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11-08 ¡Adiós, Don Mario!

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Este artículo fue publicado en el Boletín de ANFE de Agosto del 2011

11-08 ¡ADIÓS, DON MARIO!


Por Federico Malavassi Calvo*


Sin atender a la historia, a la naturaleza de la función parlamentaria ni a los basamentos del sistema republicano, cunden quienes claman por reformar el Reglamento de la Asamblea Legislativa (lo quieren fácil y rápido).

Olvidan que el poder debe ser limitado, que la función legislativa debe tener instrumentos apropiados y que las mayorías son un poder (debe respetarse a las minorías). Ser mayoría no da la verdad, ni la razón ni por ello deben sacrificarse los importantes procedimientos.


Quizás, en relación con ello, sea menester recordar las valiosas luchas de don Mario Echandi, patriota por antonomasia y reunificador de la familia costarricense.

Don Mario Echandi (siendo único diputado de su partido) sufrió incluso la cancelación de sus credenciales de diputado en un demagógico e injusto actuar de la mayoría parlamentaria (PLN). Tal circunstancia se confabuló con un cobarde ataque físico que casi acaba con su vida.

De allí, sin embargo, salió para la Presidencia de la República porque el pueblo supo apreciar su labor. No obstante, también de estos episodios nace la perenne tendencia a limitar por reglamento el fuero legislativo y a modificar las normas de la Asamblea, para impedir que un diputado pueda volver a hacer lo que hizo don Mario.

Siendo Presidente de la República, don Mario Echandi se esmeró en defender los derechos fundamentales de los costarricenses y el orden constitucional: por ello es labor fundamental de su gestión una colección de vetos (objeciones a proyectos de ley aprobados por la Asamblea Legislativa) contra los abusos legislativos. Fue una labor sistémica y vigilante, jurídica e intelectual, en la que tuvo la valiosa colaboración de don Otto Rojas (Procurador de la República). Es la prueba inobjetable de que las mayorías no son infalibles y de que es útil y valioso que haya instancias, procedimientos, remedios y posibilidades reales de oposición.

Siempre que la salud le dio posibilidades, don Mario estuvo atento a la función pública y vigilante celoso de su actuar: es que el poder corrompe. Por tal motivo hay que estar siempre "ojo al Cristo ...".

Como diputado le gustaba hablar, deliberar, polemizar, sacar papeles, invocar el pasado y objetar ocurrencias: había que tomar el tiempo para parlamentar.

Entendía que había que escudriñar al Ejecutivo, investigar sus actos, cotejar las acciones con el Derecho y desafiar el poder.
Asimismo, sabía que en el Congreso había que retar, publicar, cuestionar, examinar, analizar y discutir. ¡Así lo hizo siempre, en inobjetable actitud ciudadana!


*Federico Malavassi es ex Presidente de ANFE. Este comentario apareció originalmente en La Prensa Libre del martes 2 de agosto del 2011.

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