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Boletín ANFE

11-06 El bumeràn ambientalista nos deja ciegos

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Este artìculo fue publicado en el Boletìn de ANFE de junio del 2011

11-06 EL BUMERÁN AMBIENTALISTA NOS DEJA CIEGOS.


Por César Monge Conejo*


Un aborigen australiano lanza su bumerán pero no da en el blanco, creyendo lo contrario se descuida y no ve el arma viajando de vuelta hacia su cabeza hasta que un golpazo lo deja en el piso, sin sentido Así actúan muchos de nuestros ambientalistas: con buenas intenciones pero mala puntería, provocan a final de cuentas un daño enorme al medio ambiente y nos encadenan a la pobreza. Tres temas ilustran el sinsentido en que hemos caído.

Lapas Verdes. El “NO a la minería” salva lapas verdes, falso. En Crucitas no hay industria ganadera, agrícola ni turística. Ahí el jornalero promedio gana 50.000 colones por mes, cuando hay trabajo. Cuando no, hará lo de siempre: cortar un árbol y venderlo para comer. Si en el tronco encuentra un nido de lapas, las venderá a cinco mil el pichón. Detener la minería no salvó las aves porque no cambió el ciclo de deforestación. Perdimos empleos, impuestos y exportaciones: siguen pobres los vecinos, siguen muriendo árboles y lapas. ¿Ganamos algo?

Volcanes Viento y Ríos. Hay energía geotérmica 100% limpia y 100% tica en las faldas de los volcanes, pero nos resulta ofensivo perforar agujeros en un Parque Nacional, “NO a la geotermia”. La energía hidroeléctrica sigue siendo más limpia que el petróleo, pero Diquís moja tierras indígenas, y Pacuare afectaría el rafting, “NO a la represa”. Las empresas privadas pueden construir plantas eólicas pero alguna ideología dice “NO a la generación privada” (¿Comunismo reciclado?) El bumerán lanzado desde el mundo ideal nos golpea en la vida real: el ICE inauguró en mayo la planta térmica Garabito que usa petróleo para dar 200 megavatios. Por salvar unas hectáreas de bosque desperdiciamos energía libre de gases de efecto invernadero que son el regalo natural de ríos, viento y volcanes ; eso sí, quemaremos miles de barriles de caro búnker importado que ahoga la economía y causa efecto invernadero.

Un ambientalista de verdad diría “NO a las plantas térmicas” y “SI a la geotermia, nuestros volcanes ayudan a salvar el planeta”.


Alergia al petróleo. Hace 30 años los ambientalistas dijeron “NO al oleoducto interoceánico” para evitar riesgos al ecosistema marino. Panamá lo construyó en 1982, casi en la frontera tica, a sólo 80 km de Corcovado. Han transportado suficiente petróleo para 500 derrames como el del Golfo de México. Un solo barco encallado ensuciaría toda nuestra costa caribeña. Ellos ganan $15 millones al año y nosotros nada; compartimos el 100% del riesgo y 0% de las ganancias. ¿Hubo protección al mar? Ninguna. En 1999 dijimos que “NO a pozos petrolero en el Caribe”, como grandes defensores de tortugas, pero en 2008 Nicaragua autorizó perforaciones en una zona de 523 km2, a sólo 26 km de Tortuguero. Perdimos el negocio pero la fauna sigue en riesgo.

Hoy podemos explotar petróleo en zona norte, pero “NO a los pozos en Zona Norte”. La realidad es que no tenemos transporte masivo en trenes o tranvías eléctricos, ni interlíneas o ciudades planificadas, ni seremos carbono neutral en 2021 dado que no hacemos nada para lograrlo, entonces seguiremos quemando 55.000 barriles diarios de petróleo.

Podría ser nuestro, más barato. Un ambientalista serio presionaría por transformar nuestro transporte, y entendería que mientras se cambia la flota, es inevitable usar petróleo por dos décadas cuando menos.


De buenas intenciones está empedrado el camino al infierno. La supuesta defensa ambiental condena pequeñeces y perdona brutalidades. Los verdaderos ambientalistas inventaron el plástico oxo-biodegradable, o los paneles solares baratos, porque en el mundo real evalúan el efecto final de sus acciones. Por el momento, estamos escasos de esas personas con sentido común y así heredaremos a nuestros hijos el efecto bumerán de tal ceguera. Ni cuidamos el ambiente ni subimos al tren del desarrollo. Nos hace falta un líder firme y honesto que evalúe nuestros planes ambientales con una visión de largo plazo y amplio alcance; alguien que nos diga sin tapujos lo que hay que hacer, no lo que nos gusta oír.


*El comentario del Ingeniero Monge apareció en La Nación del martes 14 de junio del 2011.

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