Mostrar Feed RSS

Boletín ANFE

10-01 El motor de plasma

Calificar esta Entrada
Este artículo fue publicado en el Boletín de ANFE de Enero del 2010

10-01 EL MOTOR DE PLASMA

Por Rodrigo Cedeño Gómez*


Hace 30 años aproximadamente, un ingeniero aeroespacial costarricense que hizo sus estudios y parte de su carrera en los Estados Unidos, tuvo la brillante idea de emplear un nuevo combustible para propulsión de naves espaciales.

Como siempre guardó un afecto por su país natal, vino a hacer las gestiones para poder desarrollar su proyecto aquí. Estaba muy entusiasmado y le contó a alguna persona con la que conversó en Costa Rica, que el combustible que él quería estudiar era el plasma y que deseaba montar sus instalaciones de investigación en La Ribera de Belén. Esto trascendió al público y casi en forma inmediata, la comunidad se organizó y en una semana hicieron manifestaciones y bloqueos en las calles porque se les dijo que el plasma con el que se trabajaría, era cancerígeno para los niños.

El científico visitó al Ministro de Ciencia y Tecnología, quien consideró, dada la trascendencia del proyecto, hacerlo del conocimiento del Consejo de Gobierno de la época. En este foro se decidió, debido a las implicaciones que podría tener, que su aprobación debía contar con el aval de la Asamblea Legislativa.

Después de presentar un sinfín de documentos y haber pasado mucho tiempo, el científico al fin logró que le fuera aceptado en Comisión para su estudio. Se le hizo la observación eso sí, que debía, como requisito, obtener un financiamiento por medio de la banca estatal. Iniciado este nuevo trámite, se le indicó que debía suscribir un respaldo hipotecario multimillonario para el préstamo.

Como esto le pareció ilógico, optó por obtener financiamiento por otro medio, a nivel internacional.
En una ocasión le abrieron el vehículo y le robaron una maleta con los planos del motor.

En vista de la seriedad con que el proyecto fue presentado y debido al camino formal que iba tomando, el científico hizo un proceso de selección de diez estudiantes de secundaria que estuvieran cerca de obtener su título de bachiller, con el fin de convertirlos en ingenieros del proyecto, con todos los gastos costeados, en un plazo de 5 a 6 años. Poco tiempo después, para su sorpresa, se enteró de que 8 de los muchachos, habían desertado de su colegio y no se graduaron de bachilleres.

Cuando el proyecto del motor de plasma llegó a comisión en la Asamblea, un diputado fue enterado del caso. Tomó el asunto muy a la ligera y en una sesión plenaria, aprovechando el tiempo que le correspondía, con gran vehemencia y muy alarmado dijo que se había enterado del proyecto que estaba entrando a comisión; que era una injerencia del capitalismo salvaje en la institucionalidad del país, que pondría en grave riesgo la paz y la libertad de Costa Rica y que además, aquello era muy sospechoso, porque el nombre del motor le sonaba como a soviético. Este proyecto, afirmó, “pasará sobre mi cadáver”. No fue necesario esperar tal acontecimiento, pues al citado congresista se le venció el período para el cual fue electo y al proyecto del motor de plasma le fue pasando y pasando el tiempo sin concretarse, administración tras administración.

Finalmente, hace unos años, la comisión legislativa se dedicó a estudiar el proyecto y lo dio a conocer a la prensa. Un grupo ecologista, al enterarse del hecho, planteó un recurso ante la Sala Constitucional, poniendo como argumento que el plasma penetraría las capas de la tierra contaminando los mantos acuíferos y se difundiría en el aire con consecuencias catastróficas. La sala acogió el recurso, el cual a la fecha, está pendiente de resolución. La comisión respectiva del Congreso echó entonces marcha atrás en el estudio del proyecto en comisión, hasta tanto la sala no dictamine; esta última aduce que mientras la Asamblea Legislativa no nombre el nuevo magistrado que les está faltando, el asunto seguirá estancado, en una lista de espera.
Este relato es por supuesto ficticio, pero podría haber sido real si el verdadero proyecto del motor de plasma (VASIMIR) del Dr.

Franklin Chang Díaz, hubiera tenido que seguir todo el calvario de los canales habituales de la administración pública.
El 25 de octubre de este año, el periódico La Nación nos trae un reportaje, como una brisa fresca, de los extraordinarios avances de este sueño más, convertido en realidad por don Franklin, no por casualidad, sino por todo el talento, la inteligencia, el esfuerzo, el empeño, la disciplina y el amor por la patria, que está acostumbrado a imprimirle a todas sus empresas y que lo han caracterizado siempre. Esto no es, lamentablemente, el común de lo que estamos acostumbrados a observar en Costa Rica.
*Don Rodrigo es médico de profesión. El artículo fue originalmente publicado en La Nación del 10 de diciembre del 2009.

Enviar "10-01 El motor de plasma" a Digg Enviar "10-01 El motor de plasma" a del.icio.us Enviar "10-01 El motor de plasma" a StumbleUpon Enviar "10-01 El motor de plasma" a Google

Actualizado 22/07/2011 a las 18:23 por Boletín ANFE

Etiquetas: rodrigo cedeño g Agregar / Editar Etiquetas
Categorías
Sin Categoría

Comentarios