ACERCA DE LA CONCESIÓN A SAN RAMÓN

ACERCA DE LA CONCESIÓN A SAN RAMÓN
Por Jorge Corrales Quesada

Los problemas de este gobierno con la concesión de la carretera a San Ramón se deben en mucho a la forma como ha actuado en los últimos tiempos. En primer lugar, hay una enorme desconfianza popular en todo lo que haga esta administración. Esto es particularmente claro en el campo ético, pues existe la percepción de que el gobierno ha dejado pasar casos claros de incorrección en la gestión pública, como son los del Vicepresidente Liberman y del Ministro Garnier, pero también se le carga con la responsabilidad de lo sucedido en torno a la llamada trocha, así como por la ineficiencia mostrada en la reparación de la platina, entre muchos otras cosas que ni vale la pena citar.

También este gobierno ha pecado con el manejo que hizo de la Concesión a la carretera a Caldera, que, si bien cualquier atribución debería serlo principalmente sobre el gobierno anterior, lo cierto es que los asuntos aún pendientes de cumplimiento de esa carretera, han molestado, creo que con toda razón, a la ciudadanía.
Estos dos factores tan notorios son causales de la enorme desconfianza que el ciudadano en general tiene acerca de la nueva concesión de la carretera San José-San Ramón. No se debe culpar a los ciudadanos por esa desconfianza, pues hay razones suficientes para tenerla.

Pero, además de esas debilidades, en el caso particular de la nueva concesión este gobierno no ha sido todo lo claro que sería deseable, en especial a la luz de lo arriba mencionado. Se otorgó una nueva concesión sin que al ciudadano se le dieran las cuentas bien, pero bien, claras acerca de los costos verdaderos actualizados, el valor del peaje que se va a cobrar, del grado de arreglos y adiciones que se le van a hacer a la ruta antigua, ni tampoco acerca de la transparencia y términos que debe tener el traspaso del contrato, de un anterior concesionario a la nueva firma OAS.

Soy partidario del sistema de concesiones por tres razones: (a) el gobierno no dispone de recursos para hacer la carretera, ni es fácil conseguir los fondos en organismos internacionales, que cada vez prefieren más esquemas de concesión, como los exitosamente llevados a cabo en otros países; (b) porque quienes usan la carretera, deben ser quienes la paguen. No debe el resto de ciudadanos del país cubrir su costo, sino quienes la disfrutan directamente y (c) porque es un mecanismo rápido para asegurar que los vecinos del oeste del Valle Central dispongan de una buena carretera. Este no es el momento para expandir acerca de estos criterios, sino para formular una propuesta para que el gobierno disponga de una última oportunidad de exponer, certificada y verazmente ante la ciudadanía, los verdaderos y reales costos y diseños de la nueva carretera.

Al escribir este comentario (el martes 16 y que espero se publique el martes 23) propongo que se genere un grupo de personas calificadas, ante quienes el Ministro de Obras Públicas, el Director de Concesiones y la Contralora, les expongan todo el detalle que dicho grupo considere necesario, para emitir su criterio sobre la conveniencia de la concesión, el cual de inmediato lo haría saber a la ciudadanía. Propongo que ese grupo esté constituido por serios, creíbles, honestos y respetables ciudadanos, como lo son el Ing. Olman Vargas, Director Ejecutivo del Colegio de Ingenieros, el Ing. Luis Guillermo Loría, del Lanamme, el Lic. José Rodolfo Ibarra, presidente del Colegio de Periodistas y el señor Paul Brenes, del denominado Foro de Occidente. Así lograríamos que una ciudadanía bien informada pueda mejor decidir qué hacer ante esta situación, que tanta desconfianza ha generado en todos nosotros.

Publicado en La Extra del 23 de abril del 2013.