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11-02 Escasa visión Universitaria

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Este artículo fue publicado en el Boletín de ANFE de Febrero del 2011

11-02 ESCASA VISION UNIVERSITARIA

Por Jorge Corrales Quesada


Este año lectivo la Universidad de Costa Rica rechazó más de 3.000 estudiantes, quienes no pudieron ingresar por falta de cupo. La principal razón para ese rechazo, de acuerdo con la rectora de la Universidad, doña Yamileth González, es la falta de aulas en la sede central en San Pedro de Montes de Oca. Ella aseveró lo siguiente: La falta de espacio físico es el mayor limitante para a ampliar la cobertura; a veces tenemos dinero para pagar a los docentes, pero no las aulas para asignarlas a los grupos. (La Nación, 15 de enero del 2011).

Desde hace muchos años me había dado cuenta de la mala utilización de las instalaciones físicas que había en esa universidad. En cierto momento daba clases de Economía en la Facultad de Dentistería (o como se le llame) y al ser las seis y media de la tarde en el edificio no se encontraba un alma. En realidad era toda una aventura salir del edificio si uno se tenía que quedar unos minutos con los alumnos, pues las puertas principales de acceso se cerraban y para salir había que caminar por algunos pasillos que daba horror: en todo momento pensaba que era un lugar en que apropiadamente Freddy Krüeger podía aparecerse. Con suerte aparecía un guarda nos guiaba a través del laberinto pues todo estaba ya a media luz.

El contraste con las universidades privadas era notorio. En estas tanto los fines de semana como durante las primeras horas de la noche la actividad estudiantil bulle. En las públicas casi que asustan. Como economista tan sólo digo que en las primeras suele tenderse a un uso eficiente del capital físico, en tanto que su subutilización es la regla en las universidades públicas (como lo había comprobado en la Universidad de Costa Rica). Tal ello se debe a que en la universidad privada es obligatorio lograr un rendimiento de la inversión, mientras que en las públicas no. En sencillo, se trata de sacarle el jugo a las aulas y edificaciones, en tanto que en la universidad pública como los administradores no son los dueños que deben recuperar la inversión, no parece importar mucho el que se desperdicie su utilización. Tal vez se debe a que no son responsables de proveer de su bolsillo el gasto en que se debe incurrir para prestar el servicio, pues simplemente su financiamiento proviene principalmente de los impuestos que pagan los ciudadanos; esto es, del presupuesto público, y una parte menor de las cuotas relativamente bajas que cobran a los estudiantes.

Por ello la señora rectora de la Universidad de Costa Rica es capaz de lamentarse de que el problema con la falta de admisión es la carencia de edificaciones y no parece importarle el que se usen menos de lo que podrían esperarse.

La genialidad de la gestión pública no llega hasta aquí: ya los gobernantes anuncian que propondrán un impuesto a las ventas del 15% en el pago por la educación en las universidades privadas. A ellas posiblemente acuden muchos hijos de familias que pagan los impuestos que a la vez son la fuente principal del financiamiento de las universidades estatales. En sencillo, hoy no sólo tienen que pagar por su educación en las universidades privadas, sino que también contribuyen a sufragar los gastos de la educación universitaria pública mediante los impuestos que deben pagar. De aprobarse la propuesta del gobierno, este doble pago va aumentarse pues se les ha ocurrido que además deben pagar el impuesto sobre las ventas.

Pero hay más: las universidades públicas se han convertido en una salvada ante la incapacidad de las universidades públicas de absorber la demanda de educación universitaria. La mejor prueba de ello es que son muchos los estudiantes que no pueden entrar por falta de cupo en las universidades públicas, por lo cual deben acudir a las privadas. Dada la genialidad de la propuesta de este gobierno de gravar con el impuesto de ventas a los costos de la universidad privada (que son ya relativamente mucho más altos que en las públicas) este impuesto provocará que surja una mayor demanda por educación en las universidades públicas ante el descenso en la capacidad de comprar la educación universitaria privada. Lo grave es que este traslado de la demanda de educación universitaria no podrá ser absorbido por las universidades estatales, lo cual significa que habrá estudiantes que ahora no podrán realizar estudios universitarios. Y albarda sobre aparejo, mayor el daño ante la incapacidad de absorber esta demanda exceso de la educación universitaria pública, pues como señala, insensible o desconocedora, doña Yamileth, la falta de capacidad instalada es el principal factor que impide ampliar la matrícula. ¿Qué espera para usar más intensivamente la capacidad actual instalada?

Presentado en el sitio de ASOJOD del martes 18 de enero del 2011.

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