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07-07 Columna libre: Claro que sí al TLC 10 razones para ello

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Este artículo fue publicado en el Boletín de ANFE de Julio del 2007

07-07 COLUMNA LIBRE: CLARO QUE SÍ AL TLC: 10 RAZONES PARA ELLO

1.- El TLC va acorde con el espíritu liberal al ampliar nuestra libertad para escoger. Hay partidarios del No (conservadores, socialistas, comunistas, trotskistas, ecologistas extremos, estatistas) que se oponen por no creer en aquella forma de ver las cosas. ¿Acaso le extraña que Chávez, Ortega, Albino, Carazo, entre otros, vayan contra el TLC por ser éste una prueba más de las bondades de la economía de mercado en contraste con las perversiones de la economía estatizada?

2.- El TLC amplía las posibilidades de crear empleo y mejores salarios, al elevar el potencial de la inversión, tanto doméstica como extranjera. Por ello se oponen al TLC los grupos sindicales estadounidenses del AFL-CIO, quienes alegan que aumentaría el empleo en nuestros países en detrimento del de su país. ¿No le extraña que ciertos grupos sindicales como la ANEP también se oponen al TLC, aunque la AFL-CIO diga que crearía más empleo aquí?

3.- El TLC garantiza el acceso de nuestras exportaciones tanto hacia el principal socio comercial (Estados Unidos), como también a Centro América (un mercado casi tan importante) y a la República Dominicana (mercado creciente, y si no que lo digan nuestros lecheros exportadores). Hoy exportamos a Estados Unidos gracias a su Iniciativa para la Cuenca del Caribe (ICC), pero está a punto de expirar. Los del No (como Ottón Solís) creen que tal cierre no se va a dar: no ha pensado que si eso se diera, los otros países competidores, ya miembros del TLC, reclamarán que ellos deben exportar siguiendo las reglas de ese acuerdo, mientras Costa Rica lo haría sin pagar impuestos aún cuando no aprobara el TLC. ¿Acaso los del No creen que la competencia no juega en este asunto, y que, simplemente porque “me gusta Costa Rica mucho”, se nos dejará seguir jugando con reglas diferenciadas? Hay que ser un poco más serios…

4.- El TLC es constitucional. La Constitución define las reglas de juego en una sociedad, por lo que una inconstitucionalidad del Tratado sería muy grave. Partidarios del No insistieron, con el patrocinio y apoyo explicito de la Rectoría de la Universidad de Costa Rica, que el TLC era inconstitucional, pero, para su desmayo, la Sala IV definió que tal cosa no era así.

5.- El TLC aumenta los beneficios que nuestros consumidores obtienen con el comercio internacional. Lamentablemente, mientras la Ronda de Doha y, por ende, la Organización Mundial de Comercio (OMC) no se dirijan a una apertura mayor del comercio mundial, la única forma que el país tiene para garantizar el acceso de sus exportaciones es con TLCs (ya tenemos 4 y hay otros en camino con Europa y China). La apertura unilateral es deseable, pero en este momento es poco viable que sea aceptada por el costarricense. Esta es la razón por la que Chile primero se abrió unilateralmente y luego usó los TLCs para garantizar el acceso de sus exportaciones a los mercados extranjeros.

6.- El TLC crea competencia para los monopolios locales y con ello reduce el costo que la sociedad debe pagar hoy en día por su existencia: una menor cantidad y calidad de los servicios. Mucha de la oposición al TLC viene de ciertos sindicatos enquistados en esos monopolios. La competencia pone en peligro privilegios tales como las SALES, que hace que ciertos sindicatos sean los únicos proveedores de servicios a empresas públicas como el ICE. Esa misma competencia se encargará de mejorar los salarios de los buenos y eficientes trabajadores de los hoy monopolios, tal y como sucedió con la eliminación de la banca estatal hace más de diez años. Los del No van a tener mucho trabajo de oposición en el futuro, al surgir la posibilidad de un TLC con Europa, pues han manifestado que en el tapete de la apertura estarán servicios que hoy son monopolio estatal, como son energía, combustibles, telecomunicaciones y seguros. ¿Acaso creen ustedes que, en un eventual TLC con China, los chinitos no nos van a pedir negociar eso mismo?

7.- Con el TLC es de esperar un incremento en la inversión que dará lugar a un aumento en la producción nacional o Producto Interno Bruto (PIB). Esa mayor base sobre la cual cobrar tributos provocará un aumento en los ingresos fiscales, lo cual permitiría, entre otras cosas, remunerar mejor a los buenos empleados públicos, muchos de quienes son hoy empujados por Albino y la ANEP para oponerse, porque sí, al TLC.

8.- De dos viejos liberales, el Dr. Fernando Trejos Escalante y don Alberto Di Mare, aprendimos la importancia de que el país contara con un sistema de salud de la Caja, en donde el ciudadano no muriera por falta de buen cuidado médico. Veo con complacencia que el TLC en nada impide cumplir con este objetivo de solidaridad; pese a que proponentes del No insisten en que el TLC encarecerá las medicinas, la Sala Constitucional se encargó de desmentirlos.

9.- Si Costa Rica rechaza el TLC (lo cual no creo), enviaría una señal equivocada a un mundo que se globaliza gradualmente. ¿Con qué cara le vamos a pedir a Europa que firme un TLC con nosotros si, hipotéticamente, hemos rechazado un acuerdo con el país (Estados Unidos) y la región (Centro América) con los que realizamos la mayor parte de nuestro intercambio comercial? Obviamente, nos van a ver como el cangrejo, cada vez más p’atrás.

10.- El TLC nos ofrece grandes oportunidades para desarrollarnos y las que tenemos que aprovechar (hoy día Costa Rica, subestimada por los del No, exporta competitivamente más de 3.500 diferentes productos). Los del NO nunca nos han dicho cuál es la alternativa que proponen al TLC. ¿Acaso es la llamada Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), promovida por Hugo Chávez y añorada por algunos en nuestro terruño, quienes coherentemente también se oponen al TLC? Sabemos que el ALBA es un ejemplo más de la insania de un proto-dictador criollo, que ya muchas veces hemos visto en América Latina. ¿Fidel Castro nos dice que no aprobemos el TLC, pero paradójicamente clama porque eliminar el boicot estadounidense a la economía cubana, para que así Cuba pueda beneficiarse del comercio internacional? Como buen comunista, lo que quiere es que nos empobrezcamos para así, consistente con su doctrina marxista, surjan contradicciones que nos lleven a repudiar una economía liberal.

Por todo esto (y más), digo: Claro que SÍ al TLC.

Carlos Federico Smith
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