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11-06 El nivel del tipo de cambio

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Este artículo fue publicado en el Boletín de ANFE de Junio del 2011

11-06 EL NIVEL DEL TIPO DE CAMBIO

Por Luis E. Loría*

En Costa Rica no existen reglas claras que permitan a los ciudadanos conocer cómo intervendrá el Banco Central (BCCR), bajo distintas circunstancias. LaLey Orgánica del Banco Central, literalmente, les otorga un “cheque en blanco” a los siete miembros de su junta directiva para que manipulen –cuando lo consideren conveniente– la política monetaria y cambiaria, sin ajustarse a regla alguna establecida de antemano y sin que se les obligue a rendir formalmente cuentas por sus acciones u omisiones. En ese sentido, don Rodrigo Bolaños, presidente del BCCR, ha sido muy claro: “Por principio, el Banco Central no anuncia intervenciones, solo las ejecuta”.
Esta situación ubica a todo aquel que realiza transacciones económicas en Costa Rica en una posición extremadamente vulnerable y de gran incertidumbre. Los costarricenses nos hemos acostumbrado tanto a la manipulación de la moneda que ya hasta se considera normal o deseable.
Las respuestas a las preguntas de quién obtiene qué, cuándo y cómo en la sociedad dependen, cada vez más, del Estado y menos del ciudadano, el empresario o el mercado. La rentabilidad de una empresa y la posibilidad de crear un nuevo puesto de trabajo no deben depender de decisiones políticas tomadas, de manera arbitraria, por el Gobierno y el BCCR, sino de la eficiencia en los procesos productivos, la calidad de los productos o servicios, el acceso a los mercados y la capacidad del empresario para innovar. De lo contrario, los grupos de interés hallarán más rentable concentrar sus recursos en el intento de influir sobre quienes tienen el poder de decisión, para asegurarse que las intervenciones les favorezcan, sin importar a quienes perjudiquen.

Mercado imposible

En el mercado cambiario costarricense, el nivel y las variaciones en el tipo de cambio no se determinan por la libre oferta y demanda. Cuando algunos grandes jugadores –particularmente el BCCR– cuentan con la capacidad de manipular el valor de la moneda haciendo uso de información privilegiada (a la que no tienen acceso el resto de los jugadores), el mercado se torna ineficiente.

La situación descrita no se corrige, como ha sugerido el BCCR desde hace años, incluyendo a más participantes en el mercado mayorista, intentando desarrollar un mercado de coberturas cambiarias o dejando flotar “libremente” la moneda. Ya se incluyó más participantes en el Monex y la situación no mejoró. Las coberturas cambiarias nunca se desarrollarán porque nadie debería estar dispuesto a apostar por un determinado nivel de tipo de cambio cuando sabe que será manipulado, sin previo aviso, por el ente emisor. No existe análisis de riesgo que sirva para predecir las decisiones arbitrarias del Gobierno y la junta directiva del BCCR en materia cambiaria.

La acumulación innecesaria de reservas monetarias internacionales y el juego con las tasas de interés tampoco parecen haber contribuido a lograr el objetivo del Gobierno de aumentar significativamente –y de manera sostenible– el nivel del tipo de cambio, ya que ambas dependen de la credibilidad del BCCR, que ya se encuentra terriblemente erosionada.

La libre flotación de la moneda deja de ser una opción viable cuando el mercado cambiario es ineficiente, pues como se explicó arriba, esa flotación no sería libre. El principio de laissez faire no se puede defender ante la presencia de un mercado que no funciona y es fácilmente manipulable. La implementación de una supuesta libre flotación solamente contribuiría a magnificar los problemas actuales.

¿Inflación benigna?


Ante la posibilidad de que no se apruebe el paquetazo de impuestos promovido por el Gobierno, el presidente del BCCR presentó a los diputados de la Comisión de Asuntos Hacendarios un alarmante reporte en el cual la inflación se dispararía de manera acelerada y abrupta. Omitió explicar, con la misma claridad, que el supuesto de fondo es que el BCCR no podrá soportar las presiones políticas del Gobierno y procederá a emitir agresivamente los colones necesarios para financiar la irresponsabilidad fiscal. Esto, adicionalmente, contribuirá a que las expectativas de inflación se salgan de control y esta crezca todavía más.

Para acabar con la manipulación arbitraria de la moneda –y todas las distorsiones que la acompañan– y cerrar la posibilidad de que el Gobierno y el BCCR recurran, nuevamente, a la irresponsabilidad monetaria, debemos tomar –sin más demora– la decisión de dolarizar oficialmente nuestra economía.

*Luis E. Loría es Presidente de ANFE. Este comentario originalmente apareció en El Financiero, Edición 824, del 26 de junio al 3 de julio de 2011.

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