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Boletín ANFE

09-03 La sociedad emergente

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Este artículo fue publicado en el Boletín de ANFE de Marzo del 2009

09-03 LA SOCIEDAD EMERGENTE


Andrés Pozuelo Arce


A pesar de la aparente tendencia al desorden que existe en la naturaleza , en el universoo los sistemas socioeconómicos (como los pares de medias en una gaveta), reinan un sorprendente orden en los sistemas complejos que observamos, siempre y cuando los observemos a distancia y sin intervenir en ellos. Las estrellas se agrupan en galaxias; las hormigas trabajan en conjunto en sus colonias; las especies interactúan formando ecosistemas; las neuronas coordinan, como luciérnagas en un arbusto, para producir el pensamiento; y los entes económicos intercambian bienes y servicios formando una infinita red de intercambio, o lo que conocemos con el nombre de economía. Vivimos en sociedades, dondedadas las condiciones necesarias emergen comportamientos sociales impredecibles pero increíblemente armoniosos. El orden emerge del desorden a nuestro alrededor, y solo nuestra intervención artificial como observadores y actores nos hace percibirlo bajo la forma de caos.

La sincronización es una característica persistente en el mundo de la materia y lo vivo. Hormigas individuales reaccionan a la manera de robots a las señales químicas de sus vecinos durante sus cortas vidas, mientras la coloniacomo un todo vive, madura y muere, semejante a un organismo autopoético que trasciende cualquier individuo. Las células individuales y especializadas de nuestro cuerpo se comunican entre sí químicamente y se autodestruyen para que otras nazcan, pero la entidad que es el “ser” no deja de existir hasta que muere como un todo, dejando espacio para que otros seres vivan. Asimismo, en el sistema socioeconómico, diferentes entes económicos actúan en busca de su propio bienestar, interaccionando con los demás consumidores, de lo que emerge un proceso económico sincronizado. Inclusive la conciencia pareciera ser emergente de un aparente caos de neuronas que se comunican y retroalimentan a velocidades impresionantes, trabajando en coro a la hora de formar nuestra memoria y pensamiento.

A partir de este nuevo paradigma emergente, el reduccionismo clásico (entender al mundo, tratando de entender sus componentes) queda atrás, en el olvido. La autoorganización pareciera ser inevitable en medio de las interacciones de los vecinos inmediatos (partículas, células, seres vivos) y no debido a la intervención artificial de actores a distancia y sin la información apropiada. Los sistemas complejos son, por naturaleza, libres de tomar más de un camino predeterminado hacia el futuro, de tal forma que se desvían de la acción mecánica y predecible. Todas las organizaciones, comunidades, sectores económicos, economías regionales y otros entes globales resultan, en esencia, complejos.

Si esto es cierto, entonces lo que los economistas estatistas y políticos contemporáneos hacen y deshacen, con el propósito de manipular los procesos económicos y sociales, solo estaría aumentado la entropía de los sistemas e impidiendo la autoorganización emergente y sincronizada, necesaria para el bienestar del ser humano. Gracias a esta hipótesis, podríamos concluir –en consecuencia– que la sociedad sincronizada emergente reclama un máximo de libertad y cercanía entre los individuos y, a la vez, una ausencia total de intervención de agentes políticos a distancia y ajenos a la comunidad.

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