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Tema: Artículos publicados en Diario La Nación 1970-1979

  1. #51
    1974-11-11-CÓMO MEJORAR LOS PROGRAMAS DE TELEVISIÓN

    CÓMO MEJORAR LOS PROGRAMAS DE TELEVISIÓN

    La Nación, 11 de noviembre de 1974.

    Hace algunos meses el Presidente de México, señor Luis Echeverría, dio declaraciones a la prensa internacional, en que comentó la eliminación de las transmisiones regulares de la televisión mexicana de ciertos programas considerados nocivos. La violencia, se aseveró, de ciertos programas, tales como COMBATE y KUNGFU, entre otros, es nociva para el pueblo mexicano. De esta forma se protegían las “buenas costumbres”, quedando la alternativa de ver aquellos programas decentes o no violentos, según lo determinara el Estado moralista.

    Si bien dudo de la habilidad de criterio de las autoridades mexicanas para eliminar a un Kung Fu y dejarnos La Loba, La Perra, La Hiena y otra serie de animaladas para que el televidente disfrute de sus novelas mexicanas familiares, el problema ha sido mal orientado y, por tanto, las soluciones tomadas no son apropiadas.

    En Costa Rica, muchas personas se quejan de lo molesto que resulta ver la televisión nacional cuando los programas regulares se interrumpen para presentar una cantidad tan grande de anuncios, cuyo tiempo total de transmisión casi excede al de los programas propiamente dichos. Esto es resultado de que las empresas de televisión necesitan de los anuncios para que sean negocios comercialmente rentables y, como no pueden cobrar al público directamente, tienen que hacerlo de forma indirecta por medio de los anuncios comerciales.

    Dado este hecho, puesto que los programas han de ser “gratuitos”, se ha originado un fenómeno de decadencia y mediocridad en el espectáculo televisado. Y, desgraciadamente, puesto que el Estado es el que otorga los permisos a las televisoras, dicha mediocridad queda protegida en contra del consumidor, quien clama por mejores programas.

    Para este problema existe una solución que nos brinda el sistema de mercado: que el público pague por lo que él desea ver; técnicamente el sistema es factible de llevar a cabo. En Estados Unidos existe la televisión por cable privado; también hay sistemas de televisión que operan con monedas, así como otros que utilizan cintas de “cassette”. En Alemania se ha utilizado este método por medio del cual los televidentes pagan por los programas, evitándose de esta manera que indirectamente tengan que hacerlo por una propaganda que tal vez no les agrada y que, al mismo tiempo, se ven forzados a escoger entre tres o cuatro programas a cual más de mediocre, barato y uniforme.

    Si se dejara que las fuerzas del mercado funcionaran libremente, el público escogería sus programas preferidos, demanda que buscarían satisfacer las distintas empresas de televisión. Muy probablemente continuaría en existencia una programación basada totalmente en el financiamiento por medio de la publicidad, puesto que parte del público consumidor posiblemente así lo quiere, pero también existirían muchos programas financiados parcialmente por anuncios y, como complemento por los pagos de los televidentes. Finalmente, habría programas totalmente pagados por los beneficiarios directos; o sea, por los televidentes.

    Creo que, como resultado general, se tendría un mejor repertorio de programas, adaptado al gusto de los clientes, los cuales podrán escoger aquellos de sus preferencias, sin tener que estar forzados a ver cada cosa que da grima. Incluso se evitarían medidas paternalistas, como la tomada en México, puesto que el televidente juzgaría libremente cuáles programas son de su satisfacción, que no necesariamente serían las mismas del Estado censor.
    Última edición por Elisa; 16/10/2014 a las 07:31

  2. #52
    1974-11-14-EXPORTACIONES Y TURISMO

    EXPORTACIONES Y TURISMO

    La Nación, 14 de noviembre de 1974.

    Gran parte de la política económica del Gobierno se basa en la producción de nuestras exportaciones y del turismo internacional. De esta manera, con dichas medidas se espera que nuestra balanza comercial con el resto del mundo sea favorable, la cual podría evitar graves presiones sobre el valor del colón y, por ende, ayudaría en la estabilidad monetaria y económica del país.

    En la definición de la política económica del Banco Central se tomó en cuenta, a la hora de fijar las tasas de interés que cobra el sistema bancario nacional, la promoción de nuestras exportaciones, al hacer que, ante un alza general de los tipos de interés para mantenernos a la par de las condiciones monetarias internacionales, las tasas de interés bancario fueran relativamente más bajas para el financiamiento de nuestras exportaciones.

    Sin embargo, un hecho reciente pone en duda hasta dónde, efectivamente, se está llevando a cabo una política congruente en materia de promoción de exportaciones. Por ejemplo, los productores de carne han solicitado, por diversos medios, que un impuesto existente sobre la exportación de carnes sea reducido. Sin embargo, la decisión estatal fue la de rechazar esta petición. Lo anterior realmente me pone a dudar de la congruencia en la política económica del Estado puesto que, por un lado, dice que se va a promover las exportaciones y, por otro lado, se mantiene un impuesto a las exportaciones de carne, el que de hecho se ha convertido en una traba más sobre nuestras exportaciones. Debemos recordar que, hace más o menos un año, el ganado se compró a ¢1.800 la unidad, la cual se engordaría durante este año para luego venderla. Por lo tanto, a ese valor de compra habría que agregarle los intereses en ese período, los gastos de medicinas, las planillas y el cuidado de la finca. Sin embargo, en el mercado internacional la res se vendió ahora en ¢1.600. Por tanto, no es apropiado gravar una industria cuya supervivencia en el tiempo es factor crucial para asegurarnos el ingreso de divisas por exportaciones.

    Un renglón de nuestro comercio internacional, en el cual el gobierno ha hecho descansar gran parte de su política económica, es el turismo.
    Se espera que el turismo represente ingresos por muchos millones de dólares, lo cual permitirá fortalecer la posición del colón frente a una devaluación posible. Ojalá fuera así: ¿Quién de nosotros no desea tal cosa? Sin embargo, desgraciadamente, parece que el gobierno está pecando de optimista.

    Todos sabemos que existen situaciones en los que, si a uno se le reduce el ingreso, deja de comprar ciertos productos. Asimismo, el consumo de algunos artículos se reduce mucho más que el de otros. Estudios realizados muestran que los viajes de placer son muy sensitivos a los cambios en los ingresos. Así, desgraciadamente, tal parece ser que ha empeorado la situación económica de los más importantes países de donde proviene nuestro turismo, lo cual se traduce en un descenso de los ingresos de las familias de esos países. Y, como era de esperarse, esto va a incidir fuertemente en los gastos de placer turístico que realizan estas personas. Por ello, veo que estamos en una posición débil al confiar en que el turismo sea el puntal de nuestra economía.

    Es más, lo trágico puede convertirse en cómico sí, debido a los movimientos de nuestro canciller Gonzalo Facio, se abren relaciones con Cuba por parte de los Estados Unidos. ¿Adónde cree usted que irá el turista gringo? Francamente no creo que venga a Costa Rica, puesto que Cuba está a una pedrada de las costas de los Estados Unidos y existen incentivos enormes para conocer la Cuba socialista, en tanto que nosotros tenemos que competir para la atracción del turismo con muchas otras naciones.

    Por estas consideraciones, tendremos que cruzarnos los dedos en cuanto al turismo y, a la vez, desear que el Estado sea más lógico en su política de promoción de las exportaciones, como es el caso descrito del contradictorio impuesto a la exportación de ganado.

  3. #53
    1974-11-16-VA A HABER MUCHO GRITO

    VA A HABER MUCHO GRITO

    La Nación 16 de noviembre de 1974. Fue reproducido en La Nación del 28 de noviembre de 1974.

    Don Daniel Oduber, en declaraciones publicadas por el periódico La Nación el 5 de noviembre, dijo que antes del 15 de noviembre habrá limitaciones a importaciones necesarias, que “son para frenar la importación de artículos de lujo. Va a haber mucho grito, muchos comerciantes se van a enojar, algunos industriales se van a molestar”. Dicho y hecho, el Banco Central ya salió con una de aquellas listas famosas que ya son una tradición en el país, por las que se ponen más obstáculos al bienestar del pueblo.

    El señor Presidente de la República olvida un elemento muy importante de la comunidad, la cual también va a pegar su grito: se trata ni más ni menos que de los consumidores del país. ¿Qué significado tienen para el pueblo consumidor estas medidas del Banco Central? Que ahora va a pagar precios más altos por sus artículos porque, simple y llanamente, al hacerse más elevada la prima de ciertos bienes, tendrá que transferir su gasto hacia otros que tienen una prima más baja.

    Antes de las regulaciones, el consumidor decidía cuál artículo le convenía más a sus intereses entre uno importado o uno nacional. Por cada colón que gastaba, el consumidor evaluaba cuál de los dos artículos le producía más rendimientos y compraba aquel que por colón gastado le brindaba mayor satisfacción. Ahora, evidentemente, como para comprar ciertos artículos tiene que pagarlos de contado y a plazos menores, el consumidor ve alteradas sus preferencias, puesto que el rendimiento por cada colón que gasta se ve reducido. Y esto significa una pérdida en el bienestar del consumidor, cosa que él sentirá y pegará el grito que menciona don Daniel.

    Es más, ¿a quiénes perjudica fundamentalmente esta medida? A los consumidores de ingresos relativamente más bajos: a los consumidores más pobres. Debido a que ahora hay que pagar una prima más elevada (100 por ciento en muchos casos), será sólo el rico quien pueda pagarlo “de un solo tiro”. Antes, el consumidor de recursos más bajos pagaba una prima y después iba cancelando la deuda, según pudiera él ajustarla a sus ingresos futuros. El pueblo consumidor se da cuenta de que, si bien no puede pagar de contado porque no tiene suficientes ingresos en ese momento, sí puede hacerlo o través del tiempo, según lo permitan sus ingresos futuros. Pero ahora, con la prima más alta y con menos meses para pagar la deuda, el consumidor pobre se ve imposibilitado de ajustar su consumo ante los ingresos que va a percibir.

    Un grupo especialmente perjudicado con estas medidas es el formado por matrimonios jóvenes. Es usual que sean estos los que tengan que adquirir artículos nuevos al formar su hogar. Y es natural que los jóvenes empiecen ganando poco y que, con el paso del tiempo, aumenten sus ingresos. Así, este grupo de matrimonios jóvenes adquiere artículos caseros para pagarlos a plazo, con lo cual ajustan su gasto actual a sus ingresos futuros esperados, pero ahora, vaya Navidad, les llega un “regalo” del Banco Central que les impide realizar las compras que ellos consideran convenientes.

    A nivel nacional, me permito reproducir las declaraciones del presidente ejecutivo del Banco Central, licenciado Bernal Jiménez, según lo publicó el periódico La Nación el 4 de octubre de 1974, quien comentaba sobre la situación económica del país: “No veo la cosa sólo como la vimos en el año 51 o en el 67 en que comprimimos las importaciones de lujo. Este renglón es un porcentaje muy chiquito ahora. Antes era un tercio y en este momento ya no es ni un diez por ciento. El país ha cambiado su estructura económica”.

    Sin embargo, ahora lo primero que se hace es afectar al mal llamado “consumo superfluo”; especialmente, las importaciones de lujo. Por algo tan “chiquito ahora”, como dice don Bernal, se castiga una vez más al consumidor.

    Creo que ya es hora de que pongamos los pies sobre la tierra; que los consumidores nos demos cuenta de que somos quienes estamos pagando las cuentas de un montón de errores del Estado en los últimos años; que sistemáticamente se coarta la libertad del consumidor y productor costarricense; al consumidor, con la demagogia de supuestas leyes que lo protegen y que más bien le perjudican, como son las medidas tomadas por el Banco Central, y al productor amedrentándolo constantemente, basándose el Estado en la estrategia de que algunos empresarios bajan la cabeza cuando no los tocan directamente: la vieja táctica de “divide y vencerás”.

    Creo que es hora de que, como dice la canción patria, sepamos ser libres, no siervos menguados. Realmente, deberíamos saber ser libres, no siervos domesticados.
    Última edición por Elisa; 16/10/2014 a las 07:56

  4. #54
    1974-11-20-LAS CARICATURAS DE W. SOLO

    LAS CARICATURAS DE W. SOLO

    La Nación, 20 de noviembre 1974.

    Muchas veces durante el día me encuentro con amigos quienes me comentan con fruición acerca de si ya vi la caricatura que publicó William Solano en La Nación, sin saber que durante mi desayuno lo primero que hago es ojear el periódico para disfrutar, con un placer enorme, del mensaje de las caricaturas del muy joven autor.

    Los comentarios que se tejen acerca de sus caricaturas son sumamente variados, pero todo concuerdan en dos aspectos fundamentales: en primer lugar, él siempre llega al meollo de las cosas, con ese instinto por la yugular propio de los felinos y, por otra parte, la honestidad intelectual y moral con que enfoca un mensaje son un aliciente espiritual, imponderable, al inicio de la vida diaria.

    El joven Solano ha sabido captar a la perfección ese malestar general que se siente en nuestro país debido a la vida turbia y malsana de algunos políticos, haciendo uso de su pluma entintada para lanzar un porrazo a los sepulcros blanqueados, como muestra grotesca ante las vanidades de aquellos que se creen por encima de la justicia y moralidad que nuestra nación requiere para su propia supervivencia. Esta garantía moral en las caricaturas de Solo es resultado de una profunda convicción acerca de los principios de decencia en la actividad pública que deben mantener nuestros líderes, al mismo tiempo que de su juventud sin ataduras ni perjuicios acerca de cuál ha de ser su labor.

    La sensibilidad de Solo, el caricaturista, se muestra en la expresión contundente, ante la muerte de Juan Domingo Perón, de la querida Mafalda, con un rostro compungido, con un lagrimón resbalando en su cachete, como una muestra del dolor del pueblo argentino; o bien aquella en que, junto a un anuncio de la mal lograda propaganda del Banco Popular de “Yo soy un trabajador igual a usted”, aparece un campesino sudoroso, pala en mano, y el que el labriego sencillo, exclama “¿Quién es un trabajador igual a mí?”. ¡Magnífica expresión!

    Es muy importante que continúe intensamente la actividad del joven Solano, puesto que sus caricaturas lograr expresar a la perfección el sentimiento de muchos que no podemos o no sabemos cómo hacer ver las cosas que nos alegran o entristecen. Solo es un medio de comunicación muy nuestro, muy alegre, muy fuerte y muy limpio. Estoy seguro de que llegará muy lejos en este campo del arte, porque lo que nos ha dado son esos hilillos con que se inician los grandes ríos. A él no se le podrá “medir con ese metro”, sino con la excelencia con que se mide al artista.

  5. #55
    1974-11-27-ALGUNAS PREGUNTAS QUE DEBEMOS FORMULARNOS

    ALGUNAS PREGUNTAS QUE DEBEMOS FORMULARNOS


    La Nación, 27 de noviembre de 1974.

    El propósito de las preguntas siguientes no es el de proporcionar respuestas ni intentar comentarios acerca de una serie de temas que el ciudadano responsable se plantea día tras día. Más bien el fin es que cada uno de nosotros intente una respuesta sobre estos tópicos.
    1.- ¿Por qué Robert Vesco continúa apoderándose del país, paso a paso, y nuestros gobernantes no hacen algo al respecto?
    2.- ¿Por qué en Costa Rica la burocracia ha crecido enormemente y las funciones públicas entorpecen cada vez más, sin que se haya tomado cartas en el asunto?
    3.- ¿Por qué no se ha explicado satisfactoriamente al pueblo costarricense el resultado de la donación de 60.000 dólares a la Orquesta Sinfónica Nacional, dinero que, según afirmaciones, se gastó en confites?
    4.- ¿Por qué los gobernantes hablan de que los trabajadores, los empresarios, las amas de casa y todo el pueblo costarricense tienen que “amarrarse la faja” y, sin embargo, el presupuesto del gobierno crece astronómicamente a cifras sin paralelo en la historia de Costa Rica?
    5.- ¿Por qué el Presidente Ejecutivo de RECOPE gana 25.000 colones por mes, sueldo desproporcionado en relación con los demás?
    6.- ¿Por qué el caso SAOPIM quedó en casi nada?
    7.- ¿Por qué los empresarios y los trabajadores; o sea, los productores costarricenses, están tan desanimados?
    8.- ¿Por qué la gente tiene cada vez menos fe en la actuación del Estado?
    9.- ¿Por qué el pueblo costarricense; o sea, la opinión pública, siente que la moralidad anda por los suelos?
    10.- ¿Por qué la gente no tiene confianza en la estabilidad del valor del colón?
    11.- ¿Por qué se dificulta cada vez más el ejercicio de la caridad, que es la virtud de la persona?
    12.- ¿Por qué el pueblo consumidor es siempre quien termina pagando las "tortas” y la mala administración de las políticas económicas del Estado?
    13.- ¿Por qué el ciudadano, cuando escucha hablar al político de turno, siente que es mera palabrería más y que nunca se “parte el ayote”?
    14.- ¿Por qué hay tantos que agachan la cabeza o se hacen los sordos o permanecen mudos y esperan que otros hagan lo que ellos deberían hacer?
    15.- ¿Por qué el costarricense casi no desea ya invertir más en el país?
    16.- ¿Por qué hay tanto ciudadano honesto que no encuentra una luz por la cual guiarse en esta oscuridad inmoral?
    17.- ¿Por qué los que han ofrecido tanto, cumplen tan poco?
    18.- ¿Por qué al campesino productor de frijoles, el Consejo Nacional de Producción no les paga ni lo que le cuesta producirlos?
    19.- ¿Por qué sólo se están tomando medidas y se están tomando “más” medidas y se sigue en el “palanganeo”?
    20.- ¿Por qué se siente uno moralmente tan caído?
    Son tan sólo 20 preguntas. ¿Cuántas más quedan por hacer?

  6. #56
    1974-12-01-LOS ADORADORES DEL BECERRO DE ORO

    LOS ADORADORES DEL BECERRO DE ORO

    La Nación, 01 de diciembre de 1974.

    “Y formó de ellos un becerro de otro. Dijeron entonces los israelitas: Estos son tus dioses, ¡oh Israel! que te han sacado de la tierra de Egipto… Y levantándose de mañana, sacrificaron holocaustos y hostias pacíficas; y el pueblo todo se sentó a comer y beber, y se levantaron después a divertirse en honor del becerro de oro”. Así nos dice la Biblia en el libro del Éxodo.

    En nuestra patria algunos han preferido adorar al becerro de oro.

    No les ha importado hipotecar sus conciencias ante la gloria terrenal del omni-poderoso, que les ha prometido glorias y dinero, a cambio de los principios. Qué diferencia a aquellos hombres quienes, como Salomón, construyeron el templo a la moralidad universal, columnas simbólicas de la integridad y la virtud del trabajo honesto y franco.

    Hay algunos que prefieren sucumbir a la gloria del poderoso dinero deshonesto, sin pensar en que el trabajo honrado es gloria para la humanidad. Hay algunos que prefieren arrastrarse como la serpiente y no erguirse libres ante el tirano. Hay algunos que prefieren los dineros mal habidos en sus bolsillos, dádivas del poderoso comprador de conciencias y de las morales, que mostrar el sudor de la labor diaria, que es el sustento del alma.

    ¡Cuántos prefieren andar de bufones y saltimbanquis, con miradas sombrías que reflejan sus almas y sus panzas llenas, que caminar con la altivez del hombre honesto quien conserva su pudor moral! ¡Cuántos rastrean como enredaderas, tejiendo las redes de la corrupción y con las panzas llenas sin pensar en la libertad de sus ciudadanos! ¡Cuántos doblegan la cerviz ante el señor todopoderoso, pirata de las tierras y de los mares, sin pensar en que el buen hombre camina erguido cuando su conciencia está limpia!

    Si pudiéramos aventurarnos dentro de esas almas, veríamos a los demonios satisfechos con el dinero del todopoderoso, pagador de sus genuflexiones. Si pudiéramos mirar en esas intimidades de algunos seres humanos, veríamos la podredumbre en que se mueven los egos saciados por el salario del miedo y del terror que su patrón exige.

    ¡Basta ya!, los filibusteros deben saber que el hombre conoce la libertad. El pirata debe saber que la conciencia no se puede conculcar con el dinero. Los extranjeros deben estar prestos a conocer que la moral exige más que un precio, que es el respeto a nuestros principios básicos de la nacionalidad. No somos un burdel; no somos un casino; no somos una bazofia que se arrastra mendigando dádivas despreciables del todopoderoso. Somos un pueblo sencillo, honrado, limpio; que dignifica nuestras tradiciones; que ama nuestra libertad; que está dispuesto, tal como en 1856, a ofrendar su sangre, como lo hizo el soldado Juan, para expulsar de nuestras tierras al esclavizador de almas, al comprador de hombres, al patrocinador de los vicios. Queremos una Costa Rica digna para heredar a nuestros hijos.

  7. #57
    1974-12-03-COSTA RICA Y LA VESCOCRACIA

    COSTA RICA Y LA VESCOCRACIA

    La Nación, 03 de diciembre de 1974.

    Nuestro país o el gobierno de Vesco. Es muy doloroso el objetivo de este artículo: tratar de imaginar lo que podría significar para el ciudadano costarricense la existencia de un estado dentro de otro estado. Del estado de Robert Vesco dentro de nuestro país.

    El ciudadano costarricense se ha formado en una nación eminentemente liberal, en la que el libre juego de las fuerzas, el intercambio de las ideas y el ejercicio del libre pensamiento han sido la tónica de nuestra vida republicana, Hemos tenido un régimen de opinión pública por el cual el ciudadano ha hecho ejercicio de la tradición democrática, libre de imposiciones dictatoriales, alejada de la coerción moral, intelectual, económica y política.

    Sin embargo, debido a la concupiscencia de delincuentes internacionales y a la impasibilidad de otros que miran con desgano el futuro que habrán de heredar a sus hijos, el ciudadano costarricense está a punto de perder sus libertades fundamentales.

    Quisiera que cada hijo de nuestra Patria abriera sus ojos ante el significado que tiene para nuestras vidas la cimentación de Robert Vesco, quien con sus secuaces pretende el control de nuestra nación.

    Doscientos tres firmantes de la proclama por la Patria y contra la permanencia de Robert Vesco en el país, queremos heredar a nuestros hijos una nación libre; libre del terror de la mafia que avasalla a la persona, la que se ve sometida a la fuerza y a la violencia de la delincuencia organizada. Los firmantes creemos que nuestras instituciones basadas en el respeto al derecho ajeno deben perdurar y que la presencia de Robert Vesco en nuestro país es un traspié a la dignidad nacional.

    Que el hombre de trabajo piense en el significado que tiene para él y su familia la intranquilidad y la inseguridad cotidiana que surgen en el régimen corrupto que sobrevendría con la Vescocracia.

    Que el hombre de empresa medite en las implicaciones que tiene sobre su fuente de trabajo la presión económica que llevaría los negocios a la ruina, cuando se negaren a servir al todopoderoso Robert Vesco.

    Que la madre piense si desea que sus hijos vivan en la nauseabunda moralidad de una nación entregada.

    Que los ciudadanos costarricenses, los honestos, alcen su voy de oposición al entreguismo.

    Que nuestras conciencias no nos reclamen por dejar que nuestro país cayera en las garras de quien arrasa con nuestras tierras, nuestros medios de comunicación, nuestras familias, nuestras tradiciones de moralidad y de libre participación ciudadana. Que no tengamos que lamentar el día de mañana por el vasallaje a que quedaremos sometidos si no elevamos nuestra protesta, como hombres libres que somos y que debemos demostrar que lo merecemos.

    Si se venden los principios por el dinero de Vesco, que esto nos recuerde las monedas que recibió Judas por la venta de Jesús; porque son innobles los que cambian al estómago por la conciencia. Demostremos que en nuestra nación, los hombres, las mujeres, las madres y los hijos tenemos conciencia de la importancia de la moral que debe imperar en nuestro país. Demostraremos que, tal como en la gesta de 1956, el costarricense ama su libertad por encima del mendrugo de pan que le ofrezca el comprador de voluntades. Alcemos la frente erguidos, sin mácula sobre nuestros rostros y exclamemos libremente: fuera Robert Vesco.
    Última edición por Elisa; 16/10/2014 a las 08:25

  8. #58
    1974-12-09-LA BUENA VISIÓN DE ALGUNOS SINDICATOS

    LA BUENA VISIÓN DE ALGUNOS SINDICATOS

    La Nación, 09 de diciembre de 1974.

    La Confederación Auténtica de Trabajadores Democráticos (CATD), la Confederación Costarricense de Trabajadores Democráticos (CCTD) y la Confederación General de Trabajadores (CGT), recientemente hicieron pública su oposición al proyecto de ley de Asignaciones Familiares, que actualmente es objeto de debate en la Asamblea Legislativa. De igual forma, la Unión de Cámaras y Asociaciones Patronales manifestó que dicho proyecto defectuoso debería ser retirado del Congreso.

    Me produce una enorme tristeza y, al mismo tiempo, una gran satisfacción, observar tanto a la parte laboral como a la patronal, expresar una posición clara en contra del proyecto de Asignaciones Familiares, el que, desde su misma concepción, adolece de graves defectos que hoy son perceptibles a todos los entes productivos del país.

    Lo que me produce tristeza es que no es sino cuando ya todo está casi “cocinado” en la Asamblea, que los perjudicados ̶ trabajadores y empresas ̶ son categóricos en su oposición a la bendita ley de “resignación” familiar, como la conoce el pueblo, en lugar de haber luchado fuertemente cuando se gestaba el proyecto en las mentes de algunos políticos.

    Sin embargo, la satisfacción mía surge al observar la gran responsabilidad asumida por tres de los principales sindicatos del país, que defienden francamente los derechos de sus trabajadores afiliados frente a la impetuosidad fiscal del Estado, que con la asignación familiar lo que más busca es llenar los excesivos presupuestos estatales.

    Bien hace el grupo de sindicatos en lanzar su opinión de que con este proyecto de ley “se trata fundamentalmente de financiar una serie de instituciones del Estado” y que “esos dineros no irían a atacar los problemas sociales por la raíz”. Incluso, una vez manifesté públicamente que, si lo que se desea es ayudar a los verdaderos pobres de Costa Rica, que no tienen ni la certeza de un salario, ni del servicio médico básico, ¿por qué mejor no se fijaba como meta la universalización del Seguro Social, para que así todo el mundo tuviera esa protección básica de la enfermedad y la vejez? Pero mis palabras cayeron en el vacío y ahora vemos el resultado: un aumento de la burocracia estatal, del intervencionismo del Estado en la libertad del trabajador y del empresario, del aumento de la dependencia en la política para recibir los dineros de la asignación, sin buscar mecanismos promotores de la producción nacional, que es el meollo del asunto.

    Yo siempre me he lamentado de que muchas de las buenas intenciones que alientan los líderes sindicales fracasan debido a la ausencia de asesoría de profesionales especializados en las materias. Me doy cuenta, con gran satisfacción, que estos líderes tienen muy presente que un impuesto a las planillas termina perjudicando al trabajador en forma total (se acuerdan cuando el ex presidente Figueres hablaba de un impuesto a los salarios del 15%... ¡qué tristeza!).

    Y más aún, su gran percepción del problema fundamental de todos estos esquemas seudo-benefactores de la sociedad promovido por algunos políticos, se demuestra en la sabía frase suscrita por los tres sindicatos: “¿Cómo se va a repartir lo que no se ha producido?”. Esta afirmación de los sindicatos es reflejo de la madurez a que ha llegado el movimiento sindical costarricense, que realmente se preocupa por el bienestar de sus asociados y no por la demagogia política.

  9. #59
    1974-12-20-QUIEN ESTÉ LIBRE DE PECADO QUE LANCE LA PRIMERA PIEDRA

    QUIEN ESTÉ LIBRE DE PECADO QUE LANCE LA PRIMERA PIEDRA

    La Nación, 20 de diciembre de 1974.

    El Presidente de la República, Lic. Daniel Oduber, en una carta que dirigió al Dr. Raúl Blanco Cervantes, en la cual fijaba su posición frente a la solicitud de expulsión de Robert Vesco, entre otras cosas, escribió lo siguiente:

    “Quien esté libre de pecado que lance la primera piedra. Eso me hace pensar: qué derecho tengo yo, como humano que soy y lleno de flaquezas, de juzgar a nadie, por grande que sea el escándalo”.

    No sé por qué razón estas frases me recuerdan aquellas de don José Ortega y Gasset, cuando en La Rebelión de las Masas nos dice, refiriéndose al Viejo Continente: “Esta es la cuestión; Europa se ha quedado sin moral. No es que el hombre-masa menosprecie una anticuada en beneficio de otra emergente, sino que el centro de su régimen vital consiste precisamente en la aspiración a vivir sin supeditarse a moral alguna”. Y luego el insigne filósofo nos señala: “El hombre-masa carece simplemente de moral, que es siempre, por esencia, sentimiento de sumisión a algo, conciencia de servicio y obligación. Pero acaso es un error decir ‘simplemente’. Porque nos se trata sólo de que este tipo de criatura se desentienda de la moral. No; no le hagamos tan fácil la faena. De la moral no es posible desentenderse sin más ni más. Lo que con un vocablo falto hasta de gramática se llama amoralidad es una cosa que no existe. Si ustedes no quieren supeditarse a ninguna norma, tiene usted, velis nolis, que supeditarse a la norma de negar toda moral, y esto no es amoral, sino inmoral. Es una norma negativa que conserva de la otra la forma en hueco”.

    Lo que me preocupa de la opinión del señor Presidente de la República es que si bien él no es juez, pues para ello existen personas dedicadas a impartir la justicia, él es un símbolo de la nación y que, como tal, lleva implícito su cualidad de poder realizar afirmaciones y juicios sobre determinados aspectos de la moralidad nacional. Un ejemplo de la función propia de ese atributo fue su discurso de toma de posesión, que el pueblo lo ha calificado como de “Alto a la corrupción”. ¡Qué mayor muestra de la potestad del juicio moral que puede ejercer el Presidente de la República como lo fue su discurso inaugural! En ese entonces juzgó la conducta moral de otros. El mismo señor Presidente, en una carta que dirigió al Dr. Raúl Blanco Cervantes dice que “con pocas excepciones las firmas (del documento que solicitaba la expulsión de Vesco) son garantía de alta calidad moral y ciudadana”, esto es, hace un juicio sobre la moralidad y no moralidad de algunos firmantes, O sea, tiró una piedra, o bien ser o no ser, he ahí el problema.

    El ciudadano costarricense desea no que el señor Presidente se convierta en el inquisidor de la moral pública, a pesar de la inmunidad presidencial, pues sabe que el señor Oduber no se caracteriza por juzgar canallescamente a sus conciudadanos, sino que, al contrario, aún en el fragor de la campaña política supo mantenerse dentro de los cánones de la decencia que conlleva una sociedad civilizada. Si bien el señor Presidente comete pecadillos al tildar despectivamente de movimiento de “la calle” a quienes suscribimos el documento solicitando la expulsión de Vesco, no debe olvidar que el Presidente de la República tiene la obligación de “mantener el patrimonio moral de nuestro pueblo”.

    La petición que un grupo de ciudadanos le hizo al señor Presidente no era dirigido a aplicar la ley de Lynch. No se trataba de linchar a nadie. Era, ni más ni menos, el clamor de los gobernados, quienes pedían al gobernante que asegurara la paz y la tranquilidad nacional, que un extranjero indeseable ha venido a desmoronar. No queremos correr el riesgo de que Costa Rica se convierta en una fortaleza y refugio al servicio de Vesco, sino que deseamos conservar la espontaneidad social que los costarricenses hemos mantenido en estos últimos años de paz y de amor nacional. Hoy, desgraciadamente, este orden se resquebraja y es la obligación del Presidente, a quien la Historia le ofrece una oportunidad imponderable de convertirse en el guía de la conciencia nacional, en oidor y ejecutor de las peticiones soberanas de su pueblo gobernado, a quien le corresponde, impostergablemente, insoslayablemente, hacer valer la manera de ser del costarricense, que se basa en la libertad, en el buen gobierno y en el respeto al derecho de los demás, Y todo eso se va perdiendo…

  10. #60
    1975-01-11-EL CONSEJO NACIONAL DE PRODUCCIÓN Y LA POLÍTICA DE GRANOS BÁSICOS

    EL CONSEJO NACIONAL DE PRODUCCIÓN Y LA POLÍTICA DE GRANOS BÁSICOS

    La Nación, 11 de enero de 1975.

    Hace varios meses un periódico publicó declaraciones del Ministro de Agricultura en las cuales señalaba que producir un quintal de frijoles cuesta más o menos ¢210 colones. Y, paradojas que ve uno, dos páginas antes, en un anuncio del Consejo Nacional de Producción, esta Institución hacía una campaña para promover la producción de frijoles y que, por lo tanto, pagaba a ¢190 colones el quintal de este grano básico. ¡Habráse visto mayor absurdo! El único resultado que ocasionó esta política de fijación de precios fue evitar que se produjeran suficientes frijoles.

    Posteriormente el Presidente de la República, en unión del Ministro de Agricultura y de funcionarios del Consejo, se dedicó a repartir frijoles pues pensaba que, con tal muestra de entusiasmo estatal, Costa Rica se convertiría de un cafetal a un frijolar. Sin embargo, en muchos lugares, y lo escuché de labios de agricultores de la zona de Guanacaste, los benditos chimbolos nunca germinaron, con lo cual se empleó mal el tiempo valioso del agricultor que sembró los granos, así como se desperdició el uso de tierras que sólo dieron matas geladas.

    Estos dos ejemplos de la política estatal sobre la producción de frijoles tienen un denominador común, que explica el fracaso obtenido: se cree que un burócrata puede sustituir la eficiencia por la cual el mercado asigna los recursos a la producción.

    En el primer caso fue, por parte de la burocracia del Consejo de Producción, la fijación de precios que ni siquiera cubría los costos de producción y que aún menos la convertía en una actividad rentable para el campesino, lo cual más bien ocasionó la escasez de frijoles. Parece que, al fin, el Consejo ha ido aceptando cada vez más el sistema de precios como un indicador de la escasez de granos y deja que precios más elevados se conviertan en un incentivo para la producción. De esta forma, a largo plazo, tendremos asegurado el producto básico de nuestros hogares y no tendremos que pensar en colas, ni en favores especiales, ni en un mercado negro, para asegurarnos el producto.

    No es concebible que se castigue tanto al agricultor al fijársele precios irrisoriamente bajos por sus productos y que, por otra parte, el ya casi olvidado Plan Nacional de Desarrollo, que tanto sonó a los oídos de los costarricenses hace más o menos un año, enfatizara el desarrollo del campo. ¿Será que se piensa que la mejor manera de desarrollar nuestras regiones agrícolas es reducirlas al autoabastecimiento, al dejar de producirse granos para los mercados debido a precios topes?

    El segundo ejemplo antes citado; o sea la distribución gratuita de “chimbolos”, también adolecía de un grave defecto originado en la intervención estatal. Como la semilla no la compra el agricultor sino un burócrata, este último no tiene el incentivo para cuidar que esa semilla sea la más apropiada para la producción. Al fin y al cabo, si ella sale mala, el burócrata no tiene que realizar ninguna erogación de su bolsillo para pagar por el error (específicamente, no hay pérdidas para el burócrata), en cambio el agricultor que siembre por sí mismo tendrá mucho cuidado en comprar la semilla apropiada y buscar el suelo y clima apropiados para que crezca su plantío.

    Pero los burócratas nacionales soñaron con las hordas de chinos maoístas sembrando frijoles hasta en los patios de las casas, sin darse cuenta de que eso lo único que origina es ineficiencia en la asignación de recursos.

    Creo que es hora de que el Consejo de la Producción se “ponga vivo”. Existe mucho malestar entre el pueblo por la escasez de granos básicos. Además de que, cuando el Consejo los ha importado, nos da miedo saber cuál será el veneno de turno con el cual esos granos importados vienen contaminados. No necesariamente la política sabia ha de ser comprar el producto más barato, dejando de lado la calidad del mismo. Estoy seguro de que los señores del Consejo no comprarían para sí mismos granos podridos, aunque costarán a cinco la libra, ¿o sí lo harían?
    Última edición por Elisa; 16/10/2014 a las 08:35

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