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11-09 Ideología burocrática

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Este artículo fue publicado en el Boletín de ANFE de Setiembre del 2011

11-09 IDEOLOGÍA BUROCRÁTICA

Por Federico Malavassi Calvo*

La segunda acepción que consigna el DRAE acerca del término “ideología” aparece con el significado “Conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época, de un movimiento cultural, religioso o político”. Algo así como concepto general de las cosas.

Es que la burocracia costarricense tiene una ideología muy característica y poco a poco ha ido apareciendo en su amplitud.
“Le vamos a ayudar” es una de las respuestas frecuentes en las ventanillas y ante las peticiones a jerarcas. La otra es “no le podemos ayudar”.

Tales expresiones implican una ideología. Por supuesto que no es la de “ayudadores”. Retratan la posición con que, en la mente del funcionario público, llega el administrado a las instancias públicas. Obviamente, tal concepto está reñido con la posición de titular de derechos que debería reconocerse al administrado.

Es muy probable que la mayoría de los administrados estén contagiados de la misma ideología y, por ello, asistamos a los servicios públicos en espera de “ayudas” y “favores” y llenos de pavor frente a la posibilidad de que nuestras gestiones y solicitudes no sean vistas con buenos ojos.

Nuestro sistema jurídico se ha ido llenando de exceso de normas y constituyéndose en una telaraña. Esto ha sucedido poco a poco y ante la majadería de algunos de que hay que estar emitiendo leyes. Ello responde a que hay quienes creen que la eficiencia de un parlamento se mide por el número de leyes emitidas. Tal maraña permite “invertir” el orden de las cosas y poner al funcionario a hacer favores y ayudar.

La verdad es que las cosas no deberían ser así: acciones tales como construir en lote propio, hacer actividades lícitas, disponer de la propiedad y similares no deberían dar paso a favores y ayudas sino que son derechos y punto.

Sin embargo, entre planes reguladores, usos de suelo por un lado, filas y especialistas por otro, disponibilidades y más filas, por allá, peritajes y analistas y así por todos lados, convierten las acciones privadas tales como construir, desarrollar, uso de servicios médicos, cobro de seguros, apertura de carreras y mil más, en “graciosas concesiones”, valiosos “favores” y utilísimas “ayudas” del funcionario público.

Por supuesto que la telaraña legal ha servido también para ponernos a todos en posición incómoda, en situación jurídica lindante en lo irregular, en listados kilométricos imposibles de cumplimentar, en limosneros del favor público, en mendigos de la ayuda del funcionario, en cuasi-corruptores del cohecho, haciendo oración a Dios para que el funcionario funcione y se apiade de nuestras solicitudes.

“Solo es hombre el que tiene derechos…” dice el Himno al Quince de Setiembre. Para meditar…

*Federico Malavassi C. es ex Presidente de ANFE. Este artículo apareció originalmente en La Prensa Libre del miércoles 21 de septiembre de 2011.

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