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07-03 COLUMNA LIBRE: La Apertura del Monopolio del INS

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Este artículo fue publicado en el Boletín de ANFE de Marzo del 2007

07-03 COLUMNA LIBRE:
La Apertura del Monopolio del INS

He visto con interés y, ¿por qué no decirlo?, con sumo agrado, que los días del monopolio del INS parecen estar contados. Como todo monopolio resulta ser injusto, pues restringe la libertad elemental de que dispone todo ser humano: la de poder elegir; de poder escoger libremente lo que desea hacer con su dinero. Ese monopolio, que durante años ha limitado nuestra libertad, así quedará sujeto a que el costarricense le beneficie con su patrocinio o que escoja a otro proveedor de seguros. Resulta paradójico que, a estas alturas de la historia de la humanidad, Costa Rica sea de los pocos países del mundo que aún tiene un monopolio estatal de los seguros, en donde se ha convertido a muchos ciudadanos en simples delincuentes, pues han cometido el delito (como si no hubiera ya suficiente criminalidad) de comprar algún seguro a empresas ubicadas más allá de las fronteras nacionales.

Hubiera preferido un INS privatizado (y, antes de que alguien piense mal, no pido que se haga mediante actos corruptos), pero la alternativa presentada hace poco, de que un INS reformado sea objeto de competencia, se supone que beneficiará a los consumidores nacionales. Esta apertura al menos permitirá evaluar, con el paso de los años y bajo competencia efectiva, si los recursos escasos de que dispone el Estado se destinen a mantener una actividad aseguradora –supuestamente ahora bien provista por empresas privadas- en vez de dirigirlos a labores propias de un estado moderno, como podrían ser la seguridad, la educación y la salud de la gente.

En primer lugar, en una sección de su artículo 119 se lee así: “El Instituto (Nacional de Seguros) contará con la garantía y las más completa cooperación del Estado y de todas sus dependencias e instituciones”. Con ello viene a la mente si el Estado garantizará todas las pólizas (como sucede con los depósitos a la vista en el campo bancario), la totalidad de la actividad del INS o sus resultados económicos. Como está redactado el proyecto, simplemente se da un sesgo en contra de la competencia, pues esa garantía es sólo para el INS (no debería serlo para nadie) y excluye al resto de empresas privadas que prestarían el servicio. Si el proyecto era para que hubiera un INS compitiendo en igualdad de condiciones con otras empresas aseguradoras, pues desde el inicio se nos está mintiendo.

En segundo lugar, una forma de evitar que haya competidores es creando costos de entrada al mercado. Los requerimientos de capital tan elevados que se proponen en el proyecto de Ley de marras son fuertes indicadores de que, en realidad, no se desea que surja una verdadera competencia y, si acaso, que sean pocos los que den el servicio, lo cual incitará a la colusión en contra de los consumidores. Según su artículo 16, el capital requerido va de, más o menos, 8 millones de dólares a 40 millones, según sea la actividad aseguradora a que se dedique la empresa. A estos montos se le suma una suma indefinida llamada capital regulatorio requerido, que, según el artículo 17 del proyecto, “deberá reflejar el monto de capital necesario para cubrir todas las obligaciones de la entidad dentro de un horizonte de tiempo determinado…” en donde el “Consejo Nacional de Supervisión definirá reglamentariamente el requerimiento de capital regulatorio para las entidades aseguradoras y reaseguradoras. Definirá también los activos admisibles para su cobertura.”

En tercer término, para permitir que una empresa opere, si a lo anterior se le adicionan otros requisitos como, por ejemplo, de personal (tener un defensor del asegurado, un contralor normativo, entre otros) o bien que cumpla con obligaciones onerosas, como obtener y mantener una calificación de riesgo de una calificadora reconocida por la SUGEVAL, su instalación no se va a dar y, si se diera, probablemente con una cantidad muy limitada de firmas, dando así lugar a una falta de verdadera de competencia.

En cuarto lugar, según el Transitorio X del proyecto de Ley, al INS se le autoriza “para capitalizar las utilidades líquidas que por ley deba girar al Estado correspondientes a los cinco períodos anuales siguientes a la aprobación de esta Ley. Lo anterior a efectos de capitalizar el requerimiento de capital mínimo, de capital regulatorio, el contenido financiero de los activos del Cuerpo de Bomberos y en general para prepararse financieramente a cumplir con los requerimientos de esta Ley y afrontar las nuevas condiciones de mercado.” Esto es, al INS se le da un plazo de cinco años para cumplir con los requisitos de capital, mientras que a las empresas privadas que ingresen al mercado se les exige su inmediatez, pues de no disponer de ello no se le daría el permiso para operar. Obviamente se trata de una discriminación clara en contra de la competencia potencial, que enfrenta así mayores costos para entrar a operar.

En síntesis, nos lo diría Shakespeare: Ser o no ser. La propuesta no posee las condiciones para decir que es una apertura con competencia. No se cumple con el principio enunciado en la presentación del proyecto de Ley: “Hoy en día, la realidad es muy distinta a la de 1924, la globalización y la política en materia comercial del país generan necesidades de aseguramiento compatibles más bien con un mercado en competencia, mercado en el que el INS con su poderío económico y técnico cumpliría sin duda un rol predominante.” Más bien, se intenta mantener un INS con poca y debilitada competencia. Una vez más no se tiene presente, en su verdadera dimensión, el valor y el interés del consumidor, sino tan sólo con cumplir con las apariencias. Este proyecto debe reformarse en la Asamblea Legislativa, de manera que en realidad surja la competencia y no sea un simple atavismo o una acción que sencillamente se toma para cumplir con algún requisito contractual internacional. Los consumidores merecemos lo mejor y no una falsa solución de libertad frente al monopolio.

Carlos Federico Smith
Queda usted debidamente autorizado para reproducir esta columna en el medio de su predilección.

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