SILENCIO EN TORNO A LA NUEVA REFINERÍA

SILENCIO EN TORNO A LA NUEVA REFINERÍA
Por Jorge Corrales Quesada

Creo que, pero puedo estar equivocado, sólo Telenoticias del Canal 7 hizo eco de un artículo publicado en el Semanario Universidad del 23 de noviembre del 2011 (hace casi un año), en el cual se formularon serios cuestionamientos acerca de la conveniencia de un proyecto para instalar una refinería en Costa Rica, propiedad conjunta del monopolio de RECOPE y de una empresa china CNPC, que me dirán que no es monopolio, pero es propiedad estatal china.

Nada ha pasado desde aquel entonces, pues a la fecha posiblemente todo está apenas en proceso de cocción (aunque no salieron noticias de ella tampoco durante el último viaje de la Presidenta por el Oriente). Desde aquel artículo del año pasado, no ha habido aclaraciones destacadas de entidades gubernamentales involucradas, excepto las ya usuales de “que apenas se está analizando”. El grado de avance de las negociaciones sobre el proyecto en aquel entonces, precisamente fue objeto de la crítica apropiada y oportuna de al menos dos destacados economistas de nuestro medio, don Leiner Vargas y don Carlos Leiva, este último, me consta, con un enorme bagaje en asuntos energéticos. Asimismo, otro experimentado economista y exfuncionario de RECOPE, don Juan Antonio Rodríguez, en aquel artículo hizo hincapié, entre otros problemas que denunció, que los números, hasta aquel momento presentados, no daban, lo cual no era un buen augurio para los consumidores atados, como todos nosotros.

La crítica que en ese momento ellos hicieron es muy importante, pues no sólo recaía sobre la crucial rentabilidad en sí del proyecto, que con base en estimaciones resultaba estar cerca de un 5% e inferior al 16.26% que, según se había anunciado, era el mínimo requerido. Por supuesto que, una vez en operación el proyecto, si la rentabilidad se acercaba al primer dato, la diferencia debería ser cubierta en última instancia por alzas en los precios a los consumidores. Este simple resultado esperado, debería de haber servido de llamada de atención a una ciudadanía que se supone está alerta, principalmente a través de los medios de comunicación, de las acciones y decisiones de sus gobernantes que involucren fondos públicos, como estos. Por si no lo saben, se estima que el proyecto alcance la suma de $1.500 millones. (El cínico nacional experimentado me diría al oído que, en Costa Rica, ese monto inicial siempre termina siendo muy superior).

Adicionalmente, se indicó en aquel artículo que el tamaño considerado de planta en el proyecto no es económico, pues, al ser muy pequeño, no puede competir con otras refinerías en los mercados internacionales cercanos.

Lo importante es que la ciudadanía, los potenciales consumidores, nosotros los que posiblemente terminemos pagando más impuestos (o más caros los combustibles) para sufragar la ineficiencia de un nuevo elefante blanco gubernamental (ahora, para estar en la onda globalizadora, transnacionalizados hasta el cuello), exija una pronta rendición de cuentas a los funcionarios públicos involucrados en el desarrollo de este proyecto, acerca de lo actuado a la fecha, antes de que sea demasiado tarde. Cae en un error el burócrata que pretenda despreciar, con su ignorancia, las llamadas de atención de los economistas Leiner Vargas, Carlos Leiva y Juan Antonio Rodríguez. Si en esto hay otro chorizo, pues no permitamos que se cocine: aún estamos a tiempo de valorar un posible bejuco más, en el cual se nos puede estar sumiendo.

Publicado en La Extra del 04 de setiembre del 2012.