Mostrar Feed RSS

Boletín ANFE

10-08 Columna libre: Comentarios primeros en torno al panorama fiscal

Calificar esta Entrada
Este artículo fue publicado en el Boletín de ANFE de Agosto del 2010


10-08 COLUMNA LIBRE
:COMENTARIOS PRIMEROS EN TORNO AL PANORAMA FISCAL

Por Carlos Federico Smith

Es posible que este comentario sea tan sólo el primero de varios que tratarán acerca de la política impositiva que el actual gobierno pretende imponer. El tema apenas empieza a deshojarse en la palestra económico-política y es posible que requiera de una amplia discusión que tome varios meses. Es por ello que en esta oportunidad sólo formularé algunas pinceladas en torno al panorama fiscal de nuestro país, que las autoridades gubernamentales consideran como la base para proponer un aumento sustancial en los impuestos: como dice la ciudadanía, de un nuevo paquetazo.

Es pertinente señalar que en la campaña política recién pasada, la candidata ganadora y hoy Presidenta de la República, doña Laura Chinchilla, siempre fue bastante esquiva en cuanto a que, de llegar a tal posición, enviaría un nuevo paquete tributario a la Asamblea Legislativa y sólo dio visos de que presentaría un nuevo impuesto a los llamados casinos, que al momento no tienen gravamen alguno sobre sus actividades, a diferencia de como suele suceder en muchos países en donde operan legalmente. Es más, doña Laura enfatizó que el Movimiento Libertario se oponía a dicho gravamen, pero más bien parece que estaban de acuerdo con que, si se guardaran proporciones similares a las aplicadas en Panamá, no se opondrían radicalmente a dicha propuesta (al menos algo así expresó su candidato de entonces en una oportunidad). Por su parte, en apariencia los casinos aceptaban un gravamen similar, pues ello les daría cierto grado de “legalidad” de la cual carecen a la fecha y lo cual les imposibilita, por ejemplo, para abrir cuentas corrientes en los bancos comerciales.

Es decir, parece que siempre ha habido un “buen ambiente” para que los casinos sean objeto de un nuevo impuesto. Más discutible en cuanto a su viabilidad política es si tal gravamen se aplicaría también a los llamados casinos virtuales (conocidos como “sportbooks”) que operan en nuestro país por medio de la Internet y que, como es conocido, son ampliamente rechazados por las autoridades tributarias de los Estados Unidos, quienes consideran que deberían de ser objeto de regulación y gravámenes en ese país y, posiblemente, no en Costa Rica. Este último no parece ser un tema tan resuelto en cuanto a una posible aprobación legislativa, pues, si bien el gobierno de Costa Rica podría obtener algo de gravámenes, el control del flujo de fondos en dichas empresas es difícil, además de que posiblemente tal medida irritaría al IRS (Internal Revenue Service) de los Estados Unidos, que vería reducirse la base tributaria que siempre ha aspirado a gravar para sí.

He empezado por referirme a este gravamen, porque es el más difundido como posible parte de un paquete tributario que aún se desconoce, pero hay otros componentes que tienen más elementos que deberán ser objeto de una discusión más amplia. Pero antes que todo debo empezar por analizar cuál es el problema con los ingresos tributarios de nuestro país, de forma que sea fácilmente comprendida por el lector.

Si vamos un par de años atrás, en Costa Rica nos encontrábamos relativamente satisfechos con el comportamiento tributario. Es cierto que había algunos grupos y personas que continuaban impulsando un aumento en la carga tributaria -de aproximadamente un 13.5% del PIB- en dos puntos porcentuales adicionales. Sus propuestas, entre otras, eran las de aumentar las tasas marginales más elevadas del impuesto sobre la renta de empresas y personas, ampliar la base del impuesto a las ventas, que se transformaría en un impuesto al valor agregado, aplicando además este gravamen a una serie de servicios hoy exentos (principalmente brindados por profesionales), la eliminación del impuesto de renta actual a ciertos ingresos. tales como los intereses de certificados bancarios, pero que se incorporarían como parte de los ingresos sobre los cuales se aplica el impuesto sobre la renta -creo que lo llaman universalización de la renta-, así como incorporar como renta imponible en el país a los ingresos de los costarricenses obtenidos en el extranjero y que no pagan impuestos en los países de origen -creo que a esto le llaman “renta mundial”- y, finalmente, un impuesto de $200 a las sociedades anónimas. Afortunadamente, en su momento, la Asamblea Legislativa no aprobó esta cascada de impuestos.

La presión de grupos por una aprobación de esos nuevos gravámenes fue disminuyendo conforme la economía costarricense mostraba un crecimiento económico favorable, pues el déficit programado, en vez de aumentar, como era el temor de algunos, más bien disminuyó notoriamente en el penúltimo año de la administración Arias. La buena economía nacional fue la mejor medicina contra el paquete tributario que se proponía, sin dejar de lado que las autoridades del Ministerio de Hacienda tomaron algunas medidas apropiadas de tipo administrativo para evitar la evasión. Esto último también impulsó los ingresos tributarios, a pesar del relativo fracaso en cuanto a su recaudación de un impuesto nuevo que se llamó “sobre las viviendas de lujo”, el cual presentó serios problemas de viabilidad para lograr los recursos que inicialmente te estimaron. Fueron algunas medidas para ”evitar la evasión”, que adicionadas al enorme crecimiento tributario ocasionado por el crecimiento económico de esos años lo que produjo recursos suficientes para que, por mucho tiempo, casi no se volviera a hablar de nuevos y mayores impuestos para evitar el “enorme” déficit que se preveía.

En eso nos alcanzó la recesión y la economía dejó de crecer a las tasas relativamente altas a que venía haciéndolo. La recesión tuvo dos efectos importantes sobre las finanzas gubernamentales: por una parte, los ingresos tributarios crecieron a tasas mucho menores a las previas y, por otra parte, con desempolvado espíritu Keynesiano, el gobierno propuso un plan llamado Escudo, mediante el cual, como medida presuntamente anti-recesiva, se aumentó fuertemente la inversión pública, pero notoriamente el empleo en el sector público (se argumentó que era para compensar la caída del empleo en el sector privado). Estos dos elementos ocasionaron que, lo que se consideraba como un déficit “manejable” de aproximadamente un 3.5% del PIB, en estos momentos ya se estime que se elevará hasta un 5% del PIB, e incluso puede que supere esta última cifra.

En apoyo a estas cifras, indico las que expresamente expuso la Presidenta Chinchilla: “Yo creí que el déficit iba a ser para este año del 3% y quizá 4% para el próximo, pero ya hablamos de que cerraremos este año en 5% y el próximo, si no hacemos nada, podríamos estar cerrando en un 6%.” (Laura Chinchilla, Chinchilla y diputado Zúñiga dfieren sobre el déficit fiscal,” en La Nación, p 8). Obviamente es un comercial a favor de más impuestos y nunca señala reducciones en el gasto público, en un gobierno en el cual más bien lo que se observa es un crecimiento de nuevos proyectos de gasto estatal: ¿logrará romper ese 6%? A como van las cosas, si logran más recursos de los costarricenses, dados sus propósitos de gasto, lo único que nos señala es que necesitan fondos para gastar más. Por ende, el déficit nunca se va a reducir y más bien los nuevos recursos podrían impulsarlos a seguir gastando más y más… pero, luego, se trataría de proponer otro nuevo paquete tributario. y así sin fin.

Fue en medio de ese aumento en el gasto público y de la caída en la recaudación de impuestos, cuando la candidata Chinchilla indicó que no aumentaría los impuestos, dada la difícil situación en que se encontraba la economía, principalmente por el efecto negativo que más gravámenes tendrían sobre el sector productivo. Me parece que esta fue una muy buena razón, pero ahora observemos cómo es que ya intenta dejar de lado tan inteligente propuesta. (El cínico en muchos de nosotros señalaría que hubo muchos despistados que no se dieron cuenta de que se trataba de un oportunista juego electoral).

La actual situación económica del país no parece mostrar un repunte tal como para que se considere que se ha recuperado de la recesión sufrida en los años 2009-2010. El mayor crecimiento comparativo reciente es inducido por la mejora relativa de la economía estadounidense, que ha permitido que el sector exportador doméstico ubicado en zonas francas haya tenido una ligera pero importante mejoría. El resto de la economía nacional no parece estar creciendo a tasas que se podrían considerar siquiera como satisfactorias y menos aún como evidencia de una reversión importante de la tendencia de los últimos dos años.

Por ejemplo, es claro el retroceso que aún experimenta el sector de construcción y el sector exportador nacional no ubicado en zonas francas tampoco se ha recuperado significativamente, en parte por la vigencia de una política cambiaria poco estimulante, hecho al cual espero tener la oportunidad de referirme en un comentario futuro. La actividad del turismo, si bien ha salido de la marisma en que se encontraba, tampoco muestra una recuperación importante, pues tanto el turismo nacional como el extranjero han crecido lentamente e incluso recientemente te ha anunciado el cierre posible de diversas instalaciones hoteleras. La industria dedicada a la producción para el mercado interno (y el regional) muestra índices de una ligera recuperación, pero nada que pueda semejarse a haber “salido de la crisis”. Nuestra economía, si bien ya da muestras de haber frenado el declive sufrido en los dos años anteriores, no se ha recuperado y menos aún salido de la mala situación comparativa de los años previos. La mesura con que doña Laura indicó que no pondría más impuestos ante el pobre crecimiento de nuestra economía en el 2009-2010, sigue siendo tan pertinente ahora como antes. No hay un crecimiento dinámico en nuestro país que nos permita apechugar con nuevas cargas tributarias sin que ello afecte la recuperación. Poner nuevos impuestos pone en peligro cualquier viso de recuperación económica del país.

Si alguien considera que esta apreciación general que de la economía hace este economista, es producto tan sólo de su imaginación y de un deseo de que las cosas no vayan bien, me permito transcribir lo que dijo muy recientemente el Dr. Rodrigo Bolaños, Presidente Ejecutivo del Banco Central: “ La economía no se está recuperando tan rápido como para que por el lado de los ingresos (tributarios) haya más entradas y, por otro, el ajuste que hizo el Gobierno para tratar de usar la política fiscal en la crisis fue aumentar el gasto y aumentó un gasto que no es reducible fácilmente.” (Rodrigo Bolaños, “Banco Central espera baja paulatina en tasas de interés,“ La Nación, jueves 26 de agosto del 2010, p. 20A. El paréntesis es mío). A confesión de parte… relevo de pruebas.

En un comentario próximo me referiré con mayor detalle a uno de los gravámenes que ciertos círculos han impulsado, principalmente para allegarse recursos presuntamente indispensables para enfrentar el serio problema con la seguridad en el país. Me refiero a la propuesta de poner un impuesto de $200 (y ya algunos han propuesto que sea de $300) anuales a las sociedades anónimas.

Enviar "10-08 Columna libre: Comentarios primeros en torno al panorama fiscal" a Digg Enviar "10-08 Columna libre: Comentarios primeros en torno al panorama fiscal" a del.icio.us Enviar "10-08 Columna libre: Comentarios primeros en torno al panorama fiscal" a StumbleUpon Enviar "10-08 Columna libre: Comentarios primeros en torno al panorama fiscal" a Google

Categorías
Sin Categoría

Comentarios