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07-02 Columna: ¿Pobreciticos?

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Este artículo fue publicado en el Boletín de ANFE de Febrero del 2007

07-02 Columna:
¿Pobreciticos?

La política de proteger al “pobrecito” termina en perjuicios para quienes se intenta defender

Cecilia Valverde Barrenechea
cecival6@yahoo.es

Creo fundamental preguntar al diputado y abogado José Manuel Echandi algo muy importante en referencia directa a su reciente artículo:

Si usted fuera alumno en un colegio de un lugar más o menos remoto, lo que supone que también es un niño pobre, aunque no necesariamente, ¿le parecería buena noticia saber que va a ser tratado como niño especial en grado de inferioridad ya que no está en condiciones de rendir los exámenes de bachillerato tales como son?


Ningún halago. Piénselo en serio porque parece probable que eso no le sería halagüeño. Supongo difícil que pueda halagarle ser considerado ser inferior, no importa que quienes determinaron ese trato “especial” sientan mucha lástima de usted y de sus compañeros, y por eso decidan considerarlos “pobrecitos”, según la teoría que aplican a todas las personas que, a su juicio, tengan una situación de inferioridad.


En realidad, la verdadera justicia con los jóvenes que aspiran a ser bachilleres equivale a un trato igual para todos –algo similar a la igualdad ante la ley–.


En ese caso se trata de la igualdad ante unos exámenes que fueron elaborados para aplicar a todos porque los programas y las obligaciones también son iguales para todos; pero fundamentalmente porque cualquier desigualdad que se aplique, y peor si es con miras a considerar inferioridades, puede considerarse similar a una desigualdad ante la ley.


Piense también que, si esa situación se aplica con colegiales, luego habría que aplicarla a los estudios universitarios si se quiere un mínimo de lógica. Entonces piense en lo que sigue después de la aplicación del pobrecito a los pobrecitos.


En la universidad, ¿qué? Si usted, a quien le aplicaron la teoría de la inferioridad, desea estudiar Derecho, Medicina o Ingeniería, estaría luego en situación de peor inferioridad porque tal vez el “bachillerato de pobrecito” no es precisamente la preparación que se re-quiere para el estudio universitario. Entonces, ¿qué? ¿Va a solicitar a la universidad que también lo declare “pobrecito”? Lo más probable, por lo menos hoy, es que le nieguen esa condición. Si sucediera que ya la teoría del pobrecito ha llegado al nivel universitario, entonces podrá seguir adelante e inclusive graduarse; pero una graduación de pobrecito no le permitirá ejercer la profesión minidevaluada porque los clientes sí que no se afiliarán a la “pobrecitez”.


Tal vez los del tribunal de pobrecitos lo que piensen es que usted y sus compañeros de lugar remoto no piensan salir de ahí, porque los de ahí –deciden ellos– es que se queden ahí. El campesino a su campo. Y resulta que usted, ya para entonces, quería ser abogado y diputado...


Creo muy conveniente que siempre, ante la tentación de aplicar diferencias por decreto, pensemos en ponernos en lugar de aquellos a quienes queremos diferenciarles las oportunidades.

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Actualizado 11/07/2011 a las 12:59 por Boletín ANFE

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