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11-03 Por qué la gente no cree en los impuestos

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Este artículo fue publicado en el Boletín de ANFE de Abril del 2011

11-03 POR QUÉ LA GENTE NO CREE EN LOS IMPUESTOS

Por Federico Malavassi Calvo*

Es muy obvio, la gente no está satisfecha con lo que hace el gobierno. En especial quienes pagan.


Hace tiempo que en este país se abusa del clientelismo (electoral). Con el cuento de que los ricos paguen, con el mito de que se fomenta un sistema justo, con la mentira de que se busca el bien común, con el engaño de que se trabajo por quienes menos tienen, con el fraude de mejorar los servicios para todos, con el espejismo de mejorar la educación, con el ilusionismo de que el gobierno hace mucho con todos esos cuentos se azuza a unos contra otros, se presiona a quienes sienten que no les alcanza lo que ganan, se amenaza a los que se oponen a la angurria gubernamental.

La verdad es muy distinta al cuento: un gobierno inútil, que chantajea a los estudiantes desertores para que no abandonen el colegio (imaginen lo que está pasando), que construyendo masivamente no logra bajar los precios de las casas, que no pone orden en los servicios médicos, que es incapaz de frenar la violencia y el robo, cuyos funcionarios expresan que una carretera mala es mejor que nada, que en lugar de hacer ingeniería de tránsito acude a la restricción vehicular, que no previno adecuadamente el conflicto en la frontera con Nicaragua, cuyo Ministro de Seguridad prefiere andar indagando por las causas de exministros que resolver los problemas de su cartera, que provoca el excesivo gasto que pretende resolver con un ingrato paquete tributario.

¡Claro que la gente no cree en darle un cinco más al gobierno! Tiene evidencia incontrastable de que no vale la pena.

Hay Estados con una alta carga tributaria (la de Costa Rica no es baja) que logran hacer grandes obras: puentes, carreteras, instituciones de enseñanza, sistemas judiciales, seguridad jurídica, fomento de la economía. En nuestro país en cambio, ya la gente lo sabe bien y no está comiendo cuento, pagamos carreteras de primera y las recibimos de pésima categoría, pagamos telecomunicaciones de alto costo y no recibimos adecuados servicios, en la gasolina pagamos caro y además un montón de tributos y no recibimos una adecuada contraprestación. ¿No era que el IMAS, por ejemplo, iba a terminar con la pobreza extrema en un plazo determinado? Ya lo perpetuamos, seguimos con la gran carga a la planilla y los resultados no son los ofrecidos. Y ¿las filas en la CCSS? ¿Los problemas para matricular a los chiquillos en las escuelas y colegios? ¿El fomento a la economía y las fuentes de trabajo? Más bien pareciera que el aparato público trabaja en contravía.

Todo el mundo siente que echarle un peso al gobierno es mandarlo al saco roto. Podríamos hacer un tratado del software y la administración pública: tributación, expediente electrónico de la CCSS y gobierno digital.

La expresión no se puede hacer es la que impera. El problema es que también se la dicen a quien requiere autorizaciones, licencias y permisos. Porque además, hay algunas dependencias públicas que se especializan en que los usuarios no puedan hacer nada.

Hay infinidad de ejemplos y situaciones que ilustran el tema.

*Federico Malavassi Calvo es ex Presidente de ANFE. Este comentario apareció originalmente en La Prensa Libre del martes 12 de abril del 2011.

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