uso óptimo a lo largo del tiempo de nuestros recursos naturales fijos.

    Veamos un ejemplo, no ya de bosque, puesto que los árboles pueden siempre volverse a plantar, sino de un recurso no renovable, tal como el caso de las calizas que se utilizan en la producción del cemento (pueden ser, también petróleo, gas natural, hierro, níquel, etcétera, pero no parece que los haya en Costa Rica hasta este momento).

    Creo que si la caliza no se usa nunca; es decir, es totalmente “conservada” ni nosotros ni nuestros tataranietos recibirán beneficios por el empleo de ella. Dado lo absurdo de esta situación, ¿cómo decidimos cuál ha de ser la tasa a que utilizaremos estos recursos? De nuevo el criterio es emplearlos de manera tal que el valor presente de este recursos sea el máximo. Por lo tanto, eventualmente es posible que en la alguna fecha del futuro se agoten las calizas. Y ello es resultado de una utilización óptima de los recursos porque, si se paralizara o detuviera el uso de las calizas, muy posiblemente se empleará algún otro recurso en forma más intensiva o se desarrollarán sustitutivos. Es decir, se gastarán más rápidamente que en la forma alternativa. Debemos recordar que es imposible “conservar” todo. Si así lo fuera, el hombre no hubiera existido desde hace mucho tiempo. El criterio de uso óptimo requiere que utilicemos antes los recursos que nos son más baratos y los más caros, luego. Si decidimos emplear ahora una combinación de recursos que tiene un costo mayor que otra, estaremos engañando a las generaciones futuras, las cuales heredarán una riqueza menor. Con su “conservacionismo” así les hacemos un flaco servicio a nuestros descendientes. “Conservacionismo” no puede significar un uso erróneo de nuestros recursos mediante limitaciones emotivas; al contrario, el verdadero conservacionismo significa la obtención máxima de los beneficios derivados de la utilización de nuestros recursos naturales escasos.

    Si nuestra preocupación es el bienestar de las generaciones futuras, los “conservacionistas” no deben olvidar que el bienestar de la población venidera depende del comportamiento de los ahorrantes actuales. Por ello, el criterio del máximo valor presente es el conducente al empleo mejor de nuestros recursos naturales escasos. Es un error definitivo el dejar de lado o subestimar el criterio económico. No existe un divorcio entre el valor económico y el valor humano, puesto que, al fin y al cabo, la economía es una ciencia social al servicio del hombre y no se trata de algo extrahumano.
    Última edición por Elisa; 16/10/2014 a las 07:04

  2. #42
    1974-09-20-EXCELENTE DECISIÓN DEL MINISTERIO DE HACIENDA

    EXCELENTE DECISIÓN DEL MINISTERIO DE HACIENDA

    La Nación, 20 de setiembre de 1974.

    Ante los rumores acerca de una posible devaluación del colón, el Ministerio de Hacienda, muy acertadamente, resolvió tomar varias medidas conducentes al reingreso de capitales nacionales y a la inversión de fondos externos en el país.

    ¿En dónde está la clave de la medida tomada por el Ministerio de Hacienda? En las últimas semanas la salida de capitales nacionales hacia países en los cuales los fondos obtenían una mayor rentabilidad, se hizo presente en forma alarmante. Esto significó, entre otras, una presión adicional sobre el valor del colón respecto al dólar. En efecto, en tanto que en los mercados internacionales se ofrezca más de un 12% sobre los depósitos a corto plazo y en Costa Rica la ley fija los intereses en un 12% como máximo, esto hace que el capital fluya hacia donde tenga un valor mayor; es decir, hacia el extranjero.

    La solución obvia es, entonces, elevar la tasa de interés que pagan nuestras instituciones financieras (públicas y privadas) por los fondos de inversión. Es de observar que, al contrario de la política artificiosa e intervencionista preconizada por algunos políticos, fijando precios máximos a los productos, con lo cual se afecta su abastecimiento futuro, la decisión de elevar los intereses pagaderos por el capital es la solución racional. Si lo que se desea es que aumente la oferta de capitales o fondos prestables en Costa Rica, debe elevarse su precio para poder competir en los mercados mundiales. En eso radica el acierto de la medida tomada por el Banco Central a sugerencia del Ministerio de Hacienda.

    Es más, se anunció igualmente la posibilidad de que se admitan depósitos a plazo en dólares en el Sistema Bancario Nacional, lo cual ofrece una alternativa financiera más para la persona que desea cubrirse contra la inflación. Si estos ahorros ofrecen tasas de interés competitivas con las de los mercados mundiales –y no los intereses absurdos que actualmente se pagan por los depósitos a plazo en colones– es de esperar un aumento del ahorro interno en el plazo cercano.

    Ante signos tan positivos de acción para resolver el problema de las divisas, es necesario estimular al Ministerio de Hacienda para que no se quede tan sólo con estas correctas medidas tomadas recientemente, sino que, al contrario, es indispensable atacar el problema de las divisas desde otros ángulos.

    Así, deseamos ver al Ministerio de Hacienda tomando medidas enérgicas en cuanto a la política fiscal, la cual, por el excesivo déficit del gobierno, aumenta las presiones inflacionarias en la economía nacional, lo que en último término afecta las divisas existentes en el país, promoviendo la devaluación del colón.

    Otro factor causante de presiones inflacionarias lo constituye el aumento de la cantidad de dinero en la economía. Al respecto, las últimas cifras publicadas indican un aumento excesivo de la oferta de dinero, por lo cual es indispensable que el gobierno se proponga estabilizar este factor, con el fin de evitar mayores presiones sobre las divisas.

    Ojalá del resto del gobierno surjan medidas tan acertadas como las anunciadas recientemente por el Sr. Ministro de Hacienda, lo cual es una indicación de que se están poniendo los pies sobre la tierra.
    Última edición por Elisa; 16/10/2014 a las 07:07

  3. #43
    1974-09-22-ASDEICE Y LA LIBRE CONTRATACIÓN

    ASDEICE Y LA LIBRE CONTRATACIÓN

    La Nación, 22 de setiembre de 1974.

    En los últimos días se ha venido hablando bastante acerca de un posible proceso de “desnacionalización” del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), debido al endeudamiento progresivo de éste con entidades financieras internacionales.

    La Asociación de Empleados del ICE (ASDEICE) señaló que existen mecanismos financieros por medio de los cuales el ICE se ve obligado a contratar tan sólo aquellas ofertas provenientes de países declarados elegibles, según lo determinen las instituciones que han prestado los fondos del ICE.

    Aun cuando no se puede alegar que una concentración total en el papel del capital sea el factor que asegure el desarrollo económico, la experiencia histórica muestra la importancia de la formación de capital en el proceso de crecimiento económico. En efecto existe otra serie de condiciones que son necesarias para poder utilizar eficientemente el capital existente en la economía. Sin embargo, en los países subdesarrollados, la generación interna de capital muestra ser un problema apremiante, dada la demanda creciente que se experimenta sobre la producción nacional.

    En este sentido, la inversión extranjera, ya sea oficial o privada, complementa la insuficiencia de fondos de capital generado internamente.
    De aquí que instituciones tales como el ICE acudan a obtener fondos de capital provenientes de instituciones financieras internacionales, con el fin de poder llevar a cabo sus planes de inversión.

    Desgraciadamente, en muchos casos los préstamos obtenidos en instituciones de financiamiento internacional poseen limitaciones que impiden la libre contratación. A este tipo de préstamo se les denomina “ligados”, por cuanto imponen alguna atadura en el uso de los fondos. Así, por ejemplo, es práctica común que muchos de estos préstamos exijan que sean empleados en la compra de bienes y servicios en los países que forman parte de esas instituciones internacionales.

    ¿Qué significado tiene lo anterior desde todo punto de vista de la asignación de recursos? La respuesta nos la brinda el sindicato de empleados del ICE, cuando en el periódico La Nación del 8 de setiembre, nos dice que “les preocupa que no se deje más libertad a la institución (el ICE) para que pueda obtener tantas ofertas como sea posible y escoger entre ellas la que más le convenga”. Es decir, que los préstamos atados ocasionan pérdidas a los países que se ven forzados a comprar a precios más elevados en países específicos, en comparación con la libre oferta de bienes y servicios.

    Por lo anterior, cabe expresar el beneplácito con que recibo esta declaración del principio de la libre contratación, que es uno de los pilares del sistema de libre empresa. En efecto, contrasta enormemente con la actitud errónea de algunos decretos recientes del Poder Ejecutivo, específicamente la limitación a la libre contratación en cueros producidos en el país. Ojalá que la oportuna visión del ASDEICE, proclamando las ventajas de la libre contratación, sea escuchada por muchos de nuestros administradores. Después de todo, tal como el gran economista liberal Wilhelm Röpke lo señalara, la paz internacional se promueve por el libre comercio. Si, como sugiere ASDEICE, los países socialistas ofrecen las mejores condiciones financieras en los préstamos internacionales, tal posibilidad debería investigarse a fondo. Claro, ojalá que con la misma visión que han tenido los jerarcas de la Unión Soviética, quienes acaban de contratar una millonada de dólares en préstamos con empresas privadas de los Estados Unidos. Al fin y al cabo, me parece que observamos un resurgir del libre comercio, aún en la misma Rusia, en tanto que en nuestro país se restringe más. ASDEICE está en lo correcto; es decir, debe contratarse adonde salga mejor para las partes; es decir, según la oferta y la demanda y no según los privilegios y cuotas específicas que algunos determinan para beneficio del algunos otros y no del pueblo en general.
    Última edición por Elisa; 16/10/2014 a las 07:09

  4. #44
    1974-10-01-LOS COLORES DE LA TELEVISIÓN

    LOS COLORES DE LA TELEVISIÓN

    La Nación, 01 de octubre de 1974.

    Ante la posibilidad de instalar en Costa Rica una televisora educativa, la Ministra de Cultura, Juventud y Deportes, Lic. Carmen Naranjo, declaró a la Comisión de Estudios Sociales de la Asamblea Legislativa que “es una locura que hayamos permitido que en Costa Rica a la libre iniciativa de las empresas, se haya introducido la televisión a color”. (La Prensa Libre, 16 de setiembre de 1974).

    Dos son los aspectos que señala la Lic. Naranjo para criticar la televisión a colores: el alto costo que para las empresas significa la instalación de este servicio y el elevado precio de los aparatos receptores. Para ella “es una locura permitir que se gasten las divisas en esa forma, en un país tan pobre como el nuestro”.

    Podemos deducir que la preocupación de la Ministra radica en el alto costo de producción, el cual resulta en un precio elevado para el consumidor.

    En esto doña Carmen está en lo cierto. Sin embargo, no es un argumento para abogar por la prohibición, porque, si ese argumento se aplicara no sólo a la televisión a colores, sino a muchos otros servicios más y a cantidades enorme de invenciones, se les tendría que prohibir.

    En segundo lugar, en el sistema económico en que aún vivimos, es el empresario quien corre el riesgo de su inversión, la que prosperará o fracasará de acuerdo con la acogida que tenga entre el público. En el caso de la televisión a colores, lo que habría que considerar es sí en Costa Rica existe o no una demanda elevada de los aparatos transmisores correspondientes, ya que, si no es así, probablemente los anunciantes preferirán los anuncios en blanco y negro y esto puede, perfectamente, hacer que los empresarios de la televisión a color tengan pérdidas y se vean obligados a cerrar sus instalaciones.

    Podemos, por tanto, deducir que el éxito de la televisión a colores dependerá de la demanda que haya por dicho producto, cosa que el empresario empeñado en satisfacer al consumidor deberá tomar en cuenta. Por esto no le debe preocupar a la Ministra, como agente externo a las empresas privadas, cuánto será “el gasto para las televisoras”. Ese es un asunto privado y no público.

    En cuanto a la preocupación de la licenciada Naranjo por los precios tan elevados de los receptores de televisión a colores, hay que recordar que no puede sabe a priori que esto vaya a implicar un trastorno en las divisas. Es perfectamente posible que las personas puedan cambiar por ése el gasto en el que alternativamente incurrirían al comprar otros bienes importados o en viajes al exterior. Es decir, puede haber una sustitución de gastos que para ese efecto (el de las divisas) sería similar, por lo cual no cambiaría la situación de divisas.

    También, como otra alternativa, puede aducirse que, ante el incentivo que se le presenta al consumidor de disponer de un producto nuevo (la televisión a colores) que libremente le apetece, probablemente busque nuevos ingresos para poder adquirirlo, algo que muchos juzgarían como deseable.

    Pero el fondo de la cuestión es que, ante la posibilidad de tener un nuevo producto, el consumidor estará mejor que antes. Dado el precio señalado por la televisión a colores, el consumidor sabrá, según su propio juicio soberano, qué tan deseable es el nuevo servicio y, de esa manera, arreglará la forma en que efectúa el gasto de sus ingresos, procurando en el proceso aumentar su bienestar. Tan sólo si el individuo juzga que estará mejor que antes, incurrirá en ese gasto. De lo contrario nunca comprará un televisor a colores, ante otras compras alternativas. Eso sólo lo puede saber la persona, el consumidor, y no la Ministra Naranjo, quien no es omnisapiente.

    Si la preocupación de la licenciada Naranjo está relacionada con la cantidad actual de divisas en poder del Sistema Bancario Nacional, es necesario señalarle que esa es un situación aparte, puesto que, si en su criterio constituye un problema, éste es de índole monetaria muy general, que tiene otras causas y que no puede admitirse que se origina en el deseo específico de ver televisión a colores. “En todo caso, señalar a los hombres la limitación de algunos objetos de sus deseos es tarea de maestros espirituales y morales. La prohibición de la autoridad temporal de adquirir estos bienes empuja a cometer violaciones de la ley y a crear un conjunto de intereses criminales… Es bien sabido que todo intento de modificar las acciones humanas con medios distintos a una educación del espíritu del hombre suele ser vano y, en todo caso, no constituye un progreso moral.” Bertrand de Jouvenel, “Los intelectuales europeos y el capitalismo,” en F. A. Hayek, T. S. Ashton y otros, El Capitalismo y los Historiadores, Unión Editorial S. A., p. 97.
    Última edición por Elisa; 16/10/2014 a las 07:11

  5. #45
    1974-10-07-CUÁL ES EL PROBLEMA

    ¿CUÁL ES EL PROBLEMA?

    La Nación, 7 de octubre de 1974.

    A veces se llega al cansancio cuando se trata el mismo tema una y otra vez. Sin embargo, después de tomar la pausa necesaria, es indispensable machacar sobre el tópico de nuevo. Se imaginarán que voy a referirme al tema de la inflación en Costa Rica: pero ahora el enfoque será desde el punto de vista de las implicaciones que tiene la Ley de Protección al Consumidor en relación con el problema del alza de los precios.

    Se dice hasta la saciedad, por parte de políticos, que los culpables del alza en los precios son el comerciante, el productor y el intermediario, porque, quienes eso dicen, saben que siempre es fácil culpar a quienes las apariencias presentan como los causantes de la inflación.

    Se ha demostrado en distintas ocasiones que la inflación en Costa Rica tiene tanto un origen interno como externo. Sin embargo, los políticos polivoces continúan recurriendo a “echarle los muertos” de la inflación a los extranjeros. Claro que esta forma es muy fácil para satisfacer una conciencia repleta de ineficiencias económicas y políticas. ¿Cuál extranjero reclama o vota en las próximas elecciones? Ninguno. Entonces los políticos pueden hacer lo que les venga en gana; siempre les queda la posibilidad de apuntar el dedo acusador al fantasma del extranjero, puesto que el costo de hacerlo así es nulo para el gobierno. De esta manera quedan protegidos los ineficientes y los culpables de la inflación: se aduce que los causantes del alza de los precios son los extranjeros o los comerciantes y, después, que venga la orgía del gasto público y del crédito fácil, que siempre otros pagan el festín.

    Pensemos cuidadosamente sobre las “bellezas” que promueve la Ley de Protección al Consumidor. Los políticos polivoces piensan que si controlan a los productores, intermediarios y comerciantes, como por arte de magia se acabará la inflación porque, dicen ellos, son estos últimos los causantes del alza de los precios.

    Pregúntese usted, apreciado lector, ¿por qué, anteriormente, hace unos cuántos años, los comerciantes productores e intermediarios no eran los glotones que son ahora? ¿Por qué hace varios años, antes del 70, los comerciantes, intermediarios y productores no cobraban lo que les daba la gana y ahora sí? ¿No cree usted que hay algo raro en que antes los empresarios fueran “buenos”, y ahora son “malos”? Yo creo que los empresarios, como entes económicos que logran la eficiencia mediante la búsqueda de utilidades máximas y la reducción de costo al mínimo, siempre han querido el mayor precio posible por su producto. Así, yo como trabajador que soy, siempre he deseado tener el mayor salario posible. Sin embargo, tanto yo, como cualquier otro cristiano, ya sea empresario, asalariado, rentista o lo que sea, estamos limitados en lo que podemos cobrar por nuestro trabajo, por nuestros productos o por nuestros servicios. Esta limitación está dada por la demanda de todo ello que exista en el mercado.

    Se deduce que las condiciones de la demanda eran distintas antes de 1970 de lo que son ahora. De esta forma los precios de los productos y servicios, dada la oferta, están sujetos a distintos niveles de demanda y por ello los precios se han elevado. Es más, supongamos que yo quiero cobrar ¢10.00 por una libra de frijoles. Ustedes se darán cuenta inmediata de que me quedaré con mis frijoles, pues nadie pagará ese precio; pero al mismo tiempo en el mercado es posible que la gente sí esté dispuesta a pagar ¢2.25 o ¢2.50 (precios posibles) por esa misma libra. Es decir, aunque la voracidad de los comerciantes y productores fuera tal como la describen los politicastros, siempre ésta tendría un límite, el cual está determinado, simplemente, por la demanda.

    Veamos otro factor que los políticos han dejado de lado, uniéndose al coro de demagogos, en lugar de utilizar los conocimientos elementales de economía. Supóngase que usted es un comerciante; usted va y compra una camisa en ¢30.00 la cual espera revender en ¢35.00. Sin embargo, usted sabe que, si quiere reponer el inventario dentro de un mes, esa misma camisa le costará ¢40.00. Entonces, si usted no desea descapitalizarse, ¿cuánto tendría que cobrar por la camisa ahora, si sabe que reponerla le costará ¢40.00? La respuesta es obvia. El costo de reposición del inventario es algo que toma en cuenta cualquier persona que ejerza alguna actividad económica.

    Ahora, ¿qué hace el gobierno al respecto? No ataca las raíces del problema, sino que se guía por las apariencias. Por ello acude al intervencionismo extremo, presente, por ejemplo, en la Ley de Protección al Consumidor. Pero no restringe el gasto público, ni la cantidad de dinero en la economía, que es lo recomendable hacer en épocas de inflación. Al contrario ¡oh benditos demagogos!, al presupuesto del sector público lo aumentan en ¢600 millones y la oferta de dinero crece de julio de 1973 a julio de 1974 en un 27.7 por ciento. Y esto no le preocupa a los políticos polivoces: ellos siempre terminarán por culpar a los extranjeros o a los comerciantes y productores. Y el intervencionismo estatal crece y el sector comerciante y productor duerme, mientras que a los consumidores nos agarran de tontos. Tal como dice el profesor universitario, Dr. Roberto Murillo, el ideal casi inalcanzable del liberal es llegar al liberalismo por medio de la educación. Creo que la inflación actual nos está educando a todos para que reconozcamos, aunque sea poco a poco, cómo la irresponsabilidad monetaria y fiscal del Estado puede dar al traste con la economía de una nación. Lo peor del caso es que no sólo se pierde la libertad económica, sino también la política y social. Tal vez mañana tengamos que pedir permiso al burócrata hasta para poder sobrevivir.

  6. #46
    1974-10-14-EJÉRCITO YA

    ¿EJÉRCITO YA?

    La Nación, 14 de octubre de 1974.

    “Cuando alguno pretenda tu gloria manchar verás a tu pueblo violento y viril, la tosca herramienta en arma trocar”.
    Se ha anunciado por distintos medios la unión en un sólo cuerpo de la Guardia Rural con la Guardia Civil.

    Si recordamos un poco, la Guardia Rural tuvo su origen en la integración de las antiguas guardias de los pueblos con el recordado Resguardo Fiscal, constituyendo así el primer paso en la unificación de las fuerzas públicas de orden interno.

    Existe un criterio bastante atinado que justifica este nuevo proceso integrado de nuestra policía. Es un criterio basado en la eficiencia económica que se obtendría al evitar duplicaciones innecesarias, que actualmente ocurren por la existencia de la Guardia Rural y de la Guardia Civil.

    Podemos pensar en infinidad de casos en las cuales se lograría un ahorro de recursos que ahora se desperdician absurdamente. Sin embargo, la economía no es el único elemento determinante en circunstancias tales como lo aquí referidas respecto a la seguridad pública. En efecto, no debemos dejar de lado otras posibles implicaciones que se derivan de unificar las fuerzas armadas.

    La más evidente, y muy delicada por cierto, es que la formación de un cuerpo policial único concentra las armas en un sólo grupo a las órdenes de un funcionario público; específicamente, el Ministro de Seguridad. Sin dudar por un momento del carácter eminentemente civilista de nuestro gobierno, no deja de metérsenos el gusanillo del miedo. Y es un miedo eminentemente subjetivo, porque objetivamente no parece existir ninguna causa que me incline a pensar que se perderá el carácter civilista de Costa Rica.

    En efecto, recientemente han salido a la luz pública informaciones sobre las carreras armamentistas del huésped de Costa Rica, Sr. Robert Vesco, y de otros asociados nacionales, lo cual provoca la ira y del temor del ciudadano consciente de las bondades de las herramientas en vez de las armas.

    La unión de las fuerzas policíacas es una concentración del poder y, como tal, aumenta la posibilidad de ejercer coerción. El riesgo de que los generales, coroneles, mayores, etcétera, determinen nuestra vida cotidiana se incrementa y no creo que por unos pesos más que nos ahorremos, podamos aceptar un riesgo mayor del espíritu castrense en Costa Rica. Desde hace mucho tiempo me he venido preguntando ¿por qué se ha dado un cambio en las jerarquías militares en Costa Rica, cuando hace varios años uno se asombraba de la elevada categoría de “un teniente” y hoy lo único que nos falta son generales, pues ya estamos llenos de coroneles, de mayores y de tenientes?

    Esa es mi preocupación. Mantengamos el equilibrio de nuestras fuerzas de policía, sin que estén a la disposición de un solo ministro, de manera tal que el riesgo siempre se distribuya mejor. Así y sólo así, podremos tener un poco menos de aprensión sobre el futuro de la vida civil en Costa Rica.
    Última edición por Elisa; 16/10/2014 a las 07:15

  7. #47
    1974-10-23-LA SALIDA DE LOS DÓLARES

    LA SALIDA DE LOS DÓLARES

    La Nación, 23 de octubre de 1974.

    Se ha hecho bastante alharaca acerca de la salida de dólares del país hacia el extranjero. No sólo algunos periódicos se han expresado en forma que pone en duda la lealtad hacia la patria de las personas que han sacado sus dineros, sino también los políticos han fustigado, por diversos medios, las decisiones de transferir fondos al exterior.

    El día 16 de octubre, en declaraciones reproducidas en el periódico La Nación, el Sr. Presidente la República mencionó que “ya se estabilizó lo de la salida de dólares. A propósito ya están circulando las listas de los que habían sacado dólares. Salen conclusiones muy interesantes”. Efectivamente, el asunto lo pone a uno a pensar. ¿Por qué razón las personas han decidido sacar sus ahorros del país? Creo que esta es la pregunta que uno debería de formularse y de cuya respuesta esperaría tener una explicación de la conducta humana en este caso específico.

    Si yo estuviera dispuesto a dedicar un tiempo determinado a la lectura y me encontrara frente a la alternativa de leer un buen libro de economía, cuyo estudio me produce un enorme placer y, por otra parte, tengo la posibilidad de dedicar mi tiempo a leer un novelón de Corín Tellado, que honestamente no me agrada mucho, la elección sería obvia. Yo canalizaría mi esfuerzo hacia la actividad que más rendimientos me diera. En este caso, leería el libro de economía.

    En el asunto de los dólares, las personas se encontraban frente a la siguiente situación: dejar los colones en el país, obteniendo intereses bajos y totalmente irreales dada la situación monetaria internacional o sacar sus ahorros del país hacia los mercados mundiales en donde el rendimiento era más elevado. Creo que la decisión era clara y esa fue una de las razones por las cuales los ahorros fluyeron hacia otros países. Por ello, fue muy acertada la medida del Banco Central (¿por qué no lo hicieron antes?, ¿por qué se esperaron tanto?) de fijar tipos de interés que compitieran con aquellos que se pagan en los mercados financieros internacionales. Es más, debido a la inflación relativamente más elevada en Costa Rica en comparación con la de las principales economías del mundo, unido ello a la aparente ausencia de políticas monetarias y fiscales restrictivas, conducía a evidentes presiones sobre las divisas en Costa Rica. Esto, muy naturalmente, da origen a expectativas de devaluación del colón frente al dólar. La persona que se quedara con colones, ante una devaluación posible, perdería poder adquisitivo en términos de dólares. Es decir, le costarían más colones por cada dólar que comprara. Entonces, dadas las expectativas de devaluación del colón, las personas que estuvieran en ese caso buscarán como proteger sus ahorros y la forma evidente de lograrlo es adquirir dólares y deshacerse de colones.

    En efecto, si yo viera que la casa de mi vecino empieza a incendiarse, procuraría sacar los muebles de mi casa ante el peligro de que el incendio se extienda a mi vivienda. Las personas observaron que el colón tenía una alta posibilidad de “incendiarse” y corrieron a proteger sus ahorros invirtiéndolos en una moneda más segura.

    Nótese, de paso, que esta lista de personas que sacaron dólares no ha cometido ningún delito, pues lo único que han hecho es proteger sus intereses sin realizar nada ilegal. Es muy distinto el caso de que una persona quien, por ser miembro del gobierno y saber que va a haber una devaluación, hace uso en provecho propio de ese secreto que está obligado a mantener. Esta diferencia en la acción humana es muy distinta en su naturaleza, pues mientras que en la primera no hay delito, creo que en el segundo caso sí existe un hecho punible o, por lo menos, muy condenable moralmente.

    Hay dos formas de evitar la salida de ahorros; en primer lugar, adaptar la economía nacional a las realidades financieras mundiales, paso que parece haber dado ya el Banco Central. En segundo lugar, ofrecer confianza en la estabilidad de la economía nacional, aspecto que aún deja mucho que desear en Costa Rica. Sólo de esta manera podrá evitarse este tipo de situaciones. Esa es la conclusión que derivo de todo este asunto.
    Última edición por Elisa; 16/10/2014 a las 07:19

  8. #48
    1974-10-25- LAS ELECCIONES DE DIPUTADOS

    LAS ELECCIONES DE DIPUTADOS

    La Nación, 25 de octubre de 1974.

    Cuando uno va al mercado a comprar un cuartillo de papas, sufre una contrariedad cuando el vendedor no lo deja escoger las mejores. Claro uno desea, al poder escoger, comprar aquellas que sean de la mejor calidad para así obtener el mejor producto a un mismo precio. Por supuesto que el vendedor tratará de que le compren algunas papas muy buenas y otras menos buenas. Sin embargo, es claro que el consumidor estará más contento si puede escoger las papas una por una, aún cuando tal vez tenga que pagar un precio algo mayor.

    Sin que este símil sea agraviante para la investidura de los señores diputados, es posible que en Costa Rica se pueda mejorar nuestra Asamblea Legislativa si los electores tienen más opciones a la hora de elegir sus representantes.

    Así, actualmente en nuestro país, existen listas únicas para los diputados de cada partido polìtico. Es natural que en el momento de la formulación de las listas de diputados, los partidos traten de que los que encabecen las papeletas, dado que tienen mayores posibilidades de ser electos, sean las mejores personas. Sin embargo, como todo en la vida, a veces los que encabezan las papeletas no necesariamente resultan ser los mejores legisladores en el momento de actuar.

    El lector se ve forzado a votar por la papeleta de un partido en el cual, como en el ejemplo con el que inicié mi artículo, hay algunos que aparentemente son buenos y otros que, evidentemente, no son tan eficientes. Sin embargo, si nos ponemos a pensar en forma muy amplia, en las papeletas de otros partidos en los cuales uno puede votar, existen también personas específicas a las cuales uno considera, potencialmente, excelentes diputados.

    La alternativa sería que el votante pudiera votar directamente por “su diputado”. Así, en San José, por ejemplo, en lugar de votar por una papeleta en la cual yo no sé exactamente por quién estoy votando, puesto que no necesariamente mi voto va a beneficiar a un candidato específico, más bien termino votando por alguna otra persona, la cual, tal vez, estaría más apropiadamente alejada de las labores legislativas.

    Dado lo anterior, sería interesante pensar en la posibilidad de que el votante en un distrito específico electoral ̶ digamos el sector noreste de San José ̶ al cual le corresponde estar representado por un diputado, pueda votar por “su candidato”, entre distintas personas alternativas de distintos partidos políticos.

    Por ejemplo, en las elecciones pasadas el actual Ministro de Seguridad, Sr. Mario Charpentier, resultó electo por un partido político como diputado por la zona de Puriscal. Dicho señor obtuvo tal investidura como resultado de una votación en una papeleta colectiva de los diputados de San José.

    ¿No cree, el estimable elector, que en la decisión del voto en Puriscal, en este caso específico, hubiera estado más anuente a cumplir con su deber cívico votando por un candidato determinado, el caso del Sr. Charpentier, quien estoy totalmente seguro de sus méritos y cualidades habría así resultado electo con más certeza para representar dicha zona?

    El problema que planteo resulta más claro cuando, por circunstancias especiales, el Sr. Charpentier tuvo que dejar su diputación para asumir funciones ministeriales, en el gabinete del presidente Oduber y, en su lugar, la representación legislativa recayó en otro estimable diputado. Pero no necesariamente el sustituto representa a los electores que escogieron al Sr. Charpentier.

    Pero lo anterior, aún cuando estas ideas son sumamente rudimentarias y tal vez hasta mal formuladas, sería interesante que los distintos sectores públicos, en especial la Asamblea Legislativa, se interesaran en hacer más eficientes las elecciones de nuestros diputados (y munícipes también, para efectos del caso), al permitir una mejor opción a los votantes. Creo que nuestro sistema democrático tendría así un enorme avance.
    Última edición por Elisa; 16/10/2014 a las 07:22

  9. #49
    1974-10-28-LA DESNACIONALIZACIÓN DEL ICE

    LA DESNACIONALIZACIÓN DEL ICE

    La Nación, 28 de octubre de 1974.

    Actualmente se debate en una comisión especial de la Asamblea Legislativa acerca de la “desnacionalización” del ICE, debido al alto monto del endeudamiento externo de esta institución.

    La Asociación de Empleados del ICE (ASDEICE) arguye que existe una dependencia financiera del Instituto con el Banco Mundial (BIRF) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), debido a que los préstamos de estas instituciones financieras imponen serias ataduras a la autonomía del ICE, así como el hecho de que operan “con créditos de usura (que) afectan gravemente al consumidor y al ahorro nacional en perjuicio del ICE”.

    Existen varias consideraciones que hacer al respecto. En primer lugar, si bien es deseable que ninguno de los préstamos contenga ataduras, las instituciones financieras deben estar seguras de que los fondos prestados sean utilizados de la mejor manera posible, para que así se aseguren de la rentabilidad de su inversión. De esta manera, es indispensable que los recursos escasos, relativos a la demanda tan elevada de préstamos que tienen dichas instituciones, sean asignados hacia aquellas actividades más productivas. En la vida diaria nadie va a querer prestarle a un mal pagador.

    En segundo lugar, tanto el BID como el Banco Mundial tienen una estructura de préstamos relativamente no atada, porque, por lo menos en el caso del segundo banco, sus miembros integrantes son como 150 países, en los cuales puede el país prestamista adquirir libremente sus productos. Es verdad que no pueden comprar en algunos países (entre ellos los socialistas), pero esto es así porque de dichos países no han aceptado colaborar con el desarrollo de los países escasos de capitales, aportando fondos libres de ataduras inaceptables “especialmente de carácter político”.

    Es necesario aclarar que, el bien es deseable poder gastar esos préstamos en cualquier país del mundo en que ellos sean más baratos, tampoco debemos olvidar que el ICE nunca ha cerrado sus puertas a proyectos de financiamiento de otras instituciones financieras internacionales. Si lo que los directivos de ASDEICE desean es que no acepten créditos de países que no forman parte de las instituciones financieras internacionales (entre ellos los socialistas), creo que el ICE no se negaría a aceptar una propuesta financiera en mejores condiciones de las que actualmente obtiene. De paso, en general la política de créditos externos que conceden muchos de los llamados países socialistas es financieramente más onerosa que la de aquellos concedidos por el BID y el Banco Mundial y, en muchos casos, los préstamos son concedidos en forma de compra exclusiva en el mismo país que les prestó los fondos. Es más, a veces el préstamo mismo es en especie; por ejemplo, en maquinarias que no necesariamente son las más baratas ni las mejores.

    En tercer lugar, es necesario destacar que el país se beneficia con los préstamos provenientes de instituciones financieras internacionales. Esto simple y llanamente porque permite utilizar ahorros externos en inversión interna. Así, si a alguien se le ocurriera sugerir que las inversiones del ICE sean financiadas, digamos, por el Estado, el que ya no les da ninguna subvención, está dejando de lado el hecho de que esos fondos vendrán al ICE a costas de otros proyectos del Estado, por lo cual el costo de dichos fondos para el pueblo no sería cero, sino que sería lo que se deja de ganar al retirar esos fondos hacia otros usos.

    Y si los señores del ASDEICE desean que los préstamos del Banco Mundial sean gastados en países socialistas, hay dos naciones, Rumania y Yugoslavia, que son también miembros del Banco Mundial, por lo cual, tal vez ante sus ojos ahora iluminados, pueda cambiar la perspectiva de la supuesta monstruosidad que son las instituciones financieras de desarrollo internacional. Honestamente, creo que hay mucha majadería en el asunto, puesto que existe más bien una ventaja en endeudarse actualmente con instituciones financieras que prestan con intereses relativamente subsidiados, dada la escasez mundial de capitales.

  10. #50
    1974-11-10-UNA SUGERENCIA SOBRE EL SERVICIO DE CORREOS

    UNA SUGERENCIA SOBRE EL SERVICIO DE CORREOS

    La Nación, 10 de noviembre de 1974.

    Hay varias cosas interesantes que atañen directamente a nuestro servicio de correos. Una de ellas es la casi inminente elevación de las distintas tarifas postales, según se ha informado en diversas fuentes, lo cual es de esperar por los incrementos en los costos del transporte. Por otra parte, según parece, por la manera cómo quedará formulada la asignación familiar, el uso del servicio de correos será objeto de una enorme demanda por el envío de cheques que dicho sistema va a ocasionar.

    Sin embargo, el aspecto más importante relativo al servicio de correos es la creciente sensación en el pueblo costarricense de que existen graves problemas de eficiencia en el transporte y el costo de nuestra correspondencia y, en especial, lo difícil y molesto que es enviar una carta en las oficinas centrales de los correos.

    En este sentido, se ha formulado un plan de descentralización del servicio de correos, lo cual redundaría en una correspondencia más expedita que la actual. Es claro que, a corto plazo, es indispensable pensar en medidas tendentes a agilizar nuestro correo. Sin embargo, con este tipo de solución no se va al fondo del asunto. Lo que debemos plantear es si no resulta más eficiente para el pueblo costarricense que, en lugar de existir un monopolio estatal del servicio de correos, exista la posibilidad de que empresas privadas puedan brindar dicho servicio. ¿Existe alguna razón fundamental por la cual el servicio de correos es un monopolio del Estado? Este es el meollo del problema y el cual no debe descartarse si lo que se persigue es una mejoría del servicio que redunde en beneficio para el consumidor.

    Es de esperar que, al disolverse el monopolio estatal del servicio de correos, el producto resulte más barato; o sea, el precio del porte de las cartas, paquetes, etc., resulte ser más bajo, dado que un monopolio generalmente reduce la cantidad producida para poder cobrar un precio más elevado. De hecho, todas las inconveniencias, tales como las “colas”, no son sino un resultado de la política del monopolista para reducir el volumen de su producción.

    Otra de las ventajas que se obtendría con la eliminación del monopolio de correos sería los salarios más altos que percibirían los funcionarios capaces que actualmente trabajan en dicha especialidad. La existencia de un patrono único, el Estado, implica un pago de salarios posiblemente menor que el que percibirían si otras empresas compiten en el mercado de los servicios de este personal especializado.

    Finalmente, la búsqueda de utilidades por parte de diferentes empresas compitiendo en el mercado de servicios de correos, haría que los correos actuales se descongestionaran, porque, de provocarse una situación incómoda como la actual, perderían sus clientes. Sin embargo, ¿ahora qué alternativa tiene el pueblo si sólo el Estado vende servicios de correos? Ninguna, a no ser que utilice otros medios de comunicación sumamente caros, como teléfono, telegramas o “cables”.

    Dadas las consideraciones anteriores, el problema del mal servicio de los correos debe ser atacado en su raíz y una solución muy viable es la eliminación de un monopolio innecesario, donde la inventiva de la empresa privada traerá beneficios para el pueblo costarricense.
    Última edición por Elisa; 16/10/2014 a las 07:27

Información de Tema

Usuarios Viendo este Tema

Actualmente hay 1 usuarios viendo este tema. (0 miembros y 1 visitantes)

Temas Similares

  1. Artículos publicados en Diario La Nación 2000-2003
    Por Elisa en el foro Obra escrita de Jorge Corrales Quesada
    Respuestas: 30
    Último Mensaje: 20/03/2012, 14:11
  2. Artículos publicados en Diario La Nación 1990-1999
    Por Elisa en el foro Obra escrita de Jorge Corrales Quesada
    Respuestas: 166
    Último Mensaje: 20/03/2012, 12:18
  3. Artículos publicados en Diario La Nación 1980-1989
    Por Elisa en el foro Obra escrita de Jorge Corrales Quesada
    Respuestas: 223
    Último Mensaje: 14/03/2012, 17:15
  4. Letras de cambio - OPINIÓN - La Nación
    Por Elisa en el foro Foro de ANFE
    Respuestas: 0
    Último Mensaje: 24/10/2011, 20:09

Marcadores

Permisos de Publicación

  • No puedes crear nuevos temas
  • No puedes responder temas
  • No puedes subir archivos adjuntos
  • No puedes editar tus mensajes
  •