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09-03 Los pingüinos están a salvo

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Este artículo fue publicado en el Boletín de ANFE de Marzo del 2009

09-03 LOS PINGÜINOS ESTÁN A SALVO

Andrés Pozuelo Arce
En la actualidad, ya casi todos hemos oído hablar del calentamiento global y de lo malos que somos los humanos al contribuir con nuestras emisiones de CO2, metano y otros horripilantes gases invisiblesculpables, según los políticos y científicos alarmistas del inicio de una catástrofe sin precedentes, lo que podría significar una nueva gran extinción que incluya a nuestra especie. El tema ya pasó a formar parte de los tópicos de relleno de los medios de comunicación, a la par de otros temas trillados como la obesidad mórbida, la crisis alimentaria y, más recientemente, el fin del capitalismo salvaje. Una noticia de un importante periódico nacional dice: “14.000 KM2 de hielo se desprenden de la Antártida y esto podría subir el nivel de mar”. En dicho reportaje, la audaz reportera se refiere a un gigantesco icebergque se desprendió en la Antártida. Sin importarle, claro está, el hecho de que el desprendimiento de un iceberg, y aún su derretimiento, no tienen porqué aumentar el nivel medio del océano, dado que éste ya se encuentra en el agua.



En imágenes elaboradas por el NSIDC (National Snow, Ice Data Center), a partir de datos obtenidos por los satélites de la NASA que se pueden ver en su Página Interactiva, se pueden leer las fechas para comparar la extensión de los hielos marinos. En los mapas satelitales,vemos la extensión del hielo en abril de 2008, donde se nota con claridad que es bastante mayor que el promedio histórico.



Cuando el hielo marino se extiende cubriendo al océano, se romperá siempre en los extremos más alejados de la tierra. Esto es conocido por los glaciólogos cómo calving o quiebre natural del hielo, algo completamente natural y que obedece a causas puramente mecánicas: el hielo que avanza desde la costa empuja al resto, mar adentro; se forma un balcón de hielo que flota sobre el mar y llega un momento en que el peso es demasiado grande para la resistencia del hielo. Entonces, se quiebra y los trozos caen al mar o se convierten en enormes témpanos que navegarán a la deriva durante meses o años, como el reciente desprendimiento de la Bahía de Wilkinson. El calor derrite al hielo; no lo quiebra.



Resulta obvio que no hay una pérdida general de hielo en la Antártica, sino una muy localizada. La pérdida de hielo que se observa en el suroeste de la Península Antártica se debe a una modificación en los patrones de vientos que ahora soplan desde el más cálido cuadrante noroeste. En todo el resto del continente blanco, se ha producido un gran aumento de la masa de hielo y un constante descenso de la temperatura durante los últimos 25 a 30 años.



El témpano de hielo más grande jamás visto fue el 12 de noviembre de 1956, avistado por el barco norteamericano USS Glacier. Medía 332 kilómetros de largo por 90 de ancho, el tamaño de Bélgica. Sucedió mucho antes de que las emisiones de CO2 humanas lo pudieran haber causado. Los pingüinos están más seguros ahora que nunca, a pesar de todo lo que los periodistas nos están malinformando.

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