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11-04 ¿Libertad u objetivista?

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Este artículo fue publicado en el Boletín de ANFE de Abril del 2011

11-04 ¿LIBERTARIO U OBJETIVISTA?

Por Alejandro Barrantes Requeno*


Don Carlos Denton publicó, recientemente, un artículo de opinión donde, según él, explica lo que es ser libertario y lo equipara al objetivismo. Como uno de los pocos objetivistas en el país, quiero aclarar las enormes fallas conceptuales, filosóficas e ideológicas que tiene el comentario del
gurú de las encuestas.

En primer lugar, el objetivismo es un movimiento filosófico basado en las ideas de Ayn Rand que, si bien tienen algunas similitudes con el liberalismo o libertarismo, distan mucho de él. Para los objetivistas, la discusión acerca de la libertad no es, como para muchos liberales clásicos, una discusión de eficiencia en la asignación de los recursos, sino de moralidad en dicho proceso. Además, a diferencia del liberalismo, el objetivismo aborda cuestiones metodológicas y epistemológicas que lo convierten más en un sistema filosófico que en una corriente ideológica y hace una defensa más agresiva de la moralidad del egoísmo, entendido como una virtud que, acompañada del amor propio y del respeto a sus valores, permiten al ser humano progresar.

Esto quiere decir que nuestra atención no está puesta en la forma más eficiente para generar y distribuir los recursos, sino en principios de orden racional y moral que van más allá de esa simple consideración. Así pues, el objetivismo defiende la generación de riqueza per se, como el resultado de la aplicación de las capacidades y habilidades humanas, como el resultado lógico de un proceso de creación, esfuerzo y trabajo, al tiempo que defiende que sólo el individuo que generó esa riqueza tiene derecho a beneficiarse de ella, excepto que libre y voluntariamente, decida compartirla con otro.

Quizá por ignorancia, mala fe o por un error de interpretación, Carlos Denton alega que el liberalismo derivó en objetivismo. Me aventuro a pensar que el enlace para tal gazapo es la creencia de que ambas corrientes nacieron, a su criterio, del principio de que solo existo yo. En realidad, tanto el liberalismo como el objetivismo comparten el elemento conceptual del individualismo metodológico, que procura explicar los fenómenos humanos asumiendo que las únicas entidades reales y eficaces en la vida social son los individuos. El individualismo metodológico no significa que solo yo existo, sino que sólo mediante la acción, propiedades y relaciones de individuos pueden explicarse los fenómenos sociales. Así pues, para objetivistas ni liberales, no existen colectivos, entidades o intereses que trasciendan a los individuos.

Otro grueso error de don Carlos se encuentra en sus derivaciones lógicas. Argumenta que, al aceptar filosóficamente que solo yo existo” es posible concluir que “tengo que hacer lo que es bueno para mí y no tengo que preocuparme en absoluto por nadie más”. En realidad, a partir del común denominador del individualismo metodológico y, particularmente, al tenor del reconocimiento de que el individuo requiere contar con tres grandes valores como lo son la libertad, la propiedad y la vida para lograr cualquier fin y poder existir, los liberales y los objetivistas coincidimos en que sólo existen intereses individuales.

Autores tan diversos como Smith, Bentham, Bastiát, Mises, Hayek, Rothbard y la misma Rand han sido extensos en explicar que no existen otros intereses diferentes a los individuales. Ellos dejan claro que, en realidad, cualquier acto, desde el que típica y socialmente se considera como egoísta hasta el más aplaudido altruismo surgen a partir del interés del individuo que actúa para alcanzar un fin. No importa que ese fin sea económico, moral, religioso o cultural, pues al final del día, toda acción se realiza para buscar la satisfacción de ese fin.

Dicho lo anterior, la afirmación del señor Denton acerca de que para libertarios y objetivistas es inmoral ayudar a otros es, cuando menos, errada y temeraria. El objetivismo promueve una ética basada en el mérito y en la libertad, según la cual el individuo evalúa a sus congéneres por su adecuación a la escala de valores que tiene. De esta forma, el amor y respeto propios que tiene el individuo funcionan como criterio para aceptar tratar con otros, así como para apreciarlos y darles su amistad y colaboración.

Por eso, como bien expresó Rand es su reconocida obra Himno, el individuo no debe ceder sus más altos valores como una limosna a quien lo pide; quien los desee debe merecerlo porque esos valores son los más grandes tesoros que cada uno tiene. Lo mismo pasa con la ayuda: los objetivistas creemos que nuestro tiempo, nuestros recursos, nuestras capacidades no deben ser malgastadas en personas que no han hecho algo por merecerlas. Al respecto, vale la pena citar un fragmento de la ya mencionada obra: No soy ni amigo ni enemigo de mis hermanos, soy tan sólo como cada uno de ellos puede merecerme. Y para lograr mi amor a mis hermanos han de hacer algo más que haber nacido. Yo atesoro mi amor, y no lo concedo sin razón, ni al primero que pasa y me lo pide”.

Quiero decirle a don Carlos Denton que quienes defendemos las ideas de la libertad, también creemos en la solidaridad. Pero no en la idea de solidaridad que se ha vendido como políticamente correcta, donde unos desean vivir a costa de otros, por lo que piden cheques en blanco y firmados al portador. Los objetivistas y también los liberales creemos en que la solidaridad es y debe ser voluntaria, libre de toda coacción.

No reconocemos el derecho de nadie a los frutos de nuestro trabajo. No deseamos que nadie viva para nosotros ni que nosotros vivamos para alguien. Cooperamos sólo cuando nos parezca deseable, cuando cada acción nos permita alcanzar nuestros fines. Repudiamos todos los esquemas basados el uso de la fuerza para que unos hagan lo que otros desean, puesto que son inmorales al convertir al ser humano en un esclavo que debe trabajar para que otros disfruten a costa suya.

Eso, señor Denton, es lo que usted no ha entendido. No sólo ignora las grandes diferencias entre liberales y objetivistas, sino también los postulados de la libertad que diferentes corrientes de pensamiento comparten. Lo invito a informarse más antes de emitir opiniones tan aventuradas y desafortunadas.

*
Alejandro Barrantes es miembro de la Asociación de Jóvenes para el Desarrollo (ASOJOD) y de la Junta Directiva de ANFE.

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